martes, 21 de febrero de 2012

COJERA MENTAL



                Rozan lo esperpéntico, se pasean al borde del ridículo, hablan con sesgo deficiente, suben y bajan a patadas,  están engañados y se creen las tonterías que dicen.
                El sistema devora ideas, personas e intenciones pues se amoldan, encajan o se estrujan si son necesarios  en el caldo de cultivo.
                La estupidez y tontería pendulan a su placer  y nuestro hastío a rafagadas en la realidad.
                La punta de la calabaza, pues no da para más, son los políticos, los cuales se llevan todas las despectivas y usuales expresiones.
                Pero, y además, para hurgar mas en el patetismo, no son sino ratones en manos de intereses particulares y no generales y sociales. Las ideologías han muerto en la economía del mercado. No solucionan nada por impotencia.
                Las grandes mentiras son constituidas por pequeñas falsedades -vistas en los comentarios y conclusiones que sacan tanto los políticos como la sociedad general - en ciertas, pequeñas pero muchísimas cuestiones. Nuestra ignorancia nos pierde.
                El pueblo vemos esta situación y no entendemos que todos somos participes  y pensamos y creemos que la culpa será sólo de los dirigentes.
                Es tensar y forzar más la cuerda en su descenso hasta el infierno.
                Superemos nuestra cojera mental, tengamos una revolución intelectual pera superar todas nuestras inoperancias.

jueves, 16 de febrero de 2012

COMENTARIOS I


Erróneo es el intento de escribir tal cual hablo y pienso.
La diferencia entre los pensamientos escritos y hablados es, en la forma y contenido, enorme. Los pequeños gestos como el elevar ligeramente el arco  ocular o retirarte despacio del contertulio antes de hablar, actúan de manera constructiva en el significado de la frase. La interacción de los hablantes en su expresión oral, es directa, definitiva y definitoria en la comprensión del pensamiento.
En los coloquios  razonamos, entendido como puro elemento necesario para construir las frases, de manera corrupta. Es decir en la pura y lógica necesidad en el desarrollo del pensamiento, introducimos,  utilizamos y expresamos elementos sentidos, vividos, pasionales y circunstanciales que dichos y hechos en aquellas circunstancias, tienen su sentido total. Pero sólo ahí.
El escribir es el arte de la belleza y la forma en la construcción de frases. El lector es una persona en un acto receptivo en el que no interviene en su creación. Los conceptos han de estar acabados y las expresiones completas. No puedes introducir esa idea que mirando a los ojos del lector mientras la dices va a comprender, sólo y simplemente porque nadie te mirará ni oirá. Esto dicho en tono genérico, sin personas.
Los ensayos albergaban la dificultad e incomprensión propia de un pensador arrastrado por sus emociones que escribe pensando, en un ejercicio de fantasía abominable,  que sus temblores y caricias están también, en ese momento, en la cabeza o corazón del  lector. Y de eso nada. La distancia entre el lector y el escritor, es siempre, grande.
Nada tiene que ver esa frase del amigo que aquel día maldijo su suerte en el bar rodeado de amigos entre cervezas y la reflexión que me hizo ese otro amigo cuando maldijo su suerte aquella mañana escribiendo su reflexión para decírselo a otra persona en la comprensión de la distancia.
Así pues, se acabó de escribir pensando y circunstanciándome en la cercanía del contacto humano y abrazo la lejanía y distancia de la construcción correcta de las ideas en frases escritas en las que la comprensión se queda sólo en ellas y la figura comprensiva del escritor como tal, desaparece.
Escribo entendiendo el texto   como arte del espíritu y deporte del alma, de pensamientos que realiza uno cualquiera y para otros tantos de lo mismo, es decir cualquieras también.

PENSAMIENTOS SOBRE LA VERDAD


Inamovible y absoluta, la tomo.
Razonaré tratándolo como ya cierta.
Este escrito no es más que la descripción de esta verdad.
En la cual entiendo que la suma de las sensaciones sea la realidad.
Todas aquellas experiencias  constitutivas forman nuestro material de trabajo. Eso y nada más. Y con ellas vivimos.
Es de sentido imposible intentar dar una solución como  acabada que configure todos los diferentes sucesos y acontecimientos dados a lo largo y ancho de tu vida. La consecuencia de este no poder,  son dos.
O bien, huimos de la razonabilidad teleológica y tratamos la vida y sus condimentos como una, siempre y supuesta, bella aventura, o bien le damos su posible inteligibilidad allá donde la tenga.
Y esta sólo puede estar en lo a posteriori, es decir en lo movible, transformable y controlable.
 Y esto sólo es el tratar correctamente aquello que  te sucede.
El camino hacia esta corrección, estaría en la comprensión de la necesaria experimentación para el conocimiento de los avatares de la vida.
A todos nos sobran ejemplos y conocimientos en los que la misma circunstancia, hecho, posesión, característica, estado, volumen y demás,  tomados y considerados de manera positiva, han provocado buenas o malas consecuencias.
Pues el problema se duplica al acontecer sucesos llamados o calificados como malos pues también hay consecuencias buenas y aprendizajes útiles. Quizás ante la muerte de alguien cercano, nunca deseada pero inamovible, llegas a tener una nueva dimensión que te es útil para y en tu vida.
Atisbo el mundo que me rodea y perfilo sucesos y normalidades habituales que ni comprendo ni comparto. Esto es, sin duda, un problema, pero, sorpresas, incomprensiones, dudas y entonces, la bella Filosofía.
            Éste se triplica cuando realizando un definitivo salto Copernicano comprendo que la disfunción está en la lente que observa.
Si aquí, en este punto describiéramos una verdad a aceptar,  la solución sería unívoca.
            Pero no, no lo es. Hay un elemento voluntarioso y el problema o asunto se multiplica por cuatro..
            Mi mente lo intenta, pero mi espíritu se aferra a sus estribos y se niega.

lunes, 6 de febrero de 2012

COMMENTS II


Acelerar y frenar. Antes  iba y ahora vuelvo. Aquí te quedas, que yo me voy.   “ Así va mi coche y mi vida” pensaba mientras estaba en el camino y volvía hacia mis pecados. La tormenta asomaba en el horizonte. Los truenos resonaban en mis oídos. Los rayos dilataban mis pupilas. Emociones, sentimientos, escalofríos y miradas. ¡Donde está el libro pare leerlas!, ¡para interpretarlas! Aquella carretera era enorme, larga, cansina. El viaje eran muchos kilómetros. Cada coche, sus ocupantes, es un mundo inmerso en su particularidad. La vida corre en uno y en el otro. Observarlos es captar su peculiaridad y diferencia. ¿Es una metáfora sobre la vida?, no sé, no sé.

Frené en aquel semáforo. Tras pitarse mutuamente el motorista y el conductor de coche se dieron y lanzaron miradas desafiantes. Antes de calcular las consecuencias por mi parte del enfrenamiento, salieron con el verde.. Miré el móvil. El efluvio somnífero subió hasta mi nariz. Ocurrió, pues había un mensaje de allí ahí. ¡Ah!, ¡El pecado!, Dios ¡cuídame ante ellos! Pero,  diablo, no te olvides de mi y ponmelos delante. Al leer la información sentí las uñas de mis pies y un ligero vaivén del coche que conducía, no sé si por temblor de mis manos o por movimientos vacilantes de mi espíritu. ¿Dejar a mi mujer y excusarme para salir? Aún no lo sabía. Pues en el ligero roció que cubre mis ojos se reflejan y se leen mis pensamientos

Harto de permanecer oculto en mi mismo y tras reflexionar durante el fin de semana había decidido liberar mis pensamientos en cuanto pudiera. ¿a mis amigos en el Gallo? ¿a mi mujer en el lecho?, ¿ellos me comprenderán?, ¿ella se reirá?. No sé. Algunos no piensan ni reflexionan nomás que por resolver aquellos problemas inmediatos de “como”…¡ah!, ¡afortunados!, otros nos sumergimos en la niebla y el frió del “por qué”. El cambio es de por si y por definición espontáneo y  total pues el no-ser y valga, no es.

Descargué el coche, dejé a mi mujer y mi hijo y me dirigí en solitario a dejarlo en el garaje. Paré antes de entrar pues mi sangre me hervía a borbotones por las ganas y ansiedad de leer, otra vez, aquella cárcel que atrapa y atrapaba mi alma. . El hastío cansado de la incertidumbre te invade e inmoviliza.

Sin duda, y quien no lo afirme se equivoca, la dudabilidad sobre todas las conclusiones, decisiones o demás es totalmente constitutiva. La infabilidad es una utopía. Es un rumor. Es un deseo lejano. Pero, si la evolución propia no es sino la búsqueda de aquella situación estable y con visos de continuidad, que sentido tiene introducir las dudas existenciales en nuestra esencia si es sinónimo de estancamiento. ¿Quizás son buenas?. ¿Y necesarias? ¿por qué nuestra sabia naturaleza lo ha hecho?

¡Ah!, de nuevo, cuantos mundos diferentes! a la par que yo leía ese anhelo de libertad en forma de dígitos eléctricos, el norteafricano se acerco a la vera de mi coche y me ofreció hachis. Unos van y otros vienen, aquel tiene frió y este calor, mi vecino no quiere comer más gambas y mi conocido de la calle, vendería a su perro amado por un puñado de ellas. ¡A buenas horas, mangas verdes!, le dije sonriendo mientras arrancaba mi vehículo.

Aquella ya noche y a la vuelta de allí, me costó mas de lo habitual subir las escaleras.



jueves, 2 de febrero de 2012

ERRORES


Tripititivo y con hastío por la repetición, siempre acabo inmerso y sumergido en asuntos transcendentes en el sentido de alcanzar  allí, donde nunca no se quiere ir pero siempre se acaba.
Gran hombre dijo que temía a aquellas personas que no dudan. Habló de su desconfianza hacia ellos. Aquel que se crea en posesión de la verdad puede ser una persona terrible, dañina y maligna para la humanidad. Esto, son palabras, pero son los hechos históricos los que hablan.
El asunto de interrogarse con duda hacia lo que te rodea es un  comportamiento básico, no sólo definitorio, sino también, definitivo que conforma y constituye a las personas.
La inclinación de una serie de pensamientos, producto de la duda,  tiene su necesidad directa e inevitable en un conjunto  de circunstancias. La profundidad de ellos, medida en el alejamiento de la particularidad, se acentúa.
Así pues y consciente de esta solubilidad necesaria ante los hechos  de los pensamientos  con  su, entonces, inevitable variación ante ellos y totalmente convencido de su pronto cambio, reflexiono sobre el sentimiento de culpabilidad que surge ante los actos malogrados.
La aceptación de nuestra errabilidad propia, es necesaria. Pero no un acto de error mecánico se trata de una característica esencial y constitutiva.
Lo qué ocurren son acontecimientos.
Lo qué  pasa son acciones.
La manera en que te tomas estos hechos o errores, hará que se conviertan o no, en problemas.
Es decir,  del mejor asunto puedes tener un aprendizaje  equivocado y dañino  o una aparente desgracia te puede enseñar algo muy útil y bueno para tu vida
Las cosas, el mundo, no es nada en si mismo. Adquiere identidad en el momento en que son vistos y juzgados, en mi caso, por estos ojitos que miran el teclado.

miércoles, 1 de febrero de 2012

COMMENTS I


I


La inspiración viene y se va; la moral, sube y baja;  el trabajo acrecienta y disminuye; los problemas se ocultan entre risas o se muestran en las lágrimas. Lo bueno permanece escondido allí y cuando lo atrapamos en su dificultad, el mal atraviesa la realidad como el último relámpago de la tormenta. La tormenta, de la que hablo, empezaba a aclarar aquella tarde. Agarrado, con decisión, al volante de mi obligado coche, discurría por aquella calle, camino de mi cita. Lo que está bien hecho, es bueno en si, alguien me dijo. ¡OH!, ¿será verdad o mentira?, me preguntaba preocupado pues era consciente de la repercusión de la respuesta. Llegué a la cita. Estaba algo inquieto. Dudaba de mi planteamiento. Temía mis preguntas y meditaba las respuestas. ¿Será cierto aquello que yo creía?, ¿valdrá el planteamiento que la experiencia anterior me ha servido?, ¿la trasmigración de mi alma y su anamnesis consecuente me dirán la verdad? Mis pasos se oían cada vez más fuerte, pues las vibraciones propias, pequeñas e insignificantes al tocar el suelo, como aviso de la cercanía, retumbaban en mi cabeza, inspirada y castigada por las dudas. A lo lejos vi la puerta de aquel lugar. Extendí la mano hacia la manivela fría, pues era de metal. Mis pupilas, entonces, se dilataron hasta más no poder.

Quizás, algún día, alguna noche, en un ataque de sinceridad, en un aluvio de franqueza, en una maniobra de locura en contra sentido, os cuente amigos, allá en el Gallo, donde y con quien fue, y puede que será, la cita. Aunque, imagino, que por mi bien, se tumbará placidamente y tiernamente en mi ataud conmigo éste y otros vaivenes. Dicen, también algunos otros, que el lenguaje es la característica diferenciadora del ser humano y yo, aquella misma tarde, ya saliendo del coche gris que conduzco, como lo maldecía por la necesidad de comunicación que conlleva. Tal y como me ocurió ayer, me surgirá mañana, y me pasa ahora y aquí.

las estrellas habian salido ya, la tormenta se alejaba visiblimente, los últimos vientos remolinaban mi pelo y arrancaban los últimas dudas de entonces. Tras cambiarme, arrincone mi cuerpo, allá con el de mi mujer. El que no cree en el perdón, mejor que se quede, al día suguiente, en la cama.

Pensarlo, y hablamos, les dije.