CARTAS
A JORGE (3)
(Andrés,
¡por qué te fuiste!. Poco a poco te las iré mandando pues las
últimas están en un cajón totalmente arrugadas. Me lo pregunto con
constancia cual sería la razón por la cual huyó de nuestra vera
en el camino)
25
Julio 1993
Jorge,
ayer, tras tener que aguantar más de las indisposiciones vitales que
hace pagar con todos sus empleados, nuestro jefe J...., tuve una gran
revelación. Entró en los escritorios echando relámpagos de furia
por la leve tardanza que tuvieron mis compañeros en la traducción
de los textos y por la mía consecuente, en la realización de la
sinopsis correspondiente a ellos, ¡ahy!, amigo, qué mala que puede
ser la vida, qué juguetona y capricho es, qué falsa se presenta
cuando aparenta dártelo todo y no hace más que llevarse lo mejor.
Mi paranoico jefe se fue del trabajo a las últimas horas después de
haber sudado ampliamente sus ya sucios cuellos de la camisa y bajo al
garaje a coger su expendido coche. Tardé algún rato en dejar mi
mesa bien ordenada. Me gusta vivir en el orden material pues todo el
desorden ya lo tengo en el espíritu que trato de ordenar, ya lo
sabes. Al llegar a la calle justo salia del garaje rugiendo con su
flamante coche, el cual yo nunca podría tener. Durante unos
instantes sentí algo de envidia pero poco me duró. Jorge, amigo, la
vida es demasiado corta como para preocuparnos excesivamente de las
cosas circundantes. La vida es un regalo que tenemos y debemos ser
capaces de apreciarlo como tal y disfrutar sólo de estar respirando.
Cantando me fui hacia mi redil. El fresco y reconfortante aire que
venía directamente del mar acariciaba mis mejillas y me producía un
gran placer. Me prometí a mi mismo, no más que preocuparme por lo
importante y esto sería mi estabilidad mental y mi calma profunda.
26
Julio 1993
¡Qué
poco duran las conclusiones teóricas cuando las tienes que asar con
el fuego de la realidad!, ¿tan poco nos conocemos?, ¿con tanta
facilidad nos engañamos?, es que ¿queremos algo que no somos? O ¿es
que no sabemos lo que somos?. Así me sentí cuando volví a aquella
mesa y sentí que el mundo me apreciaba poco para lo que yo valía.
Jorge, gran amigo, la noche anterior me prometí que iba a ser feliz
con la poesía entre mis pensamientos, con la visión tierna que de
la vida me provoca, cuando atisbo, sin miedo, una gran felicidad en
las pequeñeces que me doy. Pero esto no es fácil cuando sentía los
ojos vigilantes de J...., oscultándome con un estetoscopio mi
trabajo.
27
Julio 1993
A
S....S...., me la encontré en el ascensor a la hora del almuerzo.
Pensativo estaba cuando me espeto con una gran conclusión y me dijo,
“Andrés, siempre pensando en tu interior y el mundo está más
lejos, es más amplio y va más allá de ti”, asombrado le contesté
que hasta que punto ella salia de si mismo cuando se comunicaba con
los demás. Nos despedimos muy cordialmente. Sabes, Jorge, amigo, que
soy y somos tu y yo, sociables. No somos ascetas ni huraños, pero y
creo que a los dos nos es imposible dejar a un lado nuestros
pensamientos interiores, pero y además te digo lo que estuve
pensando el otro día y era cómo que nuestra subjetividad es
absoluta y ninguno, nunca jamás tendrá una visión total y correcta
de nuestros pensamientos, salvo los ligeros brochazos de significado
que se hagan en el lienzo de la comprensión a través del lenguaje.
El lenguaje es el mundo que nos rodea, que éste no somos nosotros,
sólo lo utilizamos.
2
agosto 1993
Jorge,
la otra tarde, me tropecé con S...S.... de nuevo, pero esta vez a la
salida del ascensor. Teníamos ligeras pero buenas conversaciones. No
pide evitarlo y la comente¿Por qué me dijiste que debía de abrime
más al mundo circundante?, ¿es por la expresión de mi cara?, ¿es
por mi sonrisa en la soledad?. Me dijo motivos tales como que el
mundo va más allá y no se acaba en nosotros mismo. ¡oh!, ¡cuan
equivocada que estaba!. Jorge, amigo, tú y yo, en las largas
conversaciones que teníamos las nublosas y grises tardes en los
abedules ya de hojas cobres, siempre nos íbamos con alguna duda
sobre lo que pensábamos los dos. Si no te preocupa la comunicación,
si que la hay dentro de la inoperancia, pero cuando intentas
comprender y llegar al alma del contertulio, descubres los infinitos
rincones inexplorables para el que lo observa y desconocidos para
queden los posee y pertenecen.
CARTAS
A JORGE (4)
(Jorge,
se nota que Andrés te escribía tal y como le surgían las ideas,
rápido y con prontitud, pues aun estando versado en las letras y
trabajando con ellas, algún traspiés cometió entre los bolígrafos
y las hojas. Me hubiera gustado haber estado allí, en alguna de
vuestras conversaciones)
4
Octubre 1993
Mi
gran amigo Jorge, lo primero es pedirte disculpas por estar tanto
tiempo incomunicado pasando horas envuelto en asuntos que han sido de
mucha importancia. Mi mujer está, de nuevo embarazada. La alegría
fue múltiple, pero otros problemas también han comenzado casi a la
par. El indeseable de mi jefe y director, realizó una rasura
colectiva despidiendo a una gran cantidad de mis compañeros. A mi,
entre grandes demostraciones de su gran vehemencia, me permitió
seguir trabajando, pero con mi sueldo y mis horas dividido por la
mitad. E...., esta engordando muy dulcemente, sus senos, sus caderas
y sus mejillas van aumentando su belleza y volumen. Salvo las noches
o tardes que tiene indisposiciones, sonríe y habla continuamente. La
felicidad nos acompaña, aun a sabiendas de lo difícil que se nos ha
puesto el asunto. A la vecina de enfrente le encanta especular y yo
sé que todas o casi todas las preguntas están encaminadas en el
puro y duro cotilleo, que realizará después efectivamente. El amor
es bonito y E.. y yo lo tenemos. Ya veremos como se lo toman sus dos
hermanos el hecho de tener que compartirlo todo entre tres. Veo los
telediarios, jorge, amigo, al igual que tú y ya te digo que pese a
mis limitaciones, tengo motivos de sobra como para sentirme feliz.
5
Octubre 1993
Las
primeras hojas del otoño crujen bajo la suela de mis zapatos.
Lentamente camino hacia mi casa. No está cerca del trabajo, pero
prefiero, como ya sabes Jorge, andar y estirar mis músculos entre el
asfalto y mi espíritu en las calles. Mi compañero J.....ha vuelto a
pavonearse por los pasillos de la oficina. Bien rasurado, se cabello
modernamente cortados, a pesar de ya no ser un jovencito, sus
pantalones vaqueros, buenos, sí, pero con unas roturas total y
absolutamente dibujadas, estudiadas y planeadas. ¡Cómo le gusta que
le miren!, es más creo y pienso que no quiere conseguir que ninguna
le ame, si no que todas le miren. Pero aquí todos sabemos ya de que
va el asunto y me digo que menos yo, que soy bastante respetuoso con
todas las personas, pienso que se carcajean de sus movimientos.
15
Octubre 1993
Ayer
mi mujer y yo pasamos casi todo el domingo en casa. Ella bajo una
manta bien calentita y yo con ella, cuando no tenía que estar con la
pareja de piratas, para calmarlos, darles de merendar o acabar los
deberes, que a sus 7 y 8 años, ya debían de hacer con hábito. No
nos gusta ver la televisión. Recuerda que en el pueblo, cuando
empezamos a charlas tu y yo, apenas parábamos en el gran bar del
refugio a ver algún telediario. Me sigue sin gustar y sigo sin
verla. Les devora la cabeza a todos, utiliza sus ideas y se las
cambia, los estudia y derrota con sus armas propagandísticas. El
barman del café de mi trabajo, pasa horas y horas de entre los
servicios a los clientes, suspendido en una visión perdida enfocada
hacia el televisor. Lo tiene totalmente atrapado y sometido. Entre
comentarios, escuchamos la radio, E.. y yo. Siempre hay noticias que
escuchar, ampliadas o cambiadas de perspectiva, mientras conversamos
o leemos.
20
Octubre 1993
Jorge,
ya sé que solucionamos y conciliamos el problema que ayer me volvió
a deambular por mis pensamientos. Al acabar de escribir el informe,
pensé que era bueno y que no era justo que su camino se muriera
entre los banales, rutinarios y poco valederos de la junta directiva
para enfilar las decisiones. Creo que descubro cosas descriptivas en
los comentarios sobre las obras que debían salir de esos despachos.
Por unos momentos me sentí algo trastornado. Pero solo fueron eso,
pocos momentos. Amigo, sigamos con el trato que adquirimos entonces y
pensemos que la alegría debía ser un camino propio y que ninguna
persona nos la deba a conceder o a otorgar con su aprobación o
admiración por nuestros actos. Soñemos en la viva, vivamos soñando.
Decidimos que debíamos crear un mundo interior y propio donde buscar
nuestra realización personal. La capacidad de descubrir la verdad y
llegar a la felicidad en el colectivo, es mínima. Aquel que la
encuentra, amigo, ya sabes que lo único que tiene es el lugar donde
huir de su propia inoperancia. Tu bienestar sólo está contigo
mismo, concluimos en aquella noche de la navidad que habíamos subido
al pueblo a pasar las vacaciones. Esto se lo cuento a E.... Ella
sonríe y me mira con ternura. En sus ojos hay mucho amor que me
llenan totalmente, pero sé que ni lo ve, ni lo vive como yo. Pero en
este caso es lo mismo, pues cuando el amor es verdadero, lo demás no
son más que elementos contingentes y poco importantes.
25
Octubre 1993
Pensaba
escribirte, Jorge, una carta más, hasta que me han llegado las
noticias de la recopilación que hay que hacer, de informes y
trabajos realizados a lo largo del año en nuestro departamento.
Estaré unos días, bastantes sin escribir nada personal. Será una
labor intensa y larga. He de medio leer los escritos de principio de
año, pues han sido tantas las temáticas abordadas que apenas
recuerdo, a simple vista, los últimos escritos que he realizado. Ya
te contaré nuevas noticias y espero que buenas pues a mi mujer le
van a hacer unas placas para ver el estado del futuro bebe ¿Y si es
un niño o una niña?. Trato de pensar cómo será mi relación con
una niña, pues hasta ahora solo hay en mi casa piratas y poetas. Yo,
este poeta, tu amigo, sólo de corazón y no de pluma y estos dos
piratas a los que adoro, que son de sable y espada, auténticos
corsarios ingleses robando a los barcos Españoles llenos de oro que
también habían robado.
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