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En el último párrafo, cometí el error en asignar el nombre al personaje del diálogo. Ya corregido.
Tomas, aquel hombre serio, totalmente encajado, pero reflexivo y con inquietudes intelectuales. Directivo de la editorial.
Tomas, de la encuadernación e impresión de la editorial. Culto y estrambótico. Observador y conclusivo.
Ambos buenos conversadores y amantes de las mismas.
Y Ustedes ¿qué ven el los ojos de los demás?
martes, 28 de noviembre de 2017
No me ven, sino yo los miro.
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Ni la gente, ni el mundo me miran, la película la filmo yo. No me
ven, sino yo los miro. Yo no salgo en la pantalla, son ellos los
actores de la película. Ellos no me miran, yo llevo la cámara. La
vida empieza y acaba en el propio sujeto.
No
llevaban más de 5 minutos hablando, cuando ya alzó la espada Andrés
y comenzó a trotar afirmando. Tomas, con su traje de chaqueta
informal y saliendo del impacto – venia de una reunión rutinaria,
repetitiva y de baja intensidad- de las emociones de su amigo.
-
Bueno – Andrés- sal de tu individualidad cognitiva.
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¿Así?, pues que sepas además, que el camino de la evolución, nos
ha llevado a un estado de autoconciencia no más. No hemos alcanzado
algún estado espiritual propio del camino del ser humano, al cual,
en nuestro conjunto hemos de llegar. La evolución nos ha dado las
herramientas para sobrevivir, pero no el mapa para ir a ningún lado.
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Entonces ¿qué es el sujeto desvinculado de la totalidad?
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Es la realidad. El sujeto es la máxima expresión de la
individualidad propia de cada uno. La vida empieza y acaba en el
sujeto y la soledad de su pensamiento es la prueba empírica de su
distanciamiento.
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Vale, vale, amic, lo que no me negaras es nuestro compartir de
determinados elementos.
-
Pues sí, no compartimos ningún caldo, no somos parte del mismo
hervido. La resoluciones para unidad, son proyecciones de la
necesidad de la unión en la guerra contra la incomprensión por
nuestra incapacidad resolutiva de la realidad omniabarcante.
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Andrés - le dijo Tomas, no eres Agnóstico ni Ateo, eres un Filosofo emotivo, un
teólogo interrogativo, un antropólogo dudoso. Es del genero tonto
proyectar tu tiempo de ocupación mental en actos irresolubles.
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A ver, Tomas, cierto es que cuando hablamos tú y yo, hoy yo, mañana
tú, teatralizamos y agudizamos los motivos de dudas, aun así,
torero, pegate una lincerina, y dame soluciones
-
Andrés, el encontrar un punto de síntesis, de convergencia, de
unión, que comprenda a todos estos entes individuales y propios que
paseamos, casi sin mirarnos, por las calles ruidosas de cualquier
ciudad, es algo difícil y necesario. Ante esto tienes sólo dos y
únicas soluciones. O obvias el problema o tomas como solución el
hecho de la necesidad de compartir una realidad total.
-
Vale, es difícil, más de lo que imaginamos, pues ¿qué dimensión
tiene esto que compartimos? Son los lugares donde la ciencia muere
por su naturaleza y seguir buscando conocimientos serán espirituales
o religiosos.
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“Dios vendame los ojos con el pañuelo de tu fe” - pedía aquella
tarde, deportivamente derrotado, en la carrera de la comprensión de
cualquier elemento esencial del mundo circundante.
Tras
este comentario, los dos se quedaron mirándose. En ambas cabezas,
aun discutiendo la posible unión en su mundo reflexivo, la misma
duda, inquietud y búsqueda tuvieron. El abrigar el ateísmo total,
es un acto resolutivo que implica mucho valor. Pero, solo implica
valor y no la verdad por el acto.
Andrés se volvía pitando a la editorial, a ver la impresión de la tapas
del ultimo libro de Elisa Torres, pues debía de tenerla para dentro
de dos días. Tomas se quedó observando como salia del café.
Zapatos limpios, algo antiguos y buenos, pantalón bueno y arrugado
y camisa buena y arrugada también. Tomas se acabó el café y pagó
el suyo y el de Andrés, que se había olvidado hacerlo. Salió a la
calle calibrando que si quería tener, si pudiera elegir, tal numero
de inquietudes, vividas, disfrutadas y sentidas con las que vivía
Tomas. ¿Quizás mejor, el equilibrio económica, la tele y el sillón
buscando la inapetencia cultural y el sosiego mental?, ¿nos tiramos
piedras a nuestra naturaleza y cavamos nuestro propio chapucero
sepulcro?
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