martes, 13 de noviembre de 2012

CUERPO Y ESPÍRITU

Me cuesta comprende cómo no ha sido un problema prioritario de solución o reflexión, al menos, en la filosofía contemporanea, esto es, la relación entre la parte física y espiritual de las personas. No hay un estudio fisiológico en la solución, pues sólo pueden haber hipótesis teóricas amordazadas por la imposibilidad física que nos convenza y complazca. Comprendido y afirmado queda que las ideas, inquietudes, valores y otros términos abstractos que operan y funcionan que no tienen un origen físico en la conexión neuronal. Ahora bien, la relación es clara y directa. Digamos que el estado anímico del sujeto cambiará, a mejor, tras realizar un ejercicio físico por voluntad propia y bien, ¿qué relación puede haber en el relax muscular y la concepción espiritual desde la tranquilidad?, ninguna. Tus valores primeros no pueden ser un reflejo físico venido por conexiones neuronales. No caben dentro de una conexión eléctrica. Hay relación, pero nuestra conciencia no será determinada por una forma física. Y también en la dirección contraria, pues, tumbado, relajado, tranquilo, navegando entre las alegrías de tus pensamientos, puede surgir alguna confusión existencial, producto de tu pensamiento que traiga consigo una aceleración del ritmo cardíaco. Una alteración del espíritu también se manifiesta físicamente. La relación es clara. La relación es directa. Pero aquí y entonces llega el asunto o problema a investigar, es decir cual es el medio y manera de la interacción cuerpo y espíritu. El termino cuerpo, lo lleváis encima, el termino espíritu es una descripción fenomenológica.

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