I
La grandeza o verdad de aquello que se haga es
injuzgable. Lo qué sí que es medible será la noción, valoración y proyección
que tiene el hecho.
Hacer Filosofía, construir pensamientos abstractos,
preguntarse por los primeros principios y las causas, querer saber el origen y
el por qué del mundo circundante, entender la esencia y la razón del ser humano
y otras muchas cuestiones del mismo árbol son, en estos tiempos, despreciadas.
El materialismo entendido como la aspiración a tener objetos
o propiedades tangibles, visibles, táctiles, habitables y demás es el hacer, el
modo, la expresión, identificación y razón de ser de ser del mundo actual.
¡Loco aquel que no piense en la velocidad del vehículo y
se cuestione sobre la imposición técnica sobre el sujeto!
¡Desgraciado el que no busca tener grandes propiedades
donde cubrirse de riquezas sino que persigue el refugio sereno en el espíritu!
¡Infeliz aquel que no siente satisfacción ante los
objetos materiales pues condenado está a vivir apartado en la sociedad!
II
La historia es larga y fecunda en sus avatares. Ha habido
circunstancias varias y muchas, en la relación de las personas con la cultura y el saber.
Se dio su abandono por su desconocimiento cuando era solo para privilegiados, se hacia
imposible por su lenta difusión, se vio
invadida por intereses, por revoluciones, por la teología y así constante y
continuamente a lo largo y ancho de la historia. Un poco más o menos, algo más
alto que bajo, pero siempre, ha sido un acompañante en la vida de la humanidad.
Pero, nunca jamás
se llegó a la imposición a nivel social de unos movimientos, hábitos,
convicciones y coacciones que atacan directamente a la producción del saber, de
conocimientos abstractos en el producto del pensamiento, de satisfacción
intelectual, de verdades anímicas.
Vivimos rodeados de la idea como racional, digna y
socialmente aceptada en la sumisión completa al vacío material siendo reflejo
de nuestra inutilidad intelectual
El
preocupado vital, el curioso natural, el investigador humano, el que se atreve juzgar
medir los acontecimientos actuales como problemáticos,
no levanta, siquiera el desprecio y sólo produce sonrisas de misericordia o pequeña
complicidad y divertimento.
III
Hacer cultura y conseguir sabiduría es un asunto
directamente proporcional al avance y mejoría de la especie humana.
Es indiscutible por evidencia y demostrable por inducción
o por deducción su necesidad.
Como causa final es el camino para que seamos.
Como causa eficiente es nuestra realización de personas
como tales.
Es la entelequia que nos define y nos diferencia a todos los
niveles.
Pesa bastante mas la serenidad del espíritu que aquel gran
coche que conseguiste comprarte.
La sabiduría no supondrá el desprecio de las facilidades
materiales pero sí nos llevará, definitivamente, a ponerlas en su lugar.
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