The New York Thimes
“Jaurias de perros apocalípticos políticos destruyen la democracia en España”
Cuando vi como todo se destruía jamás pensé que esto pudiera pasar, lo cual no significa que cuando pasó no lo comprendiera. Pero lo consiguieron. Perros apocalípticos que eran llamados políticos.
Mi cuerpo y mi mente brincaban abriendo exageradamente los ojos cuando leía acciones y comentarios propios de la jauría y sabía que esto debía de explotar.
El pueblo culto fue cogiendo conocimiento de las grandes estafas, de la endogamia que apresa el futuro y la corrupción endémica que ya formaban todos los estados estatales….los sindicatos ya no eran más que instrumentos de los gobernantes. La voluntad del pueblo había sido convertida en la nada. Los actos maquiavélicos y cicerónicos eran cotidianos. Su habilidad consiguió durante un tiempo que no fuéramos conscientes de ello.
Pero el petardo exploto. Algunos empezamos a notar escozores y roces anales de tanto que nos habían dado por éste. Y la revolución comenzó. Pacífica, pero absolutamente revolucionaria. Con traje de vestir, con chanclas y con barba empezamos a abandonar la democracia.
Era imposible cualquier cambio, pues los caminos para hacerlo estaban totalmente ocupados por estos perros.
Las salidas impensables hace años, las entendimos como las únicas llevables ante la avaricia y egoísmo propio del ser humano. Homo hominis lupus est…..cuanto razón tuviste, Bacon y que engañado vivió Rousseau pensando en nuestra bondad natural. La corrupción es parte de nuestra esencia y dar el poder, significa abuso, diferencia, prepotencia, ideología pastelosa, mentiras, objetivos con mentiras formativas, formalidades absolutamente inútiles pero aceptadas y vistas estas enormes barbaridades como normalidades.
La jauría de políticos, pervertidos e interesados nos dominan.
Yéndome de la democracia estoy...me vendieron una bella manzana con unos huesos que te destrozan los dientes…..el pueblo somos tontos y les votamos bajo sus engaños, pero somos más tontos aun cuando les dejamos el pastel preparadito llamado democracia para que ya solo tengan que cortárselo, repartírselo y comérselo.
Trasimarco del corral.
