Habían
bajado los dos un rato antes de lo habitual por ambas razones
diferentes, pero unisonas entre ellas. Estábamos en invierno y la
tarde, con prisas, llegaba antes. Debían volver, los dos también,
más tarde al trabajo y apenas tenían unos minutos para el café o
poleo, según fuere.
-
Lucas, fíjate, si tu reunión o mi encuadernación, mal salieran,
dentro de dos semanas o dos meses serían ya parte del recuerdo y ya
no dolerían como, en el caso de suceder, mañana. Ves, el tiempo
cura los dolores y te diré por què. Como hay un final y por lo
tanto el tiempo es una cuenta atrás hacia él, los contratiempos,
desgracias, males o desamores son por naturaleza siempre temporales,
finitos, contingentes dentro de una totalidad temporal inexistente.
-
Entonces, gran optimista, ¿debo de dejar de preocuparme por mi
estancia actual, por mis circunstancias puntuales?, ¿me dices que la
factura del gas es algo temporal y no problemático?, ¿te gusta leer
muerto de frio en cualquier rincón de tu casa o el calor del sillón,
con la calefacción, es más interesante?
-
Lucas, sal de la impactante y engañosa actualidad. La actualidad es
una mentira no hay ningún estado fijo, inmutable. La entropía de la
vida es un hecho evidente. Tu pensamiento es lo único que puede no
ir al desorden, pero observando siempre el fin del camino. Te hablo,
amigo, de la inutilidad del sentimiento de angustia o desesperación.
Si hubiese un orden racional, estable, de seguridad que se pudiese
alcanzar y permanecer en éste, habría que aspirar ir hacia él.
Pero no, no lo hay y no hay que buscarlo. La vida es finita,
inexacta, volátil, azarosa e incomprensible. De aquí a la más
absoluta convicción que todo es pasajero y que la inesperanza ante
el futuro es un pensamiento equivoco y erróneo.
-
Andrés, pero, ¿tú que te piensas o que te crees que somos?, aun
apurando a un máximo tus afirmaciones, te diré que aun alcanzando
una mínima parte, nos tropezamos directamente con nuestra esencia,
con nuestros sentimientos propios como seres humano – le dijo
lucas, mientras se alejaba algo de Andrés y se ajustaba la corbata
con un movimiento tan inútil como formal.
La
tinta había perdido la tonalidad que buscaba y las impresiones en la
editorial, de toda la mañana había que tirarla. Andrés era un
hombre con genio y carácter, y su primera reacción fue de
contradicción y enfado, pero reflexionó y se calmo.
-
Lucas, y tú de esto debías de saber más, que las acciones que nos
ocurren en la vida no son más que hechos accidentales que no tienen
ninguna calificación de buenos o malos pues no son más que hechos
constitutivos y formativos de tu camino camino propio que no va allá
ningún lugar. El paseo es lo único maravilloso y sublime que
llamamos vida.
Con
lucas todavía algo erguido, fue Andrés quien bajo la cabeza y se la
sujeto con la mano del codo que tenia apoyado en la barra permaneció
hasta escuchar la voz de Lucas.
-
No se puede vivir sin objetivos.
-
No, si que se puede vivir sin ellos, es la sociedad y la cultura
actual la que te los impone. No tienes, te guste o no necesidades
propias.
-
Que a ti no te gusten o no compartas estos actos, no llevan
directamente a la conclusión de su inutilidad amigo. No hagas tan
omniabarcantes y afirmativas tus resoluciones.
Levantó
la cabeza y se quedaron mirándose con franqueza y amistad. Lucas se
despidió, acabó el café de un trago y salió disparado. Le
esperaban en una reunión los representantes de las oficinas
centrales a hacer unos repasos y actualizaciones.
-
Cuidate, amigo, hasta mañana – le dijo Lucas mientras se iba.
Andrés
se quedó mirándolo en su camino hacia la puerta. Tuvo un instante
existencial y tomo consciencia de aquel momento, sentimientos y
circunstancias puntuales absolutamente totales en el lugar. Así veo
la vida – se decía – todo lo demás no son más que
construcciones imaginativas que necesitamos.
Lucas
se giró un momento antes de salir y vio a Andrés mirando como se
iba, y él al irse, se fue pensando en el distanciamiento con la
realidad que expresaba todos los días su amigo Andrés. ¿estaría
en lo cierto?, ¿tomarse la vida demasiado en serio era un error?,
¿la vida es larga como suspiro al respirar?, ¿la vida dura un
parpadeo en tu mirada?, si me enfado con ella ¿alcanzaré la paz
antes de dejarla?
La
animaba bastante hablar con Andrés, pues ya fuera de la que fuese,
jamas se quedaba en la imposibilidad de seguir y por tanto de superar
e ir a mejor.
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