Y, yo cayéndoome de risa,
retorciéndome entre las carcajadas, fue, cuando mi amigo me dijo que
por qué dudaba de vivir en una democracia. Con la suavidad tal que
una madre quitándole el flequillo del pelo que le tapaba la vista
traté de hacerle ver el error de sus pensamientos.
No vivimos en una democracia –
gobierno del pueblo- pues esto jamás es así.
La democracia murió en el
momento en el cual el sujeto, el ciudadano perdió la capacidad de
votar a individuos como el mismo. Los puestos elegidos y otorgados,
con el poder delegado que tú le has dado con tus votos, son
utilizados tal y como les venga en gana. Pactos, acciones, decisiones
contranatura de sus primeras intenciones prometidas.
¡ahy! Platón, hubieras
disfrutado viendo como los universales toma forma terrenal. La
mentira como entidad metafísica, adquiere forma y existencia en el
mundo material y es admitida como parte correspondiente en los actos
y discursos de los políticos con adsoluta normalidad y
previsibilidad.
La fidelidad a las palabras se
suicidió en su último cumpleaños.
El posible dirigente tiene que
hacer su carrera en el partido correspondiente. Éste actúa de
manera independiente y paralelo a los propios problemas a solucionar.
La satisfacción estriba en la simpatía, fraseología, afirmaciones,
miseras opiniones dichas como verdades metafísicas, lameculos y
transformistas que terminan sin saber donde están ahora ni lo que
quisieron ser.
Los grandes o pequeños partidos
políticos que actúan en unas condiciones ya estipuladas y
planificadas, recibiendo, ademas una gran ayuda central, no son para
nada parte del pueblo. Son un limbo de extrañas situaciones,
posturas, hipocresías, mentiras con beneficios, usualmente
económicos, de sus participantes. ¿Mala gente,?, no, pero “estoy
aquí por el dinero y poder. No por mi entrega a tu mejora. Sí, por
su búsqueda accidental mientras a mi no me perjudique”. La
búsqueda del poder es el único objetivo buscado por los políticos.
El pueblo ni importa ni me interesa. Me rio a carcajadas cada vez que
oigo a un político que nunca, pero nunca jamás, busca el bien del
pueblo, haciendo alusiones al bienestar de lo ciudadanos.
No quiero aceptar que el poder
trasforme las lentes de cada uno de nosotros y que esto sea
inevitable.
Es posible convencer a la gente
y que comprendan que no vivimos en una democracia y menos en una
estructura que busque el bien del pueblo.
Y ¡mierda de democracia!
¡Solo quiero que me hablen sin
mentirme!
¡solo quiero que no me traten
como un objeto y además tonto!
Los ciudadanos montantes, no
tenemos el poder mediático ni la capacidad económica para decir la
verdad y la necesidad consecuente de hacer un cambio que nos imponen
los beneficiados que son además, dirigentes y dominan el
funcionamiento del sistema.
¡mierda el futuro en sus manos!
Es imposible el cambio sin
revolución pues no hay medios canalizados y actuales que puedan
funcionar para la reforma.
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