Cometemos el
gran error de confundir ambos términos, aunque también es verdad que poco
hacen, los implicados, porque no quieren distinguirlo o no lo saben.
Es decir, aludimos a una moral, unas
convicciones, una estética, unos valores éticos y otros perfiles, cuando apuntamos
a construcciones económicas. Así pues, diferenciamos necesariamente a un pensador
de Izquierda en cuanto al predominio del
estado con una persona creyente y practicante, así como lo mismo hacemos cuando
hablamos de una persona de economía de mercado abierto y, digamos, de los
matrimonios entre homosexuales, ya sean ellos o ellas. Confundimos
constantemente los valores, deseos, posturas con planteamientos puramente económicos.
Las totalidades explicativas nunca
la han tenido, la razón, pero ahora menos sentido. Vivimos inmersos en una
división política que actúa bajo este confuso y falso reglamento. Las
estructuras rígidas pertenecen ya a otro siglo. Tolerancia máxima en las
múltiples posturas.
Las incontrolables corrientes ideológicas
demuestran su inutilidad.
La dimensión humana, por definición,
no tiene jamás un marco único de actuación, comprensión o dibujo.
Los que se clasifican o clasifican
de manera rígida optan por un camino equívoco.
La practicidad económica se debe de imponer a nivel público a
otros valores de tipo personal o moral que tienen que ser una elección propia.
En la política actual se mezcla
todo. En sus puros y duros intereses de partido insertan valores ideológicos o
morales con intención normalmente descalificadora y que en raras ocasiones están
hechos en el único fin de la política, el bien común.
Los dirigentes del mundo son mi mal de corazón.
Tienen los pies clavados en ideas inamovibles.
El funcionamiento correcto de la democracia desaparece
respondiendo a valores propios del partido político y no al interés común.
Quizás y sólo quizás y en estas circunstancias, mas valiese
la pena unos tecnócratas o único dirigente con una entelequia propia que en una
democracia en cuya único objetivo es el poder, independientemente de lo que
consiga o haga por el pueblo.
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