jueves, 27 de abril de 2017

El café y la otra realidad.





  • Andrés, veo que no has cambiado – le dijo Marta, quitándose, con suavidad el flequillo de su pelo negro, muy oscuro, que le caía, fatigadamente sobre su frente.
  • Sí, Marta, sigo siendo el mismo y también lo que te digo es verdad.
Y la música seguía sonando en el fondo del bar y el anzuelo que había pescado aquella conversación, todavía bailaba entre las notas. Marta marcaba siempre, sin ninguna intención, una distancia gigantesca entre ella y el mundo, en el oscuro color negro que la dominaba, tanto en su cabello como en sus ojos - “o bendito misterio, pensó más de otra persona”
  • Marta – siguió Andrés- es una autentica realidad y no tiene menos razón de ser que no serla que aquella que tu abogas como cierta. A ver ¿cual es la diferencia entre aquella y esta?, la intensidad de existencia es la misma, sino mayor en esta de la que yo te hablo.
  • Andrés – replicó Marta esbozando una pequeña sonrisa y moviendo con una lenta locura su cabeza de lado a lado- ¿me dices que trasladas a una realidad entre las notas de aquella canción?
Volvió a reír. Exultante seguía, aquella mañana, como pudo haber sido cualquier otra, de alegría y felicidad. Era capaz de obviar al mundo en toda su inmensa e infinita pequeñez. Tenia la virtud de olvidarse de lo supuestamente evidente. Disfrutaba con Andrés, no porqué le convenciera en sus grandes actos de asuntos trascendentes, sino en el viaje hacia la diferencia.
  • Marta, sentí la realidad realidad de tiempos pasados, escuchando aquella canción y fui capaz de mantenerme en ella. Fue un esfuerzo voluntarioso de no volver a la actualidad. Te aseguro, amiga, que durante un rato, estuve, textualmente, en otro lugar. Era absolutamente consciente de que no estaba en el tren que parecía. Y te digo y continuo ¿por qué vale más una que otra?, ¿porque en una te puedes romper una pierna?, ¿esto es la esencia de la realidad?
La risas de Marta, ducharon de alegría todo el café.
  • Vale, y ¿podremos hacer continuo esta nueva realidad?, ¿no es totalmente dependiente de la primera, dura y traicionera?
  • Bueno, bellísima – le dijo mientras le sonreía con sinceridad y hermosura- quizás es un asunto más de episodios y viajes puntuales.
  • Es decir, ¿un bono-realidad virtual? - le dijo mientras gesticulaba la operación espacial.
  • Sí, pero no realidad virtual, si no, y hazme caso, unos episodios personales auténticos, reales, con una igual validez a tu nivel personal como la de aquella realidad en la que te puedes romper la pierna – volvieron a reír.
En aquel mismo instante, pedro apareció de improvisto. Gorro, gabardina y paraguas cerrado y muchas ganas de tomarse algo calentito
  • tal y como un café, amigo – le dijo al barman, que era, se pensaba él, el que mejor se lo pasaba entre aquellas conversaciones.
Tenia una cara de extres, pero fuerte y decidida.
  • ¿Qué ocurrió allí arriba?, tu cara me dice que allí donde se creen que deciden el trascurrir del mundo habéis tenido movida – Marta tenia la facilidad de hacer cualquier comentario aceptable y divertido.
  • ¡Discutiendo medios de reparto de la última edición, por ti impresa, Andrés, con las fotografías ilustradoras tuyas, Marta! - dijo Pedro, esbozando una sonrisa algo cansada, pero nunca y como siempre, cansada o perdida.
  • ¿Has venido buscando otra realidad en la cual sumergirte?, le pregunto desde el misterio que solo ella sabia poner.
  • ¿De qué me habla tu amiga? - dijo en irónico a Andrés.
  • De la desconexión del momento actual y el disfrute del recuerdo de otras situaciones – le dijo la propia Marta.
  • No, no te he hablado de ello – contesto Andrés.
  • Andrés – le replico Marta- si que lo has hecho.

Enfrentaron sus miradas con una enorme dosis de amistad.

  • Mira que me voy, pues sé de lo imposible que es seguir cualquier conversación ya empezada de cualquiera con Andrés.
  • Hazme caso, Pedro, hazme caso. Las mujeres tenemos más concepto de la realidad y practicidad que los hombres.
  • Será de otros hombres que conoces – le dijo Pedro mientras se terminaba el café con leche.
  • Entonces, si esto es así ¿dirigiréis el mundo? - preguntó Andrés siempre con una sonrisa a sabiendas de la poca repercusión que estos pensamientos tendrán en sus vidas.
  • Sí, no lo dudes, y tú harás filosofía para explicarme por qué y Pedro hará las cuentas. Filosofía y ciencias para los unos y gestión y poder para las otras.
Andrés se rió a conciencia y satisfacción, ya era una temática hablada y discutida por elos, y Pedro, con cara de malicia añadió

  • ¿Con tus fotos harás las cuentas? - le dijo acercándose a ella y poniéndole las palmas manos en sus mejillas – sube, ahora conmigo, amiga, y se lo dices a nuestros jefes.

Rieron los tres, sabían de la particularidad, excentricidad e intimidad de sus conversaciones y conclusiones. Fue el Barman el que intervino y comenzó a preguntar, entonces de que sexo tenía que contratar a sus trabajadores. Volvieron a reír de nuevo y ésta vez los cuatro.

sábado, 8 de abril de 2017

LA VERDAD Y EL DINERO




  • Pero, !qué más da¡, no tiene ninguna utilidad, ningún uso, ninguna existencia entonces.
  • No, Andrés, no, sí que la tiene pero depositándola en otro lugar diferente de donde tú la colocas.
La tarde había pasado lentamente acariciando las paredes del café. Había casi circunvalado íntegramente a Pedro y Andrés. Tras la salida del trabajo, y por accidente, habíanse envuelto en una siempre engañosa discusión. Andrés siguió.
  • Y ¿qué más me da conocer la verdad si no me provoca la felicidad?, ¿la verdad de todo en un libro, te produciría más placer y felicidad que tres meses recorriendo los Andes con todos los gastos pagados y a tuti plene, sin leer ni el periodico?, ¿caminar hacia el autobús del trabajo, con el libro de la verdad, única e invariable, en la sobaquera te haría más feliz que caminar, con tranquilidad, tras tomarte un pequeño bermut, yendo hacia la opera, como cualquier día hubieras ido sin ninguna obligación para el día siguiente, y no te hubieras, cogido para no leer, el libreto narrativo?, ¿la felicidad es cuestión de dinero o sabiduría?- dijo alzándose unos milímetros del alto taburete a orillas de la barra.
  • Andrés -dijo Pedro- eres extremista hasta lugares insospechados. Esas circunstancias no se dan, nunca existe una elección tan radical. Recuerda, el termino medio, el termino medio, quizás ¿un dinero suficiente para bienvivir nomas, pero poder culturizare con intensidad? - le dijo levantando ligeramente la ceja izquierda. Tardo un rato en aparecer, pero poco a poco Andrés comenzó a exponer una sonrisa.
  • Son situaciones imaginadas pero que son absolutamente descriptivas del problema. Si no se plantean realizaciones totales no podremos apreciar la utilidad del hecho. Así pues te sigo preguntando, ¿irías en autobús a trabajar a la oscuridad del garaje con tu libro de la verdad o preferirías que te recogiera tu chófer para llevarte a que pasearas oyendo música con los auriculares por la vera del mar?
  • Bueno – dudando fue a contestar Pedro, consciente de que se estaba metiendo en una trampa- creo que el viento de la playa y la sensación de libertat que produce, me anima más.
Cuando iba a contestar paso por su lado una mujer. Era Marta, trabajaba en el departamento de gestiones, con Andrés, y, tenían, los tres, sin duda, conexión. Los miró al uno tras el otro.
  • No, no os preocupéis, extraños. Me voy, sólo era para saludaros - les dijo sonriendo mientras se alejaba saludándoles hasta que se giró.
Pronto volvió la mirada, Andrés hacia Pedro.
  • Hablas desde la influencia y mediatización social actual, impones la sinrazón de la felicidad aceptada como tal. Debido a mal utilización de la sabiduría, está perdiendo todo su fuelle, y ante la prontitud de los medios materiales, en ellos, se la busca. Pero, ya te digo, que lo material, se lo lleva el viento, pero tus conocimientos, siempre estarán contigo. Es la estabilidad de la inútil sabiduría o  el desasosiego de posible perdida material, es la plenitud del conocimiento o la locura e inestabilidad del dominio pasional y su grandes placeres, siempre caprichosos materiales. Sabes, no es un asuntillo secundario, debía ser una convicción grande y popular y no un echo ya supuesto pero que no vale, anima, ni mueve nada.
  • Bien, vale, ¿y como vamos a viajar en un carro cachambroso y lento, tirado por dos viejos burros, pudiendo ir en un buen deportivo?, diles que no, a las personas como tú o yo, que se suban al burro que ese el camino para llegar a la autentica felicidad, y además, añádeles que es un camino lento y complejo y que siempre estarán, nomas que paseando hacia más conocimiento – dijo Pedro, tratando de evitar, por su lugar, el gesto de pena y tristeza.
Y como, bien traída por los tiempos, apareció Marta y los sacó a los dos de aquel problema que ya sabían.

  • ¿Vas a ir a la comida de Navidad de la empresa?, ya sabéis que tantas formalidades me ahogan, os necesito – les dijo levantando las manos hacia ellos.
  • ¿de verdad tienes interés en esa información? - respondió Andrés entre risas.
  • Andrés, lo ha dicho en plural por educación – se giró a Marta y le dijo- sí, si que voy- los tres se rieron muy gustosamente y así siguieron antes de desaparecer entre los ruidos y las luces de cualquier ciudad al anochecer.