No la busco, pero la diferencia no la
encuentro por la calle.
El acto de las supuestas variaciones en
la moda, podía ser calculado con un lápiz y una regla. El cambio en
la moda y de otros tipos, están sometidos a predicciones cíclicas,
compras, ventas y demás.
La Diferencia no existe en acto.
El 90% de nuestros acciones, aun siendo
en diferentes situaciones, siempre se perfilan bajo un mismo grupo de
conceptos, elementos, valores, principios y actos descriptivos
similares que lo tiñen todo del mismo color.
Tenemos una estructura formativa
constante y repetitiva.
Es la igualdad mal concebida.
El máximo problema estriba en qué
esta concepción y manera de nuestra totalidad esta totalmente
asumida y justificada, por varias o por otras razones. La diferencia,
ya, es un acto deformatorio.
La diferencia es una palabra poco
pronunciada y poco entendido como tal. No la vemos, casi nunca como
un sustantivo, con contenido y continuidad, sino como solo como un
adjetivo y además mal utilizado.
Y no me excluyo, pero nos sometemos a
unas reglas impuestas tras unas situaciones inevitables producto de
manutención y convivencia propias.
Que tengamos un horario similar de
trabajo o un numero de hijos determinado supone unas maneras y formas
de actuación, que son las que todos tomamos pues se observan como
formadoras del proceso en sí. Pero ¿esto no puede variar, al menos,
en el resto de actividades?
¿Cuando ha sido la última vez que
alguien nos ha contado algo que nos sorprendiese por salirse de la
temática normal?,¿Os esperáis algo que os llame la atención,
alguna variación en el cotidiano camino del trabajo?, ¿elegimos los
elementos para elegir nuestras aventuras festivas?, ¿tu sentimiento
ante la vida viene dado ante unas circunstancias actualizadas? Y,
entonces, ¿hemos dejado de creer en nuestras propias características
y posibilidades estéticas y vitales?
Mi ira hacia los medios de comunicación
de masas que tanto nos lijan sin atención, se calma cuando pienso
que es un acto absolutamente personal la situación solutoria.