viernes, 25 de marzo de 2011

CONFESIONES 9311

CONFESIONES. 9311

Y  le dije que el día en que me llegue la hora, la muerte se arrodillará ante mí y me llevará entre honores, no por lo conseguido, sino por lo luchado.
Siendo cada vez más consciente de la  circunstanciabilidad de los proyectos e intenciones y de la innegable limitación del sujeto en su acción a ellas, veo, entonces cada vez más claro que lo juzgable no son los resultados sino el interés en la puesta de acción de las intenciones.
 El sentirme luchar en mis actos, ya me regocija y  satisface. Si esperas que la vida te dé aquello con  lo que sueñas, vas por un camino equivocado. Ella sólo te da lo inmensa posibilidad de trabajar, sentir  e imaginar un viaje vital basándote  en tu propia explicación o creyendo las palabras de otros que consideremos Divinos.
Bailemos por el pasillo de nuestra casa esa canción con una guitarra suave pero repetitiva y desgarrada, vacilando, riéndonos y mascullando entre dientes que pese a todo jamás te quitarán el ritmo en tus danzas entre los acontecimientos buenos y malos y que la vida nos trae. Candente y flexible mueve tus pies y baila entre las cenizas del pasado y coge movimiento para esta misma tarde.
El espectador ya no es, no contemplamos la vida, el poeta murió. Nos conducimos arrastrados, no ya por el rio de la vida, sino por el transvase de comunicación artificial construido, financiado y dirigido por la sociedad. ¡Salgamos!, contemplemos y deleitémonos mirando el charco y tirémonos a bucear en él en las ocasiones que queramos saber donde se esconde el maldito pez verde-plata que nos tienta a perseguirle.
El humo blanco de las ilusiones se difumina y la hora de recoger a los que cantan y vociferan operturas Wagnerianas matutinas se aproxima. Las obligaciones alejan mis dedos del teclado, pero mis pensamientos seguirán pendulando de este sitio al otro.

lunes, 7 de marzo de 2011

COMENTARIOS.070311


COMENTARIOS
Erróneo es el intento de escribir tal cual hablo y pienso.
La diferencia entre los pensamientos escritos y hablados es, en la forma y contenido, enorme. Los pequeños gestos como el elevar ligeramente el arco  ocular o retirarte despacio del contertulio antes de hablar, actúan de manera constructiva en el significado de la frase. La interacción de los hablantes en su expresión oral, es directa, definitiva y definitoria en la comprensión del pensamiento.
En los coloquios  razonamos, entendido como puro elemento necesario para construir las frases, de manera corrupta. Es decir en la pura y lógica necesidad en el desarrollo del pensamiento, introducimos,  utilizamos y expresamos elementos sentidos, vividos, pasionales y circunstanciales que dichos y hechos en aquellas circunstancias, tienen su sentido total. Pero sólo ahí.
El escribir es el arte de la belleza y la forma en la construcción de frases. El lector es una persona en un acto receptivo en el que no interviene en su creación. Los conceptos han de estar acabados y las expresiones completas. No puedes introducir esa idea que mirando a los ojos del lector mientras la dices va a comprender, sólo y simplemente porque nadie te mirará ni oirá. Esto dicho en tono genérico, sin personas.
Los ensayos albergaban la dificultad e incomprensión propia de un pensador arrastrado por sus emociones que escribe pensando, en un ejercicio de fantasía abominable,  que sus temblores y caricias están también, en ese momento, en la cabeza o corazón del  lector. Y de eso nada. La distancia entre el lector y el escritor, es siempre, grande.
Nada tiene que ver esa frase del amigo que aquel día maldijo su suerte en el bar rodeado de amigos entre cervezas y la reflexión que me hizo ese otro amigo cuando maldijo su suerte aquella mañana escribiendo su reflexión para decírselo a otra persona en la comprensión de la distancia.
Así pues, se acabó de escribir pensando y circunstanciándome en la cercanía del contacto humano y abrazo la lejanía y distancia de la construcción correcta de las ideas en frases escritas en las que la comprensión se queda sólo en ellas y la figura comprensiva del escritor como tal, desaparece.
Escribo entendiendo el texto   como arte del espíritu y deporte del alma, de pensamientos que realiza uno cualquiera y para otros tantos de lo mismo, es decir cualquieras también.