viernes, 29 de junio de 2018

LA DIFERENCIA



No la busco, pero la diferencia no la encuentro por la calle.

El acto de las supuestas variaciones en la moda, podía ser calculado con un lápiz y una regla. El cambio en la moda y de otros tipos, están sometidos a predicciones cíclicas, compras, ventas y demás.

La Diferencia no existe en acto.

El 90% de nuestros acciones, aun siendo en diferentes situaciones, siempre se perfilan bajo un mismo grupo de conceptos, elementos, valores, principios y actos descriptivos similares que lo tiñen todo del mismo color.

Tenemos una estructura formativa constante y repetitiva.

Es la igualdad mal concebida.

El máximo problema estriba en qué esta concepción y manera de nuestra totalidad esta totalmente asumida y justificada, por varias o por otras razones. La diferencia, ya, es un acto deformatorio.
La diferencia es una palabra poco pronunciada y poco entendido como tal. No la vemos, casi nunca como un sustantivo, con contenido y continuidad, sino como solo como un adjetivo y además mal utilizado.

Y no me excluyo, pero nos sometemos a unas reglas impuestas tras unas situaciones inevitables producto de manutención y convivencia propias.

Que tengamos un horario similar de trabajo o un numero de hijos determinado supone unas maneras y formas de actuación, que son las que todos tomamos pues se observan como formadoras del proceso en sí. Pero ¿esto no puede variar, al menos, en el resto de actividades?

¿Cuando ha sido la última vez que alguien nos ha contado algo que nos sorprendiese por salirse de la temática normal?,¿Os esperáis algo que os llame la atención, alguna variación en el cotidiano camino del trabajo?, ¿elegimos los elementos para elegir nuestras aventuras festivas?, ¿tu sentimiento ante la vida viene dado ante unas circunstancias actualizadas? Y, entonces, ¿hemos dejado de creer en nuestras propias características y posibilidades estéticas y vitales?

Mi ira hacia los medios de comunicación de masas que tanto nos lijan sin atención, se calma cuando pienso que es un acto absolutamente personal la situación solutoria.



lunes, 25 de junio de 2018

Precios. Filosofía Literada.


Al parecer hay bajado los precios de los libros. Éste es el mio.
Amazon.
Alberto barata aznar.
Filosofia Literada.

miércoles, 13 de junio de 2018

El individuo y la colectividad o el sujeto en la sociedad.




- No, Antonio, él me dijo que nos consideramos y nos nombramos elementos sociales y colectivos, apelamos que en nuestra esencia, está la vida grupal como elemento definitorio y definitivos , y yo, amigo, después, muy ignorante de mi, salgo a disfrutar y compartir esa esencia colectiva, que por definición, su realización, me llenará de alegría mi vida.
- Bien ¿y qué te pasó? - le dijo Antonio mientras le hacia una pequeño sonrisa levantando la taza del poleo.
- Anonado y desconcertado me quedé, cuando comenzé a mirar a los ojos a todos los peatones circulantes que transitaban a mis alrededores – le dijo con cara de resignación cómica irguiéndose de la taburete de la barra del bar.
- Pero, Andrés, ¿qué esperabas encontrar?
- Te lo digo, ¿donde está esa parte constitutiva y compartida?,¿en que lugar sé que coincidimos?
¿qué mundo estará viendo?, ¿el mismo que yo?
- Sabes que nunca encontraras aquellos elementos en los que tu quieres moverte. Sabes que eso no lo verás ni sentirás nunca.
- Uno, ¿porqué me acusas siempre de la inutilidad de la existencia de verdades primeras, esenciales y lógicas constitutivas de la realidad que van más allá de aquel puente de cables?, y dos amigo, si tuviéramos una parte compartida, anímica, esencial, constitutiva, espiritual, nuestras maneras de conexión serian totalmente diferentes y lo sentiríamos y notaríamos,
- Entonces, nuestro desarrollo y configuración actual, ¿de donde viene?, ¿a qué se debe?. Esto que hoy tenemos, no vino en las lluvias de la primavera.
- Mira, Antonio, dejame que te lo explique. Nuestra comunicación actual es pura necesidad de acto, las reglas sociales son puros elementos mecánicos para la vida grupal, surgida ante las dificultades naturales.
- Bueno, y me pregunto intrigado y expectante ¿que aspecto negativo tiene esto?
- Ya te lo digo pues, el sentimiento de soledad pulula por todas las calles de mi ciudad.
Cada individuo pasea, expandiendo por sus codos, una vida única, inabarcable e incompartible.
Según la cercanía, la distancia propia y constituida, la diferencia, se esconde, susurra, y el conocimiento del próximo aumenta o se pierde entre la ética, moral o el amor.
- Me estas hipotizando, Andrés y las hipótesis y como tales no tienen fin en su proposición.
¿y si sí que la tenemos?
¿no será que aquello que damos como bueno está ahogando a nuestra esencia compartida?, ¿a nuestra realidad común?
¿qué en otras circunstancias actuaríamos todos al unisono?
¿y por qué no?
- Sí, sí, Antonio. El problema es el encadenamiento.El mercado, es decir, el intercambio de elementos materiales, toma forma, se nos convierte en necesario, toma entidad y funcionamiento propio y nos somete a actuar tal y como es. Coste, dinero, intereses, prisas, leyes de belleza, falsedades, efectividad numérica, horarios, regularidades y más.
El desastre formativo viene cuando estos movimientos toman forma constitutiva y esencial en los sujetos.
Nos metamorfomizamos en mercados andantes, las leyes del mercado se convierten en nuestras fuerzas constitutivas. (Pero la de aquel, la mía y la tuya que esto estas leyendo).
- Conclusión, habrá que cambiar los sistemas – le dijo a Andrés.
- Leches – tácito, explicito y gestual, contesto Andrés. Que ¿quieres construir otro sistema artificial que cubrira nuestras necesidades y trazar el camino para nuestra realización personal? Otra chapuza de aprendices de la nada.
Antonio sonrió abiertamente. Le encantaban las explosiones de franqueza de su amigo.
- El único camino, y esto lo siento como mi pulso, es la educación.
Liberémosnos de las imposiciones autoimpuestas y sin ellas tratemos de conocernos.



martes, 5 de junio de 2018

LA PIEL DE LOS ZAPATOS



Había hablado con las dos y el estilo, las formas, el talante, la cultura y educación eran distantemente diferentes.
Ana, es sofisticada, espigada y muy elegante y Marta es una mujer discreta, con fuerza y una belleza muy bonita.
Ana, conducía un Mercedes deportivo 300 TI azul. El motor sonaba a melodías y casi que podías ver el flujo del aire en su dibujado perfil.
Ana conducía un Seat Toledo con máximo equipaje y complementos.
Así, tal, llegaron al lugar donde esperaban todas las personas que no conocían a ninguna de las dos.
Los movimientos, la atención, las primeras miradas y preguntas sobre el contenido, fines y condiciones del proyecto fueron hacia el mercedes. A los pocos metros de Ana, estaba Marta, que había llegado en su discreto pero suficiente vehículo, hablando sin apenas audiencia en sus conclusiones y comentarios.
Yo las conocía a las dos y les diré la verdad.
El proyecto no había sido más que la plasmación de unas ideas que tuvo Marta y Ana, en una muy profesional acción, no hizo más que ayudar, muy competentemente repito, en el proyecto e ilusiones de Marta. El trabajo lo dirigió ella.
Pero los ojos les volvieron a traicionar a los periodistas y espectadores.
Dejaron de mirar al sujeto, individuo o persona que bajó del coche y siguieron viendo las curvas bonitas del coche y sobre todo, el Cachè y Glamour que supone conducirlo, cuando la veían acercarse.
El otro coche podía haber sido casi el de cualquiera, incluso una clienta del supermercado contiguo y algo se sorprendieron cuando la Doctora Marta comenzó a opinar y hablar del proyecto.
Es una pequeña exageración que escenifica correctamente como en la sociedad actual, el fondo y el ser de la persona, se pierde y pasamos a ser individuos con propiedades.
Las palabras comienzan a valer menos que la chaqueta, y el adjetivo correcto y descriptivo queda ahogado por las rallas de la corbata.
El sujeto, el individuo como tal produce ya poca curiosidad y ya no es tenido en cuenta como ningún fin vital.
Os explico, nunca y jamas, escuchareis en el tanto por ciento general de lo que somos todos, alguno que en vez de ese precioso chalet - que marmota constantemente cómo conseguirlo, en las afueras os diga que en su pequeño apartamento en la ciudad, quiera alcanzar, digamos, un equilibrio o paz interior.
No nos miramos a los ojos, miramos la marca o la piel de los zapatos.
Habrá que saber que meternos en la vida totalmente material y estética nos aleja del ser que la naturaleza nos ha hecho.
¡que queréis que os diga¡
¿que mi satisfacción radique en la posibilidad de ponerme una súper-maxi chaqueta diferente cada día de la semana?
No, compadres.
Y, si vivís en el equivoco del nirvana de las chaquetas en luces blancas, os digo, sin albergar ninguna duda, os cansareis de ellas, ahora bien, de escuchar o leer, discutir o comentar, los pensamientos de los demás, puede no tener fin tu satisfacción propia.