SCHOPENHAUER Y MI
ABURRIMIENTO
Schopenhauer siempre se
sentaba un tanto inclinado hacia delante en la barra del café, justo
al lado de la Editorial.
Era un hombre serio, muy
formal, un tanto taciturno y con el ceño, habitualmente fruncido.
Sin embargo, frente a ésta aparente
distancia, tenía una conversación agradable, clara, concisa y
concreta y muy placentera con los
contertulios.
Ciertamente no lo tenía
preparado, pero empecé la conversación, imagino que como actuación
de mi subconsciente, haciendo alusiones a
temas vitales y anímicos.
- Arthur, ni te
imaginas la falta de interés que tengo, no me motivo, me aburro,
he de buscar algo más.
Me
miró de arriba a bajo
-Andrés, he de decirte –
temblé, que jamás tendrás una completa satisfacción pues lo que
nos sustenta es la voluntad de ser y siempre tendrás más ganas de
serlo. La ambición de ser jamás se nos agota y ser implica
movimiento y acción. Ninguna actividad agotará esta necesidad. No
somos un espíritu generalizado
y universal, sino, unos simples individuos que nuestra voluntad de
ser nos lleva a existir y a buscar en un camino sin fin en la
satisfacción.
Pensativos permanecimos al
menos un minuto mirando cada uno hacia una esquina del bar.
-Andrés García
-sólo sacaba mi apellido exigiendo atención, ¿has pensado como
superare esa apatía hacia tu realidad
circundante?, ¿cómo realizarse en tu propia realidad.
- No, maestro
Prusiano.
- Pues bien y escucha,
o te introduces en la ingravedad y heterodoxia del arte y te dejas
llevar por una belleza sin sentido, o bien te ahogas en la compasión
y llenas tu espíritu de paz en
los buenos sentimientos que recibes y que
das o, y esto te interesa, que yo lo sé, te haces asceta y vives
fuera de la realidad material circundante, hundido
en sentir tu persona sin los pensamientos particularizadores.
- Schopenhauer, sabes
que soy fuertemente introvertido.
- Pues entonces, amigo
de la impresora, coge la tercera vía para huir
de la vida mundana por falta de realización en ella. Huye
hacia el misticismo, búscate a ti mismo
en éste, persigue a tu persona en la tranquilidad, el silencio y
en la paz con lo vaporoso del mundo asceta. Busca tu Nirvana, tu
persona, tu tranquilidad llegando de manera inductiva
o intuitiva y no contaminado con ningún pensamiento con contenido.
- Dame más pistas
- Estudia filosofía
oriental, lee hinduismo, sobre buda y otros. Llevaban ya siglos
escribiendo sobre estos asuntos por el mundo mientras que aquí en
Europa tuvo que entrar el siglo XIX para hacerlo.
- ¿Éste pensamiento
busca la felicidad en el ascetismo, arte hetereo o la compasión
como sentimiento ideal, ante la falta de
realización en la totalidad cosmológica o el directo mundo
natural?
Me miro, aseverando mi
comentario pero dejando abierta alguna puntualización, con su
expresión, de esto último que le dije.
Apuró el café y salió
por la puerta principal.
Me sonrió antes de irse,
algo que era un exceso dada su persona.
Desde el mismo taburete
desde donde habíame estado hablando, giré
y giré cansado no ver más que miradas que no iban más allá que a
dos palmos de su nariz, ni pensamientos que saliesen del espacio
ocurrido entre don días antes y después
del momento.
Yéndome,
mirando al interior del bar de reojo me iba diciendo
- Esto no es vida, no,
Andrés, la inmediatez es la salida de los pobres de espíritu.
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