martes, 21 de junio de 2011

DUDA

Siéntome confuso. No perdido pues no busco, sólo paseo.
Calibrar, encuadrar y estructurar es una operación difícil y complicada y más en lo referente a explicar los avatares y vaivenes propios del mundo circundadote.
¿Cuándo lo sabrás?, me pregunto aquel, -cuando me contestes, le respondí yo.
Aturdido y anonadado me mantengo. Firme, pendulo en la ignorancia de vivir en el sinsentido. Si, todo tiene una causa, pero estas son situaciones que no debían de ser así y pierden toda entelequia explicativa.
Me acuno con frecuencia poniendo mi corazón suavemente el las manos del espíritu que quiero ver como totalidad.
A sabiendas del poco recorrido y camino al que me llevarán estas líneas, continuo.
Las sensaciones inteligibles caen en cascada con el simple hecho de alzar el mentón, observar y mirar el mundo circundante.
¿Me dieron mi capacidad de pensar para vivir en la duda?
¿Con que sentido mi evolución o Dios me concedió la virtud de interrogar sobre lo que me rodea?
¿Debo buscar el placer en la mentira del autoengaño?
¿Es constructivo y placentero la duda, el error, la incomprensión e ignorancia?
Si el fin de mis dudas estuviese en la comprensión de la verdad, mi camino hubiérase acabado. Es entonces ¿necesaria la in completitud en la información?.
Será pues la descolocación lo que alza y proyecta al género homo en su grandeza.
Será pues la enormidad de nuestro desconocimiento lo que nos hace creernos grandes. Pensamos que tales dudas vienen producto de alguien capaz e igual en volumen, de proponerlas.
La carga primera de la incomprensión y de conocimiento ya no me pesa. He calibrado correctamente su alcance y limitaciones.
No te midas por la que sabes sino júzgate por tus preguntas y valórate por la longitud de tus respuestas.
Acompasado por la música veo como la calle se torna tranquila igual que mi alma en la medida que escribe su consciente inconciencia.
No hay bálsamo mejor con el que acariciar y lavar tus pies tras el camino por el mundo que la autocomprensión en la propia automisericordia en base a nuestra amada y formadora ignorancia.
¿qué sería el todo comprendido?, la nada.
Es la falta de conocimientos lo que me impulsa a buscar y vivir.
Es quizás el único modo operante de sentido la búsqueda del significado.
Poesía de mi alma escribo, donde la rima y el ritmo está en el baile de mis dedos en el teclado.
¡OH!, Ulises, no me regreses a Atenas, quiero seguir viajando, buscando y sorprendiéndome del todo desde mi incomprensión anterior.
No quiero acabar pues me encuentro en mi gloria flotando en las dudas e incomprensiones asumidas y aceptadas. Me deleito ante esta situación comprendida.
Soy un espectador ante mi vida y me deleito ante ella, como si un cuarteto de cuerda fuese interpretado sólo y exclusivo para mi.

miércoles, 15 de junio de 2011

TIEMPO

Apenas se oye susurar cuando pasa lentamente a tu lado.
El movimiento es lento, pesado y transcurre girando siempre entorno así mismo.
El tiempo es caprichoso y siento que él elige la velocidad con la que se va.
Pasa volando entre paseos. Son mis piernas las que me llevan, pero es mi mente e imaginación con la que vuelo y corro en la libertad del pensamiento.
Como estallidos de luz en una noche cerrada, aparecen mundos diferentes cada vez que giro y con mis ojos veo a la persona.
Sus preguntas sobre los sentidos, sensaciones, emociones y razones del mundo que rodean, me arrastra, sin remedio, hacia la ignorancia.
Morir, que no quiero, vivir, que no puedo, me gritó, con los labios cerrados , el último transeúnte.
El tiempo no avisa ni advierte con que se va, se escapa rasurando con la verdad todos mis amores.
Los sueños son la cárcel que me libera, escapando del constante goteo de mi tiempo en el grifo de la vida.
Buscando la belleza me sumerjo en el mundo de la comprensión y ella, la belleza, huye y escapa entonces hasta la antípodas de este entender.
La poesía nació para hablar de la belleza de mi mujer y su rima me esquiva cuando el tiempo y su sinrazón se esconde entre las líneas.
Me voy, me digo a la par que me quedo.
No te quiero, te decía mientras te besaba a ritmo de caricias.
No avanzo le decía, en aquel momento en el que me deslizaba a velocidad de vértigo aprendiendo de lo que me rodea.