miércoles, 28 de noviembre de 2012

LOS ENGAÑANTES


Para corregir, mejorar y avanzar, hagamos fenomenología y  no esbocemos esencialidades y entremos en lo irresoluble. Los valores y demás son anclas que nos fijan a cada uno en sus ideas.
            Busquemos la funcionalidad del proyecto y no la solución total.
            Las explicaciones y justificaciones ya sean existenciales, éticas, antropológicas e incluso ideológicas que las pongan los filósofos, religiosos, poetas o artistas.
            La política sólo debe conducir y dirigir lo que ya es y actuar con lo que ya está.
            El asunto de la política es mayor del que somos conscientes pues su disfuncionalidad es producto de la construcción ideológica total de nuestra sociedad.  No son los diferentes sistemas los que ensucian el hecho de convivir en sociedad, es el talante, espíritu y objetivos de los dirigentes.
            Ante la falta de una primera irresolución en el comienzo educativo que conllevaría necesariamente un buen funcionamiento sea cual fuere su color, hay que buscar un sistema funcional, probabilístico, proporcional y numérico. Con la actuación mecánica ante los problemas sin intereses ideológicos se consigue con más facilidad una mayor resolución de las situaciones.
            Copérnico  se quedaría corto y Kant no sería más que un esbozo de cambio cuando hagamos una sociedad justa. Busquemos la actuación inmediata en la práctica y construyamos unas mentalidades futuras. No vivamos entre nubes de sueños ideológicos pero no dejemos de educar. No hay otra manera de convivir.
            Arrastrados por los suelos vamos las personas ante estructuras y construcciones que tenemos establecidas como buenas y validas allá, por todo lo que nos rodea.
            Pasarse de un nivel de crítica hacia lo establecido es de inadaptados, descolocados, locos, soñadores y otros calificativos utilizados de manera negativa.
            

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