La filosofía y el lenguaje son dos hechos directamente
relacionados.
La física también se cuenta bajo la misma forma
simbólica, pero su descripción, sus leyes, se entienden y se expresan igual en
todas las lenguas, ya que su relación es accidental. Las diferentes
construcciones matemáticas o físicas contemplan unas diferencias contingentes
entre esta y otra lengua.
Pero la filosofía no.
Es más, en ocasiones dudo de la comprensión de la filosofía
en diferentes lenguas.
Si se hace metafísica, se va flotando en los alrededores
de las ideas que no tienen forma acabada y definida y es un movimiento
intelectual como se maduran y moldean.
Son unas determinadas manos y con una textura especial y
particular para darle y hacer inteligible una forma filosófica.
Tiene el maestro, el o ella, que poner las manos sobre
las nuestras y que nos lleve a la
comprensión.
Las manos son el lenguaje que compartimos.
Me es difícil llegar a la comprensión de ciertos términos
hasta el momento en que alguna expresión, descripción verbal o definición
particular me trae la luz. Este movimiento es un acto abstracto que encuentra
su resolución en la práctica y el contacto diario. Y si este no esta, el
problema continúa.
Tiendo a dudar en la misma concepción de la realidad entre dos personas cuya lengua materna no
tenga ningún origen común.
Las expresiones, construcciones particulares y aplicaciones determinadas son y funcionan
como connotaciones de significado.
Ya tropiezo con la dificultad de trasmitir pensamientos
abstractos, sin forma material del objeto en mi propia actividad, con lo que me
caigo de la terraza cuando pienso en hacer filosofía en una lengua y cultura
diferente.