Rozan
lo esperpéntico, se pasean al borde del ridículo, hablan con sesgo deficiente,
suben y bajan a patadas, están engañados
y se creen las tonterías que dicen.
El
sistema devora ideas, personas e intenciones pues se amoldan, encajan o se
estrujan si son necesarios en el caldo
de cultivo.
La
estupidez y tontería pendulan a su placer
y nuestro hastío a rafagadas en la realidad.
La
punta de la calabaza, pues no da para más, son los políticos, los cuales se llevan
todas las despectivas y usuales expresiones.
Pero, y
además, para hurgar mas en el patetismo, no son sino ratones en manos de
intereses particulares y no generales y sociales. Las ideologías han muerto en
la economía del mercado. No solucionan nada por impotencia.
Las
grandes mentiras son constituidas por pequeñas falsedades -vistas en los
comentarios y conclusiones que sacan tanto los políticos como la sociedad
general - en ciertas, pequeñas pero muchísimas cuestiones. Nuestra ignorancia
nos pierde.
El pueblo
vemos esta situación y no entendemos que todos somos participes y pensamos y creemos que la culpa será sólo de
los dirigentes.
Es
tensar y forzar más la cuerda en su descenso hasta el infierno.
Superemos
nuestra cojera mental, tengamos una revolución intelectual pera superar todas
nuestras inoperancias.