Tengo que huir de ello.
Es totalmente imposible que al escuchar algunos temas o melodías, éstas, no envuelvan y cubran mi alma y cieguen mi razón.
Remar en mi barco y recoger las velas de los sentimientos
que me llevan allá donde los vientos de las emociones quieren.
Pero, y además,
tiene una doble dimensión. Una es
las olas de la sociedad donde los
movimientos emotivos aparecen cuando nacen o cuando quieren con objetivos
directos.
La otra, propia y personal, que puede recorrer toda la
vida, encontrándose elementos auditivos que te trasportan y te llevan al
lugar aquel. Entonces te emocionas y perturbas.
Actuar desde la razón
en ocasiones es posible, pero a la par que lo digo, siento esto que
pienso y el problema continua.
La fenomenología pura y dura es una ilusión. Jamás
podremos obviar nuestros elementos correctivos y deformantes en la objetividad
racional.
Es complicado ser juez y reo y quizás lo más conveniente
sea permanecer, como dijo aquel, de
Espectador ante el espectáculo general y el desarrollo y movimiento vital
propio.
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