miércoles, 21 de mayo de 2014

SCHOPENHAUER Y MI ABURRIMIENTO


SCHOPENHAUER Y MI ABURRIMIENTO

Schopenhauer siempre se sentaba un tanto inclinado hacia delante en la barra del café, justo al lado de la Editorial.
Era un hombre serio, muy formal, un tanto taciturno y con el ceño, habitualmente fruncido. Sin embargo, frente a ésta aparente distancia, tenía una conversación agradable, clara, concisa y concreta y muy placentera con los contertulios.
Ciertamente no lo tenía preparado, pero empecé la conversación, imagino que como actuación de mi subconsciente, haciendo alusiones a temas vitales y anímicos.
- Arthur, ni te imaginas la falta de interés que tengo, no me motivo, me aburro, he de buscar algo más.
Me miró de arriba a bajo
-Andrés, he de decirte – temblé, que jamás tendrás una completa satisfacción pues lo que nos sustenta es la voluntad de ser y siempre tendrás más ganas de serlo. La ambición de ser jamás se nos agota y ser implica movimiento y acción. Ninguna actividad agotará esta necesidad. No somos un espíritu generalizado y universal, sino, unos simples individuos que nuestra voluntad de ser nos lleva a existir y a buscar en un camino sin fin en la satisfacción.
Pensativos permanecimos al menos un minuto mirando cada uno hacia una esquina del bar.
-Andrés García -sólo sacaba mi apellido exigiendo atención, ¿has pensado como superare esa apatía hacia tu realidad circundante?, ¿cómo realizarse en tu propia realidad.
- No, maestro Prusiano.
- Pues bien y escucha, o te introduces en la ingravedad y heterodoxia del arte y te dejas llevar por una belleza sin sentido, o bien te ahogas en la compasión y llenas tu espíritu de paz en los buenos sentimientos que recibes y que das o, y esto te interesa, que yo lo sé, te haces asceta y vives fuera de la realidad material circundante, hundido en sentir tu persona sin los pensamientos particularizadores.
- Schopenhauer, sabes que soy fuertemente introvertido.
- Pues entonces, amigo de la impresora, coge la tercera vía para huir de la vida mundana por falta de realización en ella. Huye hacia el misticismo, búscate a ti mismo en éste, persigue a tu persona en la tranquilidad, el silencio y en la paz con lo vaporoso del mundo asceta. Busca tu Nirvana, tu persona, tu tranquilidad llegando de manera inductiva o intuitiva y no contaminado con ningún pensamiento con contenido.
- Dame más pistas
- Estudia filosofía oriental, lee hinduismo, sobre buda y otros. Llevaban ya siglos escribiendo sobre estos asuntos por el mundo mientras que aquí en Europa tuvo que entrar el siglo XIX para hacerlo.
- ¿Éste pensamiento busca la felicidad en el ascetismo, arte hetereo o la compasión como sentimiento ideal, ante la falta de realización en la totalidad cosmológica o el directo mundo natural?
Me miro, aseverando mi comentario pero dejando abierta alguna puntualización, con su expresión, de esto último que le dije.
Apuró el café y salpor la puerta principal.
Me sonrió antes de irse, algo que era un exceso dada su persona.
Desde el mismo taburete desde donde habíame estado hablando, giré y giré cansado no ver más que miradas que no iban más allá que a dos palmos de su nariz, ni pensamientos que saliesen del espacio ocurrido entre don días antes y después del momento.
Yéndome, mirando al interior del bar de reojo me iba diciendo
- Esto no es vida, no, Andrés, la inmediatez es la salida de los pobres de espíritu.

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