domingo, 14 de octubre de 2018

El tren de mis soluciones.






Habíasae perdido el primer tren de la mañana y le tocaba coger el segundo.
Lo que era una desgracia, pasó a ser una bendición.
- Sí, sí, Andrés, mira que me lo he dicho veces, ¡fíjate en el letrerito de la vía!. Se había vuelto a equivocar. Segunda vez en años, pero era demasiada evidencia.
Pensose que iba a tener un pequeño follón pues sus compañeros igual tenían algún pensamiento despectivo por su supuesto desinterés o con el mismo por su incapacidad para darse cuenta de la jodida letra que te decía en que vía salida el tren.
Se hizo la ilusión que era su cabeza la que más problemas ponía, que el mundo no tiene capacidad para descolocarte, marearte, aturdir, sino que es tu cabeza, tu mente, tus pensamientos, tus sentimientos surgidos de las conclusiones o cual otra cosa similar, lo que impacta y marea tus pasos hacia allá donde fueras.
El pasado ya murió, el futuro no tiene ni una sola pincelada, lo único que hay es presente, el cual, no quiere vivir mareado por los supuestos incidentes ni agobiado por sus consecuencias.
Decidíó que iban a ser ellos, los demás, quienes tuviesen que acatar y sufrir a este descolocado fraile de la minifalda.
El escaparate social nos afecta a los más débiles, que no podemos evitar sentirnos observados.
Además de sentirnos observados, querer y necesitar hacer gozar al que nos observa. La felicidad está en los demás.
    • Jo, Andrés, ¡Cómo exageras!
    • No, Antonio, sal del agujero y observa lo que te rodea.
Así pues, iba a llegar tarde al trabajo y aquella fue la primera vez, en muchos años, que no se sentía con la necesidad de dar explicaciones y explicar sus aventuras y desaventuras, o a no ser que se lo pidieran, y con potestad o suplicios.
En el tren supuso su inocencia y el camino continuó o comenzó con tranquilidad mientras se decía y hacia alusión a la capacidad que tienen aquellos a los que todos permanecemos sumisos a darnos verdades constitutivas y que nosotros asumimos con rapidez. Es ¿por lo fuerte de sus razonamientos!, no, es por la falta de creencia en los nuestros. Aquella mañana comenzó a tratar de imponer más sus pensamientos independientemente de la similitud, continuidad de aquellos que supongamos verdaderos y primeros.
Mira, los pasajeros de este tren - pensaba- que a punto estuve de perder, tenemos la misma capacidad de encontrar las maneras mínimas de funcionamiento y ventajas de que cogiera su tren, igual que el revisor, conductor ayudante, pero pensaremos que cualquier reflexión sobre el impacto directo que tendrá en nuestras vidas el uso del tren, se lo dejamos a los que consideramos especialistas.
Y estos, arruinan nuestra libertad y realización.
Los valores constitutivos y primeros en cuanto a la dinámica de funcionamiento y desarrollo del ser humano como tal, están ya fuertemente asumidos y postulados y el resto de los individuos no debemos que recogernos ante sus decisiones.
Pero el tren seguía y ya se acercaba al colegio.
Andrés se iba repitiendo lo que era importante y, asumiendo la dificultad y peligrosidad del camino, decidió, siempre respetando a los demás, encontrar su modo particular e independiente de sentarse, a pesar de todos los consejos del listo, resabido e interesado, siempre, revisor.

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