- No, no, déjate de una pura
metafísica disfrazada de ética -le dijo, su compañero de viaje en
el tren a Jean Paul
- Pero amigo, no te hago más
que realismo si te afirmo que sólo hay que existencia - le contestó.
- Sí, pero ves más allá.
Igual me da igual lo que sea, lo mismo me resulta lo que haga, !lo
acepto, lo asumo¡, Estáte, amigo, algo por encima de las
vicisitudes humanas, y sigue su desarrollo como el trascurso natural
del devenir.
El tren se alejaba del campo
de prisioneros. El más poderoso ejercito alemán los hizo
prisioneros y los encarceló hace ya unos 8 meses. Allí se
conocieron y su amistad fraguó. Sartre le gustaba escribir, pensaba
hacerlo y algo había publicado ya. Andrè le motie, nunca lo pensó.
Reflexionaba, especulaba, pensaba pero no tenía ninguna intención
de publicar. Disfrutaba haciéndolo. Éste era su premio.
- André, ¿no te provoca
vacio el no encontrar ninguna entidad formadora que dé sentido a
nuestra vida?
- No, amigo no, el que así
fuese, implicaría un profunda aceptación de la realidad. Derriba
tus pasiones que te atrastran por el mundo del debería y acepta el
es, a las cosas cómo son. Controla tus sentimientos, maneja tu
vida. No es una entidad lejana, no, la tenemos metida en el bolsillo
de la chaqueta. Capta los derroteros propios del devenir como parte
integrante de la vida.
Sartre lo miraba con los ojos
grandemente abiertos y pensamientos de admiración. Parecíase pensar
en nada, para cuando te sorprendía con una conclusión
absolutamente definitoria y definitiva.
Mientras hablaba se desplazaba
un mechón de pelo que le caía ondulante por entre la frente. Tenía
la nariz recta y la boca pequeña. La mirada era dulce, pero cuando
no la fijaba, las arrugas laterales reflejaban su reflexión y
seriedad.
- Considero - continuó
Sartre, el gran fracaso de la humanidad, estas dos grandes guerras
del siglo XX. Creyéndose parte de un grandioso colectivo, llamado
humanidad, hemos caído en una suma heterogenea de diferentes y mucho
entre si, individuos. Me siento perdido Andrè, ¿donde estoy?,¿cual
es nuestro sentido?, me siento vacío.
Alzándose del respaldo de la
butaca le dijo Andrè
- ¿por qué?,¿quien te ha
dicho que las cosas hayan de ser diferentes?,¿por qué te angustia
si no hay nada más y tienes todo lo que hay? Acepta lo que hay con
inteligencia y fortaleza. Deja de buscar algo que ni está, que no es
más que un sueño inventado, una imposibillidad que te lleva a los
fracasos. De sabios es no sufrir por aquello que no se puede cambiar.
Camino iban de Paris, era un
día magnifico y bonito de otoño, con cielo azul, limpio y
despejado. Jean pensaba en cómo actuar y poner en marcha sus
inquietudes. Se iba a afiliar en una facción muy moderada comunista
que en Francia estaba creciendo. Había que mirar hacia el furturo,
luchar contra la miseria de la vida e intentar cambiarla.
Andrè pensaba volver con
Paulinne, con la que soñaba todas las noches y trabajar en la
impresora de la editorial para echarse grandes tertulias entre
cervezas al fin de la jornada. Volvería a tener inolvidables paseos
cada día de cada fin de semana por las verdes dunas de las primeras
estribaciones de la cordillera, disfrutando y pensando simplemente en
respirar, en el ahora más absoluto.
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