martes, 29 de noviembre de 2016

...de los conceptos abstractos...



Tenemos conceptos abstractos que carecen de cualquier definición conceptual por su falta de entidad acabada.
No pasa con todos los conceptos abstractos, pues, hay también los que podemos definir con medida y precisión.
En el primer tipo de conceptos abstractos indefinibles nos encontramos, y digamos, con el Amor o la amistad.
El Amor no tiene una existencia conceptual, sino, práctica y empírica. No habría ninguna manera de definirlo sin entrar en las repeticiones ontológicas y conceptuales. Se realiza constantes bucles sobre la propia definición. La única manera de conocerlo, sería la experiencia empírica.
Sí que hay ideas abstractas que si que tienen una conceptualización teórica que refleja la entidad del concepto, digamos, la Justicia. El desarrollo teórico-conceptual, nos lleva a su comprensión.
Aquel que no hubiese sido nunca amado, jamas, con la teoría, podrías enseñarle o que entendiera qué era el amor, pero y ahora bien, aun viviendo en el mundo de las diferencias e injusticia, la teoría de la justicia podría ser entendida y aplicada.
Los conceptos abstractos son un tema difícil.
Muchas personas importantes en la historia de la humanidad, se han expresado a través de metáforas o ejemplos, para producir el correcto entendimiento de la temática expuesta. Platón y sus diálogos, Nietzsche y sus relatos, Sartre y sus novelas, es un medio de trasmisión de información igual de válidos sino mejores e indispensables, en muchas ocasiones.
Jesús el Nazareno, enseño y trasmitió sus enseñanzas, siempre en metáforas o historias paralelas para su comprensión y aceptación. Hasta hoy, seguidas y aceptadas.
¡Cuan lejos de nuestra comprensión se aleja en demasiadas ocasiones la teoría!
Pensamos, en ocasiones, que la repetición teórica de una serie de vocablos, es producto de la comprensión. Pues no, no tiene porqué ser así, y más lejos todavía, suelen ser referidos y utilizados, estos conceptos vitales abstractos, sin la más mínima asunción, comprensión y asimilación de la entidad.
Además, no hay manera más humana de actuar, que moverse en esta ligereza definitoria.
Quizás esté más cerca de nuestra esencia la relación profunda, primera, mágica, sentimental con todos los elementos que nos rodean.
Es posible que sea más fácil llegar hasta nuestra esencia y definición, mediante ecos en los dibujos metafóricos o estas lineas trazadas mediante ejemplos.
El error consistiría en tratarnos como elementos sometidos a leyes calibrables y sujetas, a posteriori a una definición correcta, acabada y definida.
Hay conceptos abstractos que nunca podrán ser definidos en su totalidad, tal y como serían nuestra propia definición como personas.
¡Díganme que adjetivos utilizaríamos en la explicación de la definición que no estuvieran utilizados ya en ellas!
Y ¡con que mala cara me miraba mi antiguo profesor de Filosofía al escuchar mis palabras!, y más cuando le decía que pensaba, que ciertos temas, asuntos, campos, hay que sacarlos totalmente del mundo de la Filosofía entendida como tal, es decir, como el uso de la razón lógica en el encadenamiento de conceptos definitorios.
Hay ideas abstractas tratadas desde siempre por los Filósofos que quizás los tratase mejor, los hiciera más comprensible y les diera una razón de ser, el corazón de un poeta que el raciocinio de muchos de los grandes.
Esta reflexión podía estar justificada y puesta en practica por la misma evolución consecutiva de la Filosofía. De la Grecia Clásica, al Existencialismo, pasando por el Racionalismo, Empirismo y Vitalismo.
Dejó, en momentos, de hablar la razón como nuestro primer representante.


...de nuestra imbecilidad constitutiva, integrante y formativa...





Es la verdad que tengo dudas entre hacer una liviana, sutil o suave Filosofía o acusar directamente de las imbecilidades que cometemos, con ganas, acierto y constancia.
En el estudio Antropológico, quizás podíamos hablar de la perdida de visión puntual a estar constituidos, tanto Ontológicamente como Metodológicamente, de manera social, que nos hace obviar una serie de elementos por su pura naturaleza social y su admisión sin dudas ni reflexiones.
O podemos hablar de nuestra imbecilidad, cuando delante de nuestros morros, las excentricidades, imposibilidades, errores, chantajes, torpezas, sumisiones se mueven al ritmo jotero, que además, nos hace bailar allí.
El espíritu místico de nuestra esencia, la huida en el movimiento de la reflexión hacia un punto más trascendente y lejano, nos lleva, en muchas ocasiones a realizar un movimiento metafísico que nos aísla y puntualiza.
O, y volvemos, nos olvidamos de toda generalización abstracta y nos lanzamos, sin las gafas con todas nuestras dioptrías y sin flotador, pese a no saber nadar, al mar de la prisa y ritmo matutino y el ambiente, el mercado, las compras, los movimientos sociales, los mass media y otros elementos manipuladores nos dominan.
  • ¡Por favor!, estoy escribiendo Filosofía – le dijo antes de entrar y tras parar un segundo en la barra del café a Pedro.
  • Es decir, ¿Qué tú eres consciente desde el caldo de pollo en el cual, sumergido, me cuentas?
Me encontraba haciendo Filosofía, reflexionando, intentando saber conceptos y conocimientos sin, pero sin, absolutamente ninguna aplicación directa, cuando oí, en los anuncios de la radio como hablaban de unas galletas de una gran compañía mundial que versaba algo así….”y hechas con todo el amor del mundo…”..y se quedaban tan tranquilos.
  • ¡Si es que te gustan las gilipolleces ¡– dijo aquel tercer invitado que ojala nunca se hubiera acercado a la barra del bar.
  • No – me sosegué y le dije-, son mentiras que nos pululan sin ningún tipo de control. Es un pequeño ejemplo de la hipocresía y mentira asumida y permitida que la sociedad da a ciertos movimientos que juegan constantemente con la mentira y la falsedad.
Tenemos una serie de irregularidades aceptadas y admitidas como tales y nuestro duro y encastrado corazón ya no siente.
Y, aquel día, debatiendo sobre nuestra naturaleza social o nuestra fraternidad y piedad formadoras de una sociedad moderna, de los primeros principios universales, de los derechos primeros y universales, que si, bla, bla, bla…… y al salir, apenas miramos, de reojo y con mala gana, al pobretón, mal vestido y sucio que está pidiendo justo en la puerta donde se debatía y se conversaba sobre el alcance y dimensión de la esencia y dignidad humana.
Vivimos acostumbrados a la miseria y suciedad y la obviamos cruelmente.
Estúpidos y giipollas, aquellos de nosotros que aun intentemos donar de justificación reflexiva o conceptual del montante social y humano que hemos construido.
Y haciendo Filosofía, continuaba, tras salir de aquel gran acto de hipocresía, me hablaba de la perdida de individualidad y de la capacidad de tomar elecciones juzgadoras propias. Vivimos enajenados en muestras propias mentiras. Alimentamos y le dimos biberones al Leon, hasta que sin piedad, comenzó a merendarse a sus propios creadores. Este rey de la sabana, dueño, señor y más poderoso, le pusimos Mercado y cuando nos clava sus garras nos arrastra y despedaza.
Nuestra imbecilidad es suprema y no somos conscientes de pequeños detalles que evocan todo el sometimiento a las maniobras envolventes del propio mercado. Dime si habéis visto alguna acción comunicativa e interesada propia de los elementos propios del mercado que no se encuentre rodeado de mentiras todas. A la hora de las relaciones para su creación, a la hora de la presentación del producto, a la hora de su necesidad creada y demás.
  • El imbécil lo serás tú, Andrés, yo sólo compro lo que quiero.
  • Barman, eres, si crees eso, dos veces tonto.
Me tuve que ir del bar, pues el doble tonto, tal como todos nosotros, comenzó a elevar la voz.
Que sí que hago Filosofía y habla de la enajenación propia producto de la inserción en el movimiento social o trascribo, más bien las ideas, dándole más realidad en su forma y concepción y afirmo nuestra imbecilidad y ceguera ante nuestra inconsciencia del león que por la yugular nos está merendando, con alevosía, premeditación, disfrute y quizás, pero sólo quizás, morbo por parte de alguno.

domingo, 27 de noviembre de 2016

EL CAFÉ. MI PEQUEÑO MERCADO.



-         Pero, amigo, ¡qué me cuentas!
-         Lo que oyes, no más – le dijo sonriéndole.
-         ¿Entonces vas a reducir tus compras a las tiendas que rodean tu casa y la elección de los productos va estar dirigida por esos principios? – le dijo Pedro a Andrés, acercándose hacia Él con el movimiento de apoyarse en la barra.
-         Sí, compraré los enchufes en la pequeña ferretería cuyo dueño es aquel que veo abrir su tienda, mientras yo salgo para ir al trabajo. No quiero irme, en coche, a un gran almacén a comprar estos mismos enchufes.
-         Sí, pero sabes que en estas grandes superficies vas a encontrar muchos más productos que en cualquier ferretería media que te puedas encontrar en cualquier ciudad – le dijo Pedro de manera, cercana, pero conclusiva
-         Sí, esos mismos productos que tanto quieren que compre y que yo trataré de vivir sin ellos.
Se miraron y sonrieron. Pedro pensaba que sabía de la claridad de ideas y fines de Andrés, pero sabía algo más que Él no sabia, que eran de  la utopía e imposibilidad de su puesta en funcionamientos. Andrés le sonreía y mirándole, se decía de la perdida de potencia intelectual por el miedo al cambio, aun siendo progresivo y ordenado.
-         Camarero, por favor – dijo Andrés- póngame un poliol – estaban en el café de siempre, al que iban, tal cual y como caracoles, todos y en algún momentos de esos, días.
-         Andrés – interpeló Pedro- y ahora háblame de aquello de los nuevos principios regidores de la compra – ahora sí que le sonrió con franqueza esperando la enumeración.
-         Vale. Uno – le sonrió también, se divertían- nunca comprar un alimento que esté fuera de temporada natural de consumo. Las naranjas en el suyo, las fresas en el otro y las manzanas en sus meses.
-         ¿Por qué?
-         Porqué no será fruta congelada con la disminución de la calidad, ni mantenida con el encarecimiento del precio.
Siguieron discutiendo un rato en este sentido de evitar la utilización de estabilizantes, principalmente el E-1425 y otro elementos aumentando el consumo de los elementos sin manufacturar.
-         No retiro nada del mercado, sólo elijo mi compra, la haré selectiva bajo mis nuevos principios.
 Andrés levantaba los manos, tratando de convencer a Pedro de la utilidad, salida y aplicación de sus ideas constructivas de las nuevas estructuras de funcionamiento del mercado.
-         Simplifica las relaciones, el radio de consumo, individualiza al máximo los mercados. Cambiemos la metódica de consumo, lo cual servirá como un método de cambio progresivo y no traumático de las –  paró de hablar, y se inclino algo hacia atrás pensando la palabra- ¿injusticias, irregularidades, disfunciones?, que producen en la relación social producto de las grandes centralizaciones mercantiles.
-         Entonces ¿me estás diciendo que pretendes tratar de vivir de las pequeñas tiendas circundantes de tu barrio, consumir principalmente los productos de las cercanías y en sus momentos propios?
-         Sí.
Volvieron a sonreír. Eran dos planteamientos existenciales muy lejanos, pero que les producía satisfacción debatir sus diferencias. Quizás fuese las ganas de hablar y discutir, el elemento que superando todas las diferencias, asume y domina la existencia de su amistad.
El sol entraba de refilón, ya muy bajito, por entre los cristales de la puerta del café. Era pronto, pero el invierno ya llego y la noche, andaba más rápido 

jueves, 24 de noviembre de 2016

...de la decisión personal...



-         Pero ¿tú tomas alguna decisión sin pensar en las reacciones varias de los demás, de los que te rodean, de tus vecinos, de los que te juzgan?
-         Sí – en su cara aumentaba progresivamente el gesto de sorpresa.
-         Entonces ¿quieres decirme que sólo piensas en ti, en tus formas maneras y objetivos y que no necesitas la aprobación de nadie para ellos, buscando la  más próxima cercanía entre tus actos , intenciones y tu persona?.
-         Sí, así es.
-         Y ¿tu satisfacción  no estriba en el beneplácito de los circundantes.
-         No.
Claro, a Toni le costaba entender esta postura. De una familia burguesa con potencial económico, habíase criado en unas muy buenas condiciones (ropa, comida, utensilios, colegio, ropa, juguetes y amor) e insertado en una nivel de actuación colectivo e impuesto ante las circunstancias. Era un magnifico joven, pero su vida no era más que un espectáculo cara a los demás. No tomaba ninguna decisión sin atender a las referencias externas. Los utensilios o cualquier tipo de elección siempre estaban vinculadas a las decisiones colectivas de su grupo de amigos o del movimiento “pijotero” de su colegio bilingüe.
Andrés le miraba con curiosidad y objetividad. Así sentía que lo hacia cuando el contertulio era incapaz de juzgarse o aspirar a motivos propios y fines en los cuales no buscase la aprobación exterior y generalizada.
-         Buscar la satisfacción intima y primera se está perdiendo - le dijo el otro día a Pedro en la barra del café.
Y siguieron hablando.
-         Alguna vez, Toni,¿ te has dado cuenta que tu individualidad es superior al  movimiento social y que en ella está la felicidad?
La incomprensión hacia esta palabras iba en aumento. La felicidad está clara, definida y marcada por las costumbres, maneras y objetivos ya establecidos e impuestos -  pensaba – y ¿en qué, en cual mundo se moverá Andrés?, ¿de qué me habla?.
-         Andrés, basta mirar a tu alrededor y ver allí donde la gente es feliz, sus costumbres, usos, complementos, acciones que realizan y hacen. El irte más allá es una imposibilidad de llegar al más aquí.
-         ¿La felicidad está en la sonrisa?, ¿quieres que te enseñe a sonreír de manera verdadera, autentica, fotogénica o con capacidad de convencer, en unas pocas sesiones?, ves a la escuela de las bellas artes y saldrás en pocos días expandiendo tu felicidad por todas las calles de la ciudad con tu bella y gran sonrisa. No, amigo, la felicidad y satisfacción,  no es la gran sonrisa bajo esas impresionantes gafas de diseño con un coche muy moderno en Retro estile. Toni, somos algo más que sonrisas.
-         Eso a lo que tú llamas felicidad, Andrés, recuerda, que lo es sólo para ti, no tienes porqué no respetar en aquellos lugares donde los demás seamos felices. Quien te piensas que eres para decirme allí, donde se encuentra escondida la felicidad. Sal de tu convicción, como gran estandarte de definición de los conceptos.

Continuaron hablando un largo rato. La conversación fue bajando de nivel y, sin ser conscientes ninguno de los dos, ambos trataban de buscar algún punto cercanía. Se despidieron cortésmente, con un “hasta pronto” verdadero, pues por circunstancia , agradecidas por las, se tornarían a ver.
Con este comentario que le había realizado respecto a su capacidad personal de  juzgar a los demás y calcular, puntualizar y calificar la felicidad ajenas, pensó en su prepotencia de juicio, en su poca validez aplicativa y en la mentira sujeto por estar realizado desde la individualidad. Con las palmas de las manos apoyadas en el mentón, reflexionando sobre este tema, estaba todavía sentado en el  banco, en el jardín publico, donde había estado hablando con Toni.
Sabía que era una lucha y un camino propio, tras conversar con los demás, entendía que era él el qué se  tenía que mirar a si mismo y buscar su senda propio hacia la felicidad y no, pero nunca, menos valorar las circunstancias formas y maneras de los demás.
Andrés sabia que su único camino en la búsqueda de la felicidad consistía en imponerse objetivos propios e intransferibles al mundo. – no voy a ser un espectador en éste, si quieren, que me miren.
La única felicidad está en cumplir tus propios objetivos jamás impuestos de manera exocéntrica.
Saber que es  lo que te gusta, es lo que te satisface.
La vida es demasiado corta para ponerla en manos de los demás.

-         ¡Dejadme vivir en mi error!, gritaba el reo antes de ser juzgado por el tribunal de la inquisición.

martes, 22 de noviembre de 2016

...de la música y la razón...



              La entidad ontológica no tiene porqué ser unidad.
              Cuando hay diferentes elementos, que configuran unas circunstancias, realizan, entre todos ellos, la unidad.
              Las personas somos siempre y por definición empírica, material o espiritual, sujetos en formación y proceso. La quietud cae en la propia trampa de ser un paso más en algún momento del camino, en la suma de elementos formadores.
              Un ejemplo ilustrativo y claro, es la música, entendida ésta como sonido, ritmo y mensaje.
-         Pero ¡no te engañes! – decía aquel amigo del otro amigo en la puerta pequeño restaurante donde íbamos a cenar- esas modificaciones sonoras no actúan ni modifican para nada tus estructuras y funcionamientos mentales. Son affeaires sentimentales. No es un elemento más formativo de tu estructura racional – mientras éste me hablaba, sonaba en el coche, del cual había salido, una buena, muy buena música de los 80, y entre sus ritmos asentí sonriendo pensando en la exagerada largura del pensamiento que había hecho. Ahora bien, tras la cena, fuera de los 80 y con una suave música clásica pendulando por el ambiente, y mirándole, volví a perder la conciencia del lugar por algunos instantes, vi como ante la tranquilidad del lugar, el razonamiento variaba.
El ser humano, entendido como ser social y político, tendrá su entidad en la suma de las circunstancias formadores y nunca en absoluto, puro y definido. La música no hace temblar tú corazón. Ésta te desvía o endereza directamente los pensamientos. Confundimos los aparentes estados enajenados producidos por la música, con momentos puntuales, constitutivos y absolutamente fiables de nuestra esencia total.
Tenemos música de todo  tipo y para todos los momentos, todos. No encontraran ninguna actividad a la cual no entrases algún tipo de música para acompañarla. La mente del ser humana no es un elemento propio y funcional, sino un centro de operatividad que actúa directamente sobre la acción y decisión de este.
Hablo de la música, tratando de ilustrar con cercanía la dependencia total del razonamiento con las circunstancias que le rodeen. Los adoctrinamientos son el caso más evidentes del producto, pero que menos incide en el alcance del mismo.
Prueben Ustedes realizar algún tipo de texto escrito aludiendo a temas personales, sentimentales, existenciales, vitales, tratando de razonar con toda corrección sobre ellos, pero, y aquí viene la prueba empírica que tanto necesitamos, escriban sin música unos y sobre otros pónganse música y cambien el tipo, radical, entre un  escrito y otro. En la comparación está la prueba. El cambio no es accidental y contingente, sino esencial y constitutivo.

Quiero pensar que el razonamientos, maneras, pensamientos con los que trabajo cuando siento el ánimo de la música, tengan la misma validez, si la tiene, de mi forma de pensar en la total normalidad. Que no sea un escrito viciado y así sería corrompido, por un elemento externo. La música, será un elemento formativo, propio y constitutivo de la entidad pensante  y, entonces, igual de válidas las conclusiones en la niebla de la música, en el marco operativo, y con la misma posibilidad de certeza que el resto.

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lunes, 21 de noviembre de 2016

....del devenir del pensamiento...



Tantos años estudiando Filosofía y quien me iba a decir que acabaría navegando entre las aguas del existencialismo.
La insatisfacción en la conclusión racional de la vida me llevó, sin mi ayuda ni consentimiento, a su abandono.
Y llega, o Dios o la esencia existencial única y definitoria o el voluntarismo comportamental o la sinrazón constitutiva y la Ontología, la Entelequia, la Teleología, se evaporan en cuanto a su capacidad explicativa.
La única verdad absoluta será que estamos ubicamos con otros congéneres, existan o no existan.
La aplicabilidad de la razón a diferentes cuestiones y asuntos, es imprescindible. La Filosofía, entendida como este acto, debía de ser conocida por todos pues multiplica tu  capacidad resolutiva ante cualquier acción en la debas de aplicar y utilizar la razón.
Algunos, sino todos los autores, suponen una construcción intelectual explicativas, tanto o menos, de este o de aquello, impresionantes y seductoras.
Pero la explicación primera, aquella que dejase en un punto fijo la entidad en su resolución, no existe, no es, se  o la razón no la trae.
Y llega el siglo XIX, XX y XXI y las personas que hacen Filosofía comienzan a demostrar esta insatisfacción ante la imposibilidad de la resolución última.
El camino de la reflexión bajo este marco que estoy tomando, se toma grados para subir al dejar de ser el objeto manejable el elemento explicativo, la razón a, y necesariamente, estar hablando de ti mismo.
Y ¿ cómo darle objetividad para darle un motivo de trasmisión a la reflexión?, ¿Cómo se puede generalizar dándole legalidad a un constante bucle de información que manejamos en nuestra individualidad?
¿Quizás la novela?, ¿es en la novela donde los personajes pueden escenificar tus conclusiones y maneras existenciales dándoles una sutil y última capacidad explicativa?
No sé si es parte de un proceso normalizado provocado por tener más edad y más conocimientos teóricos.
¡Filosofía!, mi amante, pero que no duerme conmigo, sino en el cuarto de al lado.





jueves, 17 de noviembre de 2016

...del asesinato de la Estética...



No un homicidio, sino, un asesinato, con premeditación y alevosía.
No hay objeto, sea de la clase que sea y que se encuentre en cualquiera de aquellos lugares, que no esté cargado de significado.
Las inclinaciones sociales, no tienen piedad.
Ante nuestra pequeña capacidad de elección propia, la belleza del objeto, es producto del significado que tiene el poseerlo.
El espíritu de la Estética, sigue vivo, pero arrinconado y cerca del abandono.
Yendo a alguna de mis obligaciones, comencé a ver diferentes clases y maneras de motos. Cada una de ellas iba acompañada de un piloto que respetaba estéticamente y plenamente, la supuesta belleza de la máquina.
Y me preguntaba por el hecho de  la compra del vehículo ¿ que grado de apreciación Estética, es decir sentimiento espiritual de la persona entre y sobre el objeto en un lazo intimo, se produce en la elección?, ¿de verdad el objeto en si lo consideraba bonito?, ¿son nomás que puertas de entrada hacia aquellas inclinaciones sociales en las que queremos participar?, ¿Somos capaces de actuar de manera estética, es decir, sintiendo y disfrutando de la belleza o ya hemos perdido aquella capacidad y siempre manifestamos alguna posición u opinión social?
La Estética la estamos envenenando utilizándola para lo que no nació.
¡Qué poco nos cuidamos!, se nos olvida constantemente que el funcionamiento de los sistemas, dependen única y esencialmente de  los componentes del mismo, es decir de las personas, en este caso.
La Belleza es buena. La posición intencional de los objetos, planos o voluminosos, produce, en su comprensión, belleza. El orden intencional es aceite para los mecanismos cerebrales.
Los homínidos, las personas, somos los únicos animales que apreciamos la belleza como elemento en si y para sí.
La Belleza no tiene su razón de ser en ningún elemento externo al hecho u objeto.
La deformamos constantemente dándole validez, forma y estructura, según intereses ajenos a la propia obra en si.
¡Cuánto aspiraba a tener aquella moto!, hasta que sentí que el estereotipo de la moto llevaba incluido una serie de complementos estéticos propios del conductor.
-         ¡No te engañes! , tú también lo buscabas – me dijo mi amigo en la barra del bar.



...de la inalcanzable forma definida de la Filosofía...



¿Y donde guardar la unidad de la entidad que  madruga y se despierta al ritmo y color de mi corazón, música y colores?
¿Cuál entidad estática, definida y estudiable se permite, si su modificaciones nos son incontrolables y no tiene más razón de existencia, de cambios, de mutaciones, cuando duermo mejor o peor, o, si aquella mañana escuché, antes de subir al tren, aquella canción?
Heráclito, Aristóteles, Nietzsche….la vida es movimiento y lucha...esto lo siento solamente en diversas ocasiones y no en todas, pero, claro, tras escribir aquello que me satisface, la realidad se ralentiza y me da una pausa de tranquilidad, basada en una inmovilidad definitoria…y …Parménides, Platón, Kant y Descartes, pongamos, allí aparecen.
Me es difícil y complicado hacer un estudio ontológico sobre mi persona, pues no sé donde está.
Hacer el estudio en la propia variación, en el mismo cambio, es un suicidio, condenado a la imposibilidad de un resultado concreto y no variable y falso.
Y ,me vuelvo a agarrar a la imposibilidad para obtener la posibilidad de la reflexión propia (incluso filosófica).
Imposible encontrar un entelequia y teleología propia del sujeto pues sumergido está a cambios accidentales sin más motivo que la propia esencia constitutiva de la vida.
Mi solución me arrastra por el suelo de las criticas y piedad y dado por inútil el intento de una justificación personal y una razón consecuente de acción, me describo, me vivo y, según las consecuencias, estudio el o los elementos más oportunos para mi persona, pero, repito, para mi persona.
Carece de todo sentido y realidad el intento de realizar un estudio objetivo, científico, real, no bajo una entidad cambiante, sino bajo un sujeto cognoscente variable.
¿Qué os voy a decir de mi persona si, depende del sueño de anoche cuando os diré lo bello que es el camino del descubrimiento o me quitaría el sombrero para saludar, con todos mis respetos, a la incalcubilidad y sorpresa de la vida?
El único motivo de estudio real y efectivo, sería el calcular, buscar motivos, principios, situaciones y demás que provoquen el cambio de las perspectivas de la vida. Entender como somos, a donde nos lleva nuestra vida y nuestros pensamientos, a ver hasta donde me sube a la hora de ver la realidad, el corazón de la mujer a la que tanto amaba o el paisaje de las montañas que me invitaron a sentir mi pequeñez y me arrastraron hacia la humildad de nuestra supuesta conciencia egocéntrica sobre la concepción del cosmos.
Quizás sólo podamos concluir cuando podemos cambiar nuestro estado anímico, pero nunca, pero nunca jamás, a donde este nos llevará.
Los pensamiento, las reflexiones, se escondieron, se ocultaron y me engañaron entre la oscuridad de mis sentimientos.
¡Sí, claro que puedo llegar a una verdad indiscutible con Descartes o descubrir que forma tiene ésta con Kant!, pero según sea el lugar donde he soñado que estaba la noche anterior, tendrás más o menos validez.
La Filosofía, es decir, el estudio de entidades abstractas, es absolutamente necesario para la formación humana.
Sin ella, podríamos merendar con los simios, sólo que tendríamos tenedores eléctricos.
Pero ¡qué lejos me llevas tú, ingrata, de un día para otro¡
¿Será que no hago lo que creo que sí?

Y el tren continua por las vías, en las cuales, yo de niño, ponía monedas, para después entre las risas inocentes de entonces, nos molaba verla toda finita y aplastadita. Antes llegar a mi parada, habré mandado este texto, que no es sino más que mis pensamientos en tal día como hoy.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

...la filosofía que no me sacia...




¿Cosmología?, cómo el que más de entonces, pero no para saciar mi curiosidad, sino para situar el supuesto sentido. Aristóteles se acostaría satisfecho tras una tarde de educación en su Liceo habiendo llegado a una resolución conclusa sobre la posible definición del cosmos en su movilidad esencial. Pero, aquellos que no reflexionamos de manera lúdica, no es un ejercicio de amor al pensamiento, es una necesidad vital, el cosmos en su infinitud espacio/temporal y el intento científico de explicarlo no me conduce hacia la satisfacción. La posibilidad de hacerlo, con solvencia y definitivamente, es inexistente.
¿Ontología?, las definiciones que se le dieron al ser, se alejan considerablemente de mis reflexiones sobre los sujetos/objetos que poblamos la tierra. Platón dormiría a pierna suelta,  tras haber deducido, delante de sus alumnos en la academia, como la idea de bien, que produce la perfección y la utiliza como referencia sustancial del individuo. Yo no. Mi reflexiones se hunden, precisamente ante la duda de ninguna entidad perfecta, acabada, precisamente por el constante devenir de la vida sin aparente final.
¿Ética Platónica y Aristotélica?, sí, sintiéndose parte de los afortunados, en su elitismo, configuraban una situación  ética y política. Tú naturaleza y tus virtudes provocaban la siempre posible control sobre tu persona. Lejos y más lejos de mi se sitúan estos dos maestros y genios. No llego a sentarme en la mesa, pero tiemblo ante la posibilidad de deducir y dibujar el camino necesario que seguirá el sujeto y su capacidad de control en la supuesta verdad. Mi razón se suicida cuando intento encontrar una razón de ser ante la situabilidad Ética y  Política actual. Disfrutaban haciendo pintura, de aquello, que ni en su tiempo existía.
La Filosofía no es el arte del divertimento mental.
La Filosofía, en la que yo creo, no está hecho como un  puro desarrollo lógico en búsqueda de la exactitud del razonamiento.
La Filosofía no es la satisfacción de una pura curiosidad que te deje tranquilo, dentro del engaño del conocimiento, aquella tarde.
Cada vez presto menos atención, por momentos aumento la frecuencia de mirar hacia otro lado, por momentos no entiendo , porque no quiero largos razonamientos, correctos, magníficos, sublimes, bellos, pero que no valen para nada.
Mi diversión con la gnoseología Kantiana podría reducirse a un tratado de cuatro folios con un estudio esquematizado de sus juicios, de todos ellos, con sus formas, maneras y consecuencias. Sabio, muy sabio, pero en la filosofía busco algo más que una verdad inmutable, unos modelos invariables, ciertos que no me valgan, al menos, para llenar, durante unos instantes, mi corazón de alegría.
Nietszche, ¡oh!, mi polémico y siempre amado. Quizás le tenga miedo a seguir, pues su Filosofía de la salida de una opresión impuesta en su momento y lugar. Me produce un animo a luchar pero me distancio de él, rápidamente, cuando me relamo la insatisfacción vital deprimente que veo en él.
La Filosofía, como ciencia del pensamiento, se me escapa.
Quizás sólo busque en ella su capacidad para trasmitir ideas debido a su labor durante siglos.
Pero mi reflexión no toma, en estos momentos, en esta época, ninguna vertiente racional, justa, inmutable, total, explicativa, perfecta en su construcción, coherente, lógica, bella en su forma pero válida no más que para el disfrute personal.
Me atrae más nadar entre las dudas formativas de mis pensamiento, a sabiendas de sus mayores posibilidades eficientes en la vida propia de cada uno.
Veo más constructivo expresar aquellas verdades que vemos a lo lejos y de refilón, pero que sentimos como ciertas, que aquellas verdades, que se alejan, separan y te mienten desde la distancia del razonamiento y disfrute.
La reflexión en la descripción, análisis y estudio de tus sensaciones, sentimientos, deseos, estados, desde una óptica racional  y correcta, si que me lleva a, no sé cual, pero si que a algún lugar.
Medito sobre mis penas  y alegría y me conozco más.
Y esto también es Filosofar.



lunes, 14 de noviembre de 2016

...del surrealismo con el que yo sueño...



Y allí, en aquel momento me lo preguntaba.
El atardecer se perdía por el fondo de las montañas, mientras la noche atrapaba a las estrellas saliendo por el mar, pero yo, inmóvil en la solución, así seguía.
Anduve, el día anterior por las amplias salas que formaban su museo. Suyo, único e irrepetible.
Y dejándome sentir, comencé a razonar si sería posible traducir el modo, manera, forma y espíritu, de las pinturas de Dalí pero en forma escrita.
¿Quizás pudieras como letras embarcar al lector en el mundo de aquellas mentiras que son reales?
¿Habría alguna manera de escribir lo imposible?
¿Pudiera ser sostenidos los sentimientos de entre líneas sobre las patas flojas y delgadas de una metáfora que imposibilite su significado?
¿Qué forma tendría este surrealismo en la forma escrita?, pero ¿es que la tiene, es que puede ser, es que la irrealidad puede tomar forma y ser entre mis letras?
Quizás al mundo de la mentira, que parece real, se pueda llegar en los sentimientos del protagonista, del personaje, del actor de tus historias. Quizás perdido en sus sensaciones, ideas, amores y odios, consiguiera meter al lector en un mundo que jamás había estado, que nunca pensase que existiere, pero que se lo contaba y entendía al viejo protagonista de la novela, cuando echaba la vista atrás y te narraba como el tiempo en su vida se había dilatado o perdido.
O ¿jamás sin el silencio de la pintura se puede extasiar al sujeto  en una realidad trasversal que no puede existir?
Quizás no.
Quizás sea transmisible la perspectiva cónica, oválica, propia, del escritor, hacia el lector, consiguiendo que éste deje de arrastrar sus orejas por el suelo y comience a volar producto de la imposibilidad de acoplar lo vivido leyendo en su propia concepción vital.
Quizás sea el subir al  lector en el tren del que escribe, y le haga sentir llevándolo por los túneles que jamás él solo hubiera cogido, le lleve entre railes magnéticos y con suavidad al mundo de la dulce y embriagadora mentira del surrealismo.
-         ¡Dios me libre de la mentira! – me dijo aquel
A lo que yo le contesté
-         Pues apártate y deja sitio para que ésta suba hasta aquí donde estoy.
¿Cómo alejar al surrealismo del pincel y darle de beber en la fuente de la escritura?
¿Cómo hacer real lo que nunca será escribiendo?
¿Cómo dejar de escribir y narrar historias ubicadas y comprendidas e introducir al lector en el misticismo y la operatividad der situación sin más que la impresión estética y sin el encadenamiento de las ideas?
¿Quizás escribiendo sólo para él?

Que cada una de las letras consigan que tus pies, dejen de saber donde estas y que tus labios saboreen como calores tropicales cada vaso de agua que intentes beber.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

...del autoengaño social...



Claro, toda la Antropología, la historia de cómo hemos llegado a ser lo que somos, de cuando pasamos a tener grupos sociales y comenzamos a marcar la diferencia ante los demás animales.
La vida social y grupal, es sin duda unos de los elementos definitorios y definitivos del sujeto. La felicidad y realización la tendremos y lo tendremos en los asociaciones grupales. Es nuestra esencia y en el estudio histórico de nuestra formación y composición, más la pura observación empírica allí nos ha llevado.
Nos movemos bajo reglas apuntaladas por la pura y dura visión instrumental para el funcionamiento colectivo. La positivización de estos instintos primeros serán las leyes que ya nos marquen y nos conduzcan dentro de limite y mundo formado y distribuido desde la sociabilidad.
El individuo desaparece y se sumerge en aquella supuesta, no más que supuesta esencia social.
Pero y repito, la siempre supuesta y puede que hasta imaginaria y ficticia sociabilidad esencial.
Desde la historia y  lo que recordamos de la prehistoria, el ser humana ha vivido colectivamente.
Pero ¿por qué?
Este porqué lo tenemos muy definido, buscado y delimitado. Tenemos unas series de características físicas que nos llevan a buscar   la protección del  grupo.
Atención, la búsqueda de la protección es un acto necesario y accidental, es más producto de la circunstaciabilidad y de la cobardía, que de la propia  naturaleza.
Y, mientras el corazón tiembla, del que estoy sentado al lado en el tren y lee mis escrito mientras  lo redacto, diría que la sociabilidad no tiene por qué ser no más que una imposición histórica y no tal elemento esencial, natural y necesario que  nos ha llevado a creer lo que somos y tal y como nos dibujamos.
Nos mentimos, somos individuos que caminamos buscando nuestra esencia y validez y nos lanzamos, brazos abiertos hacia la cobertura y testigo que juzgará nuestra inocencia, que llamamos sociedad.
Desde la construcción absoluta de todo elemento definitorio desde la societe actual, es imposible salir de los limites, condiciones y características que ella nos marca y que, bajo su dictadura, nos engaña, nos convence y nos utiliza, en la supuesta inutilidad e imposibilidad de la vida y realización en solitario.
No lo sé, no sé la solución, lo que sí que veo y siento, es la no relación necesaria entre la realización personal y la felicidad propia del ser humano en su incursión plena en su ámbito social.
Que la sociedad nos valga cómo inspiración, pero que sepamos que no somos ella y que tampoco somos un órgano no extraíble del supuesto cuerpo operativo.
Mi persona, que nació libre, fue rápidamente, desnaturalizada en la supuesta y siempre  falsa libertad social.
Y estudiamos una y otra vez al ser humano, desde todas las perspectivas y maneras posibles, pero siempre desde el escritorio situado dentro de la cárcel de la sociedad.




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Andrés, Paz y la dulce diferencia.



Se levantó y mirando por la ventana al mar le dijo
-         ¿Y quien me va a juzgar?, ¿y quien va a tener una segunda vida y va a decirme lo correcto o incorrecto de ésta?, ¿Cómo voy a saber cual es la verdadera felicidad?
Mientras hacia estos comentarios abría los brazos mirando por la ventana al mar. Se había levantado en aquel momento  desnudo y recorría el camino hacia los primeros rayos de sol. A contra luz se quedó mirando por la ventana con los brazos en horizontal con sus hombros. Tenia una espalda bonita. Estaba delgado pero muy fibroso,  una musculatura discreta, pero que le dibujaba bellos caminos a lo largo de su espalda . Su cuerpo era rebelde y escapadizo como su alma.
-         ¿Vas a venir tú a decirme que mi felicidad no es correcta?
Paz se acerco hacia Andrés. Desnuda, como él salió de la cama. Sus senos eran discretos e inocentes que andaban acompañados de unos seductores y pecadores muslos siempre andaban apretaditos bajo los vaqueros.
-         Andrés, estarás de acuerdo conmigo en unos mínimos y caminos necesarios y comunes para seguir hacia adelante en un mundo mejor. Debemos de encontrar caminos iguales o al menos  paralelos.
Se apoyó en el cristal de la ventana y comenzó, al menos a sonreír. El sol le recorría todo el cuerpo. Abrió la ventana y salió desnudo al balcón.
-         Me vuelves a hablar de una entelequia, un fin, un propósito desde el punto de ser juzgado a posteriori.
Se giró, se acercó, la cogió de los mofletes y besándola le dijo.
-         La carretera se pierde en el horizonte, el camino desaparece entre los bosques, la senda te lleva demasiado lejos y alto. Me niego a que nadie compare mi vida con nada y peor, me diga donde está la felicidad cuando nadie, cerca de mi, volvió y me habló de lo correcto.
Paz sabía de aquel estado anímico con el que Andrés se levantaba algunos días. Cuando ella quería, era el momento para tener un acto de amor matutino, bajo el sol y con la pasión de la inocencia del amor verdadero. Ella, como mujer, no desplegaba las velas del barco de la vida, cuando el viento de las ideas definitivas cuando zumbaban en la lejanía.
-         Andrés ¿y qué hacemos?, tu elección quieres que no te la ensucien con su vista pero, y los demás ¿acaso eres el único con ganas, conciencia y posibilidad de ser diferente?, ¿acaso quien te ha dicho a ti que eres el diferente? – mientras le hablaba, se acercó hacia Andrés, le abrazó por la espalda y despacito y dulcemente, le besaba.¿ Qué te crees?, ¿Qué nadie se siente como tú?, ¿Qué todos nos consideramos perfectamente inserto en los modos y maneras sociales y nos encontramos agusto cabalgando entre sus lomos?. Quizás el problema estriba en que  pienses tu única visión individual correcta. Quizás todos somos conscientes de nuestra individualidad. Unos la aceptan, otros no y otros la cuentan y la promulgan, como será tu caso.
-         Paz, mi vida – juntaron los dos cuerpos desnudos, mientras el aire fresco y el sol del Otoño en el mediterráneo les acariciaba y les daba dulzura y tranquilidad-, obvío y poco me importa el pensamiento y la concepción de los demás, pues ahí empieza la trampa de dejar de ser lo que eres y convertirte en un frágil juguete en sus manos.
-         Andrés, la vida, te ha llevado a poder ver esta verdad. Con tus pinturas y cuadros, apenas necesitas la autorización de los demás y tu individualidad así se desarrolla. Yo vivo a tu lado y vuelo contigo. Vivimos solos, sólo acompañados por nuestro amor. ¿Y quien nos va a juzgar en la verdad de nuestra vida?, nadie, nadie tiene la posibilidad de hacerlo, pero y te pregunto, ¿si reducimos el grupo y hablamos de tú y yo?, ¿tú puedes juzgar la validez y valor de mis  actos y yo los  tuyos buscando la razón de ser y utilidad de ellos?
Andrés se alejó a la par que Paz lo hacía también. Se quedaron mirándose. Andrés iba y andaba a corazón abierto y esto le hacía diferente. Paz lo sabía y era por lo que más le quería. El mundo nacía en él, y paseaba por el de los demás, volviendo a la cama, junto a Paz, pero solo.
Andrés vivía por Paz. El sabía que sin ella no podría haberse movido y situado en el mundo.
Era sábado y Paz no trabajaba y, entonces, apenas se taparon cómodamente para salir hacia la playa.
Una vez allí, Andrés abrió el caballete, esbozo en el aire los primeros movimientos del pincel, mientras Paz se tumbaba en la arena. Para seducir, Andrés le dijo que se tumbara de lateral sobre la arena y se tapara mínimamente con delgadas trasversales del fino y largo pañuelo que llevada sus partes que más molestaban al publico en general, al surgir el rencor de no poder poseerlas, compartirlas o imitarlas.
Se sonrieron con la máxima complicidad y comenzó a pintar a su alegría y corazón.

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domingo, 6 de noviembre de 2016

El Café. Lo inesperado y la Filosofía.



              Juan levantada pausadamente la taza del café mientras se miraba en el espejo. El siempre fiel amigo detrás de la barra del bar, le devolvía su imagen con curiosidad. Mirándose en éste, porque su imagen le ocupaba todo su pensamiento, le daba tranquilidad. Casi apoyando los codos ya en la barra, Juan se dio cuenta que Andrés se estaba sentando a su lado. Andrés siempre entraba igual, no tenía fin en sus impresiones, el mundo comenzaba y acababa entre sus preguntas.
-         Que tal, amigo – le dijo Juan. Una o dos veces diarias compartían el espacio comprendido entre los dos cafés que les separaban. Para Juan, rara vez había un momento en el cual, de acuerdo o no, se había aburrido.
-         Pues todavía impresionado por el prologo del libro que hemos acabado de imprimir y encuadernar esta mañana – Él y Juan trabajaban en la editorial situada en la esquina fronteriza con el café. Ambos dos siempre podían circunstanciar los temas y asuntos comentados, siempre.
-         ¿Respecto a los hechos incalculables de la vida y las consecuencias ontológicas que esto le proporciona?
-         Sí, Juan.
-         Sabes que no busco ningún sentido para huir de las decepciones que ésta me pudiera causar – continuó Juan.
-         Yo no te comprendo, bueno, sí que lo hago, pero me es imposible ponerme en tu lugar.
-         ¿Cuándo te digo que la vida es esencialmente incalculable y bajo esta directriz hemos de construir nuestra existencia? – dijo Juan
-         ¿Incalculable?, pues y entonces injusta y sin sentido.
Ambos dos conocían historias de grandes injusticias cometidas por la vida, al permitir que cualquier pequeñez en la vida de alguno de aquellos, se la haya cambiado, a peor y, de forma, absolutamente injusta.
-         Andrés, cometes el gran error que ha llenado a la historia de la humanidad en la gran pena nacida en la búsqueda de un sentido que no existe. La vida es bella en su propia existencia. No necesita ir más allá de ella misma para justificarla y encontrarle sentido, pues no lo necesita, simplemente y puramente, es. La justicia es ella.
Se miraron detenidamente unos segundo. Andrés sabía del estoicismo formal y la tranquilidad vital que experimentaba Juan. Aceptaba plenamente a la vida en todas sus dimensiones y avatares. No esperaba más que lo que le llegaba. Andrés contemplaba a los esclavos y sometidos a la incomprensión de los quehaceres de la vida, con benevolencia, pero desde la lejanía. ¿Con todos?, ¡No!, con Juan no y además era por que él, que Andrés lo consideraba uno de ellos, le hacia dudar de sus convicciones. En estos momentos de impase en el dialogo, Juan se atrasaba  un poquito y esbozaba una pequeña sonrisa de máxima complicidad en el error mutuo.
-         Pero Juan, es una evidencia histórica, atemporal, de las inquietudes humanas por la búsqueda a un sentido formativo, a una entelequia de nuestro mundo. Si no lo tuviere no nos sería posible conceptualizar y estudiar, no tendríamos inquietudes trasmundanas, no las conoceríamos.
-         Andrés, estás planteando correctamente en pensamiento racional, lógico, evidente, pero esto no significa, en ningún momento, que la vida debe ser así. La validez no da la existencia. Las posibilidades se reparten por igual entre lo ordenado y las entidades sinsentido. La solución sólo es una. Estudiarla, describirla pero sólo en sentido practico.
-         Juan ¿me quieres decir que la corrección es un imposible?
-         Sí. La corrección sólo tiene un sentido, y falso, en la Filosofía. La Filosofía es el disfrute en la reflexión correcta, conclusiones lógicas, construcciones personales, estudio propio y demás. Buscar entelequias es un acto que te hace grande como persona, pero estas reflexiones no tienen por qué tener  jamás, por ser tal y como son, una realidad necesaria. Y, esto ¿qué significa?, dudas, dudas y más dudas.
Andrés sonrió y se acabó el café. Juan le devolvió la sonrisa mientras corría la taza de café hacia el fondo de la barra.
-         Pero – todavía con la sonrisa en la boca dijo Andrés- ¿Acaso yo no he madurado o tú no  debiste jamás hacerlo?
Siguieron sonriendo y aun no habiendo alcanzado  la puerta de salida del bar camino de la editorial, ya estaban comentando algún asunto o tema, vulgar, banal, o puramente laboral. Ambos, sabían, que aun con el traje de bomberos para apagar el fuego, había que seguir.



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viernes, 4 de noviembre de 2016

...de la situación final...



En el intento de definir al sujeto intelecto, se entra en el máximo problema producido por el cruel alejamiento.
Es decir, en el camino de la definición y conceptualización nuestra, nos enfrentamos con la diferencia de lo que probablemente somos.
La objetivación del asunto implicará, por definición, que actúes fuera de la perspectiva y esencia, de lo que eres y de cómo actúas.
Y esto es imposible, a no ser que te traiciones a ti  mismo.
Y lo sé, no por la directa, sino por la inversa.
Quiero decir, sé donde coloca, la sociedad en general, a aquellos que tratan de observar el movimiento constante e interrumpida que adquiere cualquier tipo de elemento vivo y con entelequia, entre los que estamos, las personas. Sí, son escuchados, pero desde la distancia y la incomprensión.
La distancia ante la diferencia en el punto de observación, se hace patente y real.
En el intento de comprensión se aleja de lo que es.
Esto, puede ser producto de dos situaciones:
O bien, somos unos seres intrínsecamente sociales que imposibilita nuestra definición como individuos particulares. Todas nuestras acciones y decisiones toman el punto de partida de su validez, en cuanto a su uso y explicación en unas colectividades humanas. La definición en la soledad, carecería de sentido.
Y  dos, que sí que exista y sea este sujeto individual y propio, pero que permanece ahogado por el  cobarde, ruin y traidor,  movimiento social. Esta posibilidad es dos veces triste.
La conclusión es, entonces , la duda entre seguir o no seguir el camino de la supuesta verdad.
Aquellos que lo intenten, tendrán que tomar la tangente y huir de lo entendido como normalidad, siempre con la duda provocada por la diferencia, por la falta de conclusión especifica, invariable, objetiva y real.
¡ay!, pobre Filósofo, que busca un mundo que no comparte.
La Filosofía es sólo un movimiento lúdico y propedéutico.
Te prepara para pensar, organizar, deducir y concluir, pero solo da cómo resultado propio, el disfrute de ella misma.
Las respuestas de la Filosofía, no hacen sino que abrir más dudas.
La Filosofía valdrá para conocerte a ti mismo, pero siendo o un perdido y supuesto observador o uno que no sabe y no dice más que lo que creemos como verdad dentro de la perspectiva.

Reflexionar y pensar correctamente partiendo de una concreta situación real, es ciertamente importante, oportuno y fructífero, ahora bien, hacer Metafísica con un pequeño intento de trascendencia, es una acción un tanto peligrosa.