Y cuando me dieron a elegir entre la filosofía y la poesía y les dije que quería ser poeta pues mas vale morir pobre pero rodeado de la belleza que solo en la verdad.
!Qué peligroso es el pensar y más pernicioso es si, además, no se vende!
Un ejercio de petulancia es decir que se tiene la verdad en tus pensamientos, pero la razón de ser es el ir en camino a ella. Y esta supuesta verdad, siempre produce, inmediatamente, un alejamiento con la realidad
Cómo y cuanto envidio a aquel que subido en la cima del monte mas verde y soñaba entre sonrisas, haciendo bailar a la belleza con la partitura de sus palabres y el ritmo de su plumón, y !qué tristeza sufro de ver a aquel pensador en lo oscuro del valle de la libertad, sujetando sus cabeza, entre las dudas y lo irresoluble.
Disfruto con el pensamiento pero sufro también su improductividad.
Pocos son los Filósofos que vivan de sus pensamientos y muchos pensadores que pastan el la hierba verde del disimulo.
Encuentro mas amable que te miren con la melancolía siendo un poeta, que te miren con la misericordia de un pensador que no nos entienda por nuestra propia incomprensibilidad en actos y persona.
La filosofía es un mal negocio, tanto como bañarte con un bañador de patitos amarillos en la playa de la concha de Sebastián al finales del siglo XIX, o como actualmente pasear en topples por las orillas del mar negro.
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