Nuestra esencia primera, si la hay y
fuese cual fuera, permanece escondida bajo las circunstancias que
envuelven al individuo.
Sea cual fuere la época histórica en
la que nos situemos, las personas y su desarrollo humano, físico y
mental, está directamente definido por las estructuras que le
rodean.
Actualmente es máxima la enajenación
de la supuesta y querida, siempre, esencia, bajo una cultura
metropolitana que aleja al ser humano de sus condiciones primeras en
las cuales está definido. No las sé definir ontológicamente con la puntualidad necesaria, pero
sí que sé que están ocultas tras ver la existencia de los motivos
de funcionamiento actuales.
Aunque hiciéramos filosofía tratando
de huir de toda la realidad imperante y circundante, no seríamos
capaces de ello, a no ser que ésta cambiara pues siempre actuaríamos
desde ella y siempre estaremos, entonces condicionados por los
axiomas primeros de ella en el razonamiento.
Veo muy lejos de mi persona el
movimiento que se ha impuesto como normalidad.
No hago apología barata.
No hago cánticos de deseos.
Describo una realidad en la que parece
que no estamos o seamos conscientes.
Admitimos con normalidad unas normas
de relación que son claramente inadmisible en la obtención de unos
mecanismos de propios de nuestra constitución.
El los nervios, las prisas, las
compras, los vehículos, el ruido, la falta de contenido y la
imposición de las formas, la normalidad en la dependencia, la
violencia normalizada, las mentiras aceptadas, las estructuras
sociales y económicas construidas ajenas al sujeto y otras
cuestiones, han sido vistas, como temas de resolución pero dentro
del marco mismo que provoca los problemas. Y la enfermedad sigue.
No es un canto de desesperación.
Es una exigencia de cambio.
Y la educación es el hecho en el cual
más se descubre este problema. Para el futuro se considera más
importante las divisas que produzca un país, que los niveles
educativos, de cultura y convivencia que tenga su pueblo en general.
¡Ignorantes!, hay que ser ciego para
no verla, la educación, como directa y única solución a toda circunstancia.
Estamos totalmente enajenados por las
normas de funcionamiento de un sistema.
No valoro, nunca jamás, una forma
política u otra, lo que sí que hay que ser conscientes, es que el
individuo como tal, está siendo olvidado.
La ética formal, proponía su autor
principal, que el fin en todo acto debe de ser el propio individuo en
sí y en su defecto la humanidad como género.
Pues no, actualmente no. No se da en
ningún momento más motivo por el acto de acción que el beneficio,
dándole, a éste, el beneficio de la operación, como un elemento
calificativo que hace real y lo trasforma en un ente sobre el cual
actuar. No se sopesa más que a éste.
La política actual, no se mueve en
función del bien individual, sino en función de los tantos por
ciento de votos obtenidos con determinadas operaciones.
El mercado actual, no actúa bajo las
manos de los poderos. Va solo. Ni sube ni baja cuando un individuo
lo decide. Los inversores actúan después de que éste, el puto
mercado libre, con vida propia, suba o baje. No hay límites de
beneficios ni de diferencias de ganancias entre todos los
que los componemos.
La ciudad y los medios de trasporte,
condiciona los movimientos y velocidad del individuo. Tú dejas de
decidir el tiempo de trasporte y la velocidad y te subes al tren de
las prisas en la ciudad.
Así pues cuando camino hacia mi lugar
de trabajo y me cruzo con los individuos, pienso en la forma
deshumanizada con los que la veo moverse.
Discutimos los actos y hechos que se
dan y se producen, esta discusión, dentro de unos marcos
determinados. No salimos de ahí. Nos tiene atrapados.
Soy totalmente consciente que el
utilizar cierta clase de adjetivos calificativos y no sustantivos
estáticos y técnicos, el pensamiento puede ser elevado a una
opinión sin fundamento, basada en los movimientos anímicos y
emocionales propios del autor.
Pues no, no nos engañemos más.
Utilizo nomás que unos razonamientos
absolutamente objetivos.
No es una opinión sin fundamento.
La historia humana está llena de
escuelas del pensamiento, hacia las cuales yo me siento mas o menos
identificado.
Pero el pensamiento, en aquel momento, pudo tener cabida
en sí.
Actualmente no hay tiempo para este y
además poco dinero produce.
Soy débil, como todos y me arrastrará
en algún momento, pero al menos seré consciente de mi error siendo
esto el acto primero y necesario en el inicio de la resolución del
problema.
¿Queréis que escriba Antropología?,
¿Gnoseología de nuestra esencia?, ¿queréis que haga un estudio de
los conceptos y escuelas históricos de sociedad?, ¿sociología?,
¿queréis que habla de las diferentes vitalismos respecto a la
manipulación histórica del individuo?, ¿vemos comparativamente los
difrentes esquemas y estructuras filosóficas dadas en el pasado?
No, tal y como me decía
Marie-agustine Monfort, hagamos Philosophe non-Standard y seamos
inminentes con las situaciones.
No carguemos con las responsabilidades
y limitaciones del pasado del pasado.
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