Había, como nunca estaban, dos vasos de whisky on the rocks patinando sobre la barra. Jesús, con mucho arte, era el segundo que les servía y que se habían acabado. Nunca se inhibían en sus manifestaciones, pero ahora estaban especialmente locuaces y risueños. 

  • Imagínate – dijo Alberta con una mirada más perfilada y maligna que de costumbre – a Marx y a Mill, hablando, en este mismo café, sobre la política española, entre whiskys, como tú y yo. 
  • Alucinados estarían, los dos – siguió Andrés apoyando la mano en el hombro de Alberta, en signo de continuidad…hoy se acercaban al hablar- a ver, riámonos e actuemos… tú serás Mill y yo Marx….¿lo interpretamos? 
  • Vale, Marx, mójate los labios y dime…¿la llamada izquierda española va por el camino que propones?
  •  

Y en aquel momento empezó el teatro y con unas expresiones en las que se olían los efluvios del alcohol. Andrés contestó 

  • ¡Les prohíbo que hablen en mi nombre aquellos que aceptan las formalidades, estéticas y maneras propias del mundo del que quiero que huyamos! El márquetin en la política es de traidores. Juegan con sus reglas. El mercado triunfa. No quiero una sonrisa emblanquecida y brillante, ni actos intencionados, construidos, planificados de publicidad. La Izquierda es un fin último y no usos arregladitos temporales. La izquierda no vuele en el Falcon con continuidad ni tiene un chalet de los más privilegiados. Que borren mi nombre de sus postulados y discursos. 

Alberta se reía con Andrés, y, de vez en cuando, con dulzura. Ninguno de los dos se sentía identificado con ningún partido político, pero compartían una crítica tremenda a este mundillo actual. Andrés lo vivió, se imaginó en algún momento hablando en una internacional del siglo XIX…teatralizando el asunto no más. 

  • Y tú, amigo Mill…¿vale de algo sus enjutas gubernamentales? 
  • Ya te digo, mi amigo Prusiano-Alemán – ahora fue Alberta quien se apoyó su mano en el hombro de Andrés – que además incumplen, pero todos, el principio fundamental de la condición de cualquier acto, y esto es sencillo, la utilidad. En la actualidad un tanto por ciento importantísimo de acciones estatales, que hicieron entonces o que realizan ahora no buscan, ni tienen una utilidad práctica y real para la mejora del ciudadano, su aplicación viene por otros caminos... Imperativos culturales inútiles, obras con perdidas incluidas, fines por caminos equivocados e inútiles por problemas ridículos. La política española es un conjunto de inutilidades. 

Se estaban riendo. Alberta no quiso otro, Andrés quería solo “una gotita más”, pidiéndosela en el momento en el que entraba Antonio.  

  • Bueno, Alberta ¿y qué papel la damos a Antonio?. ¿Maquiavelo? 

 

  • ¿del malentendido Maquiavelo? – contestó, retrocediendo. Seguían riéndose los tres, había mucha, pero mucha complicidad. No lo entienden, lo importante son los fines, pero los fines del conjunto – ya era el supuesto personaje quien hablaba- como cuando construíamos los primeros estados laicos, eso era un principio, por el bien colectivo no hay escusas ni maneras prohibidas, pero no, ignorantes, no el bien particular, sino el del estado, parias. Actualmente, el bien particular, con unos aventares se justifica totalmente y sin ningún problema. Los intrinculis y maniobras del beneficio propio, son más que vistas y aceptadas con resignidad…os digo desde hace muchos siglos que os miro. Rechacé la idea de nombrar a Sr. Sanches como príncipe…me parece que ha dado un golpe de estado con catapultas prestadas. 

Comenzaron a reír los tres. Esa metáfora-imagen, cínica-hirónica, había sido muy buena. Jesús había escuchado la conversación discretamente. En medio se podía haber puesto, lo sabía, pero un hombre discreto. 

  • “troncos” – dijo Jesús para suavizar sus palabras - habláis muy bien, pero sabéis, dicen que los que tienen facilidad para asociar ideas, tienen algo de dificultad para entender el presente inmediato, para situarse ¿creen en la posibilidad de cambiar estas maneras organizativas y políticas?,¿por dónde empezaríais?,¿Cómo lo haríais?....hipótesis non fingo – no tenía estudios, pero devoraba libros, Newton.. le gustaba- hablemos de mecanismos que funcionen aquí

Las risas, seguían siendo muy divertidas, pero pasaron de la inocente alegría a las sonrisas irónicas y graves. Se hizo tarde, se levantaron, se fueron y el sol, al ponerse, se llevó también los whiskys.