POESÍA DE LA LLUVIA.
La lluvia caía con tranquilidad, no tenía prisas, no había quedado con nadie, no tenía que regresar a casa, parecía reírse de nuestro estrés y amontonamiento.
Ella solo tenía que caer a un ritmo tierno y no más que pensando en el amor y haciendo poesías.
Dibujaba en las ventanas largos surcos que haciendo tangentes atravesaban todos el cristal.
Una mujer mirándome de frente y por la lluvia detrás de ella, hacia un bonico cuadro, frescura, alegría, belleza y un hombre dándome el perfil y mirándola, pareciese que la lluvia fuera el efecto del viento cuando corría en busca de aventuras.
El desorden imposible del agua cayendo, le daba, frente a lo que nadie podía sospechar, armonía y dulzura.
Las gotas de la lluvia en el cristal brillan, y siempre, pero sonriendo, se esconden el el riachuelo y se pierden en la mar.
La eternidad de la belleza duraba un instante mientras las lágrimas de la lluvia se deslizaban por las mejillas de mis sentimientos.
Al segundo de su plenitud, la belleza se esfumo cuando el pasajero miró en otro dirección.
LA POESÍA DEL CORAZÓN
Y otra vez, y sin previo aviso, mi corazón me volvió a traicionar...le sulique pero oidos sordos a mis ruegos.
Cuando me quise dar cuenta, cuando fui consciente, ya era demasiado tarde.
Pues...¿Quien le dirá a las olas de la mar que vuelvan al mar y que dejen a la playa?
¿Quien pedirá a las hojas color crema de otoño que perduren todo el invierno?
¿Quien va a pedir a la Poesía que salga de los libros y nos invada?
Aquella noche maldecía a la Naturaleza...no quería el amor sentimental que me hacía sufrir.
¿ Por cual escusa me obliga a enamorarme?
Naturaleza ¿que motivos me das para justificar unas lágrimas de un amor que no tienen ni vigencia ni autorización?
Nuestra naturaleza, a través de las lágrimas, no dejan que nuestra razón, nuestra conciencia operen con en libertad.
¡Quiero ser libre!….¡Quiero que la lágrimas y el amor dejen de ser cadenas!
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