Habían
salido antes del trabajo, se habían encontrado con un tiempo
antelación y llevaban ya unos minutos extras más de cada día.
Esta tarde, además, no trabajaban. La conversación era entretenida
y fluida. Esto prometía. El barman les acercó las infusiones y
se retiró.
Andrés
y Antonio estaban sentados en el borde de la barra del bar tomándose
la infusión, mientras Andrés se levantaba de vez en cuando para
hablar con Antonio con los brazos abiertos.
- Pero, ¿qué no lo sientes?,¿qué no lo ves?,¿qué no existe?
- No, Andrés, lo que te digo es que no son más que ilusiones abstractas, metafóricas, metafísicas que no tienen realidad- dijo, pausadamente, Antonio.
Los
ojos de Andrés se abrieron descomunalmente mientras se ponía de pie
y con la voz muy moderada pero con grandes gestos le decía.
- ¿Me quieres decir que la Belleza no existe?
- Sí, lo que hay son objetos a los que denominamos como bellos, pero sola no existe la Belleza. Como tampoco existe la Justicia.
- ¿Que?,entonces sobre que hemos montado todos nuestros tratados y esquemas para explicar la Justicia y aplicarla....¿de la inspiración matutina de aquella persona?
Antonio
no contestó y se retiró algo más atrás mirando fijamente a su
amigo.
- No, son los habito, costumbres y repeticiones quienes marcan y connotan la Justicia.
- Pero, Antonio, ¿entonces no existen estos conceptos abstractos que utilizamos?, ¿donde están, para qué están?. Yo los utilizo todos los días para pensar, escribir, planificar. Tú no quieres salir del puro mecanicismo ontológico y yo sí.
- Andrés, una cosa es que valgan o que se utilicen y otra cosa es que tengan una realidad ontológica. Que sean o que existan en otra dimensión.
- Bien, eso no será, pero pueden tener una existencia organizativa, concretadora, real, como elemento organizativo de todas aquellas impresiones, buscando la forma compartida.
Y
el barman, que no se perdidiza ninguna conversación les planteo
- Y Dios ¿también es un montaje propio o es producto de nuestra evolución social?
- Joder, amic.
Sabían
que había tocado un tema en el cual la Filosofía muere entre las
manos calcinantes de la Fe.
-
¿Quien se atreve a afirmar a Dios con el instrumento de la mente a
sabiendas que nos ha estado engañando, tu mente y la mía, mucho
tiempo? Antonio dijo.
- Dios, amigo, no es más que la proyección de las inseguridades, dudas y deseos propios de los pueblo. No es una idea suprema existente, sino una duda antroporformizada
- Pero, Antonio, ¿no encuentras en ocasiones como tu pensamiento se eleva por encima de las circunstancias, las operaciones lógicas y necesarias y actúa en función de otros principios que por su acción propia adquieren realidad?
Que
si la metafísica, que si los conceptos, que si la realidad,
procedencia, utilidad, dimensión. Estos términos y situaciones les
tuvieron entretenidos, al menos ocupados toda la tarde, que por ser
miércoles, tenían libre en la editorial y tras comer en el café,
se engancharon en la conversación hasta que en su casa comenzaron a
echarles de menos.
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