domingo, 27 de octubre de 2013

LA FALTA DE MORAL

                  La moral la entiendo como unos principios básicos de funcionamiento, de actuación normal y correcta entre las personas y los miembros de una comunidad, sea cual fuere su volumen. Es decir, unos elementos primeros sobre los cuales construyamos un vinculo de unión.
                 Desde fuera, tratando de actuar sin ninguna relación ni actuación ideológica o religiosa y solo desde el banquillo y viendo el partido, alego, sin coacción, que en la sociedad actual no hay ninguna moral, ética o normas de comportamiento. Estas huelgan con su ausencia.
Tenemos la malísima costumbre de asociar el marco legal, el espacio jurídico como la norma moral formativa y que acompaña a lo social. Grueso, grandísimo error.
                Las leyes son solo los elementos constituyentes que nos permiten ocupar el mismo espacio o vivir cerca, nomás. Pero, nada, en absoluto, y nada en absoluto construyen una sociedad con principios y fines compartidos.
                Las mentiras son el pan de cada día y lo peor y además nos estamos aconstumbrados a ellas y aumentando, también hacia ellas, nuestra tolerancia.
               Hay productos que anuncian sin ninguna vergüenza, pues no viene al caso, productos como gratis que no lo son pero todos lo admitimos, perforando nuestro subconsciente no realmente engañando al consciente. Y ahí están, a su antojo, su permisividad y mi esperpento.
                La corrupción política tal cual lo mismo.. La insólita hipocresía sostenida por algunos que niegan con toda naturalidad secretos a voces que todos conocemos y que ademas sabemos que el o ella también conoce. Es el cinismo, en este caso, hecho carne.
                La falta de algún tipo de moral, normas cívicas aceptadas, comportamiento social compartido no se buscan,y otros elementos necesarios para la construcción de una sociedad correcta y completa se sienten por su ausencia. No se dan, no existen, no se contemplan y para mi máximo dolor no se buscan.
                El pensamiento intelectual que salga del practicismo propio de la economía y se asiente en la unión social como tal, brilla por su ausencia. Es muy poco el movimiento intelectual, no ideológico ni dogmático que reflexione y que piense en como mejorar nuestra convivencia social a través de principios construidos de forma moral, es decir como medio y espíritu de actuación.

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