Vivo en un mundo en el cual el tener reflexiones sobre temáticas
trascendentales, existenciales o al menos, abstractas, es considerado
como un hecho de locura. No patológica pero, aceptada y
diagnosticada. En éste, las formalidades y los hechos generalizados,
son el pan nuestro de cada día y el no moverte, con gusto y placer,
en ellos, te distancia y te lleva a la diferencia. Y aquí, la
diferencia, no enriquece, sino que margina y separa.
Pero, estas palabras que os digo, ¿son de una persona artista que se
pierde en sus sueños o son, en mi caso, de un hombre que tiene una
seguridad en si mismo algo trastocada?
Inserción, adaptación o integración del individuo con total y
máxima normalidad implica el uso de acciones cotidianas estándar
que implican que una gran cantidad de posibles acciones alternativas
sean, de principio eliminadas o no aceptadas.
La lejanía solo existe para aquellos que se tropiezan con ella
cuando van buscando a los demás.
Es ciertamente complicado, encontrar un circulo de personas reunidas
en momentos lúdicos, en los cuales las banalidades, gilipolleces y
alcohol no desborden cualquier intento de “alucinar” con vista
clara entre ideas, por el interés de “flypar” por los efluvios y
efectos de las drogas, fumadas o bebidas, más o menos fuertes.
No hago Moral, hago Ontologia y creo en la perdida de nuestras
acciones más parejas a nuestra posibilidad de realización.
Y llega Kierkeggar y nos comienza a hablar de la angustia de sentirte
como entidad propia y no como parte del conjunto y de éste a los
demás, empezaron describir la angustia y visión propias de la
perspectiva de la individualidad del sujeto.
Y...¡apenas veo la televisión!, pues me quedo realmente impactado
del punto de estupideces y tonterías que se hacen y dicen. Aquí en
España, programas de máxima audiencia están hechos para tontos.
Belén Esteban, máxima estrella. Informaros.
Yo no soy excesivamente diferente, porque mi disconformidad se limita
a no participar en muchas actividades, digámosles, normales. Y aun
así siento miradas acusadoras.
La diferencia no buscada es, para aquellos, un problema a nivel vital
en esta sociedad.
Es difícil encontrar una realización personal, si no es, dentro de
los cauces ya constituidos.
O ¿sentirán todos lo mismo que yo?, ¿no se reirán casi todos por
la misma obligación de hacerlo y pensaran de mi lo que yo pienso de
ellos?, ¿no nos tendrá el sistema social que hemos construido
totalmente prisioneros y enajenados en él?