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No busquéis en ningún animal ningún elemento más o menos atenuado
que no esté en el ser humano, o mirarlo a la inversa y sabed que
todas nuestras inclinaciones esenciales están reflejas en
comportamientos de algún animal – dijo Tomas, a todos sus
compadres de mesa, en la sala del bar de la plaza del ayuntamiento
que tenían reservado para todos los jueves por la tarde. Allí se
reunían todos. Había hablado Tomas, jubilado, antiguo director de
la oficina del Santarder que hacia esquina con el bar y los cines.
Antonio,
que veraneaba en el mismo lugar que Tomas y que con él conoció a
todo el grupo que fueron, casi todos compañeros de colegio, añadió.
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En demasiadas ocasiones buscamos, pienso, razones de ser que nos
separan de nuestra entidad primera de la naturaleza. Quizás el
camino sea adaptarnos a ella.
Se
estaban tomando ya el café y los impulsos primeros de emoción y
ganas del encuentro semanal, se tranquilizan y la reflexión del
pensamiento, la observación del comentario y el intervalo de tiempo
antes de la respuesta, se incrementan.
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Bueno, no me fastidies – dijo Julio – algún elemento debe de
haber por necesidad propia que nos de un fin, o camino, propio y
diferente de los demás mamíferos, ya sean delfines o chimpancés.
Aun compartiendo todas las misma reacciones anímicas en una densidad
mucho mas baja o mucho mas alta, hay algo diferente, único y propio,
tuyo y mio, amigo – le dijo señalando. Julio abogado de oficio
porqué nunca busco más en su campo de trabajo. Tenia un pensamiento
ordenado y claro.
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Bueno, intervino Manuel – profesor de educación física de un
instituto en Cheste. El más joven, 59 años y se notaba bastante su
profesión – es un demostración científica que hay ciertos
cetáceos, que la música los tranquiliza bastante.
Y
Andrés se levantó y comenzó a mover las manos imitando a un
director de orquesta, de manera, dentro de la elegancia, potente.
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¿sabes lo que estoy haciendo, Manuel?, estoy contestando a tu
pregunta, oyendo en mi interior la octava de beethowen y me exhalo
tratando de decirte que estas y otras melodías conducen mi destino y
pensamientos. La estética es parte esencial, formadora, constitutiva
y fin nuestro. Mi pensamientos, envueltos en las notas de la música
son claramente configurados. La vida es estética, somos estética.
De ahí que nos manipulen tal y cuanto quieran– decía Andrés,
desde una gran humildad y cercanía, cuando conversaban, pero
viéndose siempre como contenía las ganas de expresar gritando
aquello que pensaba urgente, evidente, claro. Esto daba mucho placer
al los demás conversadores. Animaba mucho los asuntos – El arte no
solo hay un pequeño indicio, sino que es una diferencia, que no sólo
nos distingue, si no que además nos das toda nuestra solución como
personas. Y esto es la Estética. El apreciar la belleza es lo
humano.
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No, no puede ser, pues esto no es un acto de acción, es una
ocupación subsidiaria después de actuar como tales, es decir
nuestra sociabilidad, ayuda y otras cosas, el ver un cuadro no te
hace más que huir de tus quehacer propios y formadores – dijo
Alfonso que aunque en edad de jubilación, seguía yendo puntual, a
revisar cuentas en su pequeña empresa logística de reparto-. La
estética no es más que disfrute momentáneo.
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No Alfonso, no. El puesto o posición actual de la estética, es
producto de nuestra nefasta construcción social. Debíamos hacer
música, pintura, escritura, filosofía, arquitectura, escultura, y
más cuestiones de disfrute estético, tanto en los objetos, en las
creaciones, como hacia nuestro propio cuerpo. En el éxtasis
contemplativo de la belleza, se alcanza la máxima naturaleza propia
y particular del ser humano. No hay motivo mas esencial y primero en
el ámbito de realización como nosotros mismo que ella estética. Un
delfín no siente vértigo si viera el cristo de Dalí y tampoco
elevaría su espírito si entrara a la capilla sistina. El futuro ha
de ser así. Fuera y lejano de cualquier medio de imposición
informativo, cultural y de usos y costumbres. Los seres humanos,
debemos vivir por y para el arte y el disfrute estético, te repito –
le dio sonriendo, desde la amistad y la volatilidad de los
pensamientos y conclusiones de aquella tarde- los seres humanos
deberíamos vivir por y para el arte...