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Andrés –le dijo Antonio, ¿me dices que
no hay una realidad objetiva y todo lo que tenemos no son mas que visiones que
se ajustan y nos valen para predecir aún razonando sobre la mentira?
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Hombre, Antonio –le contesto, el
significa es eso, pero lo has trasmitido de forma algo cruda.
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Pues venga, arréglalo.
-
Mira, amigo, no es más que una relación probabilística.
No sabemos la relación y razones por las que se producen ciertos fenómenos
físicos sino controlamos las circunstancias y el resultado, pero y te replico,
no es más que probabilístico.
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¿Las razones, por ejemplo de atracción entre
la luna y la tierra, te refieres?
-
Sí,
hasta que no llegó Galileo y empezó a describir la realidad según lo
observado y visto, la física funcionaba con unos motivos definitorios y
necesarios. Actualmente es sólo un motivo que ha funcionado hasta ahora pero
que no se refiere al motivo definitorio. ¿quién puede asegurar que cuando
abramos la mano mañana, la cuchara flotará y no caerá?, ¡hombre!, claro que sí,
siempre ha pasado.
-
Claro ¡es que siempre ha pasado!, es
discutir casi una tontería.
-
Es decir, la única razón que valida todo
el proceso es la repetición del hecho. La concordancia, validez y comprobación
de los datos no son nada más. El espacio-tiempo observado y tratado por el ser
humano, no es más que una millonésima parte del movimiento físico.
-
Entonces ¿puede ser que mi huevo frito
de desayuno mañana suba y se eleve cuando lo abra?
-
- No Antonio, no, porque no lo abrirías
cuando vieras todo el aceite flotando entre la lámpara de la cocina.
-
Dime algo más –dijo riendose
-
Por ejemplo, Heráclito de Éfeso, habló de amor y odio. Esto, le daban una
explicación trascendental de los hechos y los justificaba de una manera
inmutable e invariable.
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¡Diablo!
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Y para acabar, esta es la más pequeña e inocente
verdad a medias con las que vivimos. Convencidos estamos de la realidad y competencias
de autenticas tonterías y banalidades.
El camarero observaba y
oía a Andrés y Antonio. Su cara de escepticismo era tan visible que se apreciaba
en el vaso de su refresco. Al final y extrañamente hizo un comentario
-
Que pensamientos más inútiles e innecesarios,
amigos.
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No – Dijo Andrés. El descubrir y saber
verdades da un equilibrio mental muy importante.
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¡El equilibrio es llevar unos vasos
llenos en la bandeja!
Los tres rieron y se
marcharon, todos al trabajo.