Y me pregunto cómo me
comportaría si viviera en solitario con mi mundo circundante.
Hay
bastantes acciones que las realizamos y encuentran sentido en el sistema social
propio, es decir, en compañía y justificación social, sea esta como fuere.
Y me
pregunto, hasta qué punto se reparten en estos hechos, la naturaleza, la
sociedad y nuestro ego.
Hay acciones
que tienen su punto de mira, no más, que en los del alrededor, de lo más
cercanos posibles.
Tal
que ¿Cuál es el objetivo de ir a nadar?, a pesar de su indiscutible valor
sanitario, ¿nadarías si jamás tuvieses que enseñar tu cuerpo a nadie?
La
estética se nos mezcla y nos domina.
Bajo
la escusa de nuestra sociabilidad entra de lleno la interdependencia de los
modos, las formas y las modas.
Hay
que luchar por la individualidad que nos compone.
Gritar
libertad tiene el problema de huir hacia el fanatismo o rebelión, in situ y
porqué sí. Negar lo existente es una mentira muy peligrosa.
Esta
unidad contigo mismo no es desorden y desconexión.
Nuestra
natura se quedó atrás. Estamos totalmente constituidos por la sociedad, somos
seres sociales.
El ser,
ser social no significa estar maniatado ni esposado a ella, sino es un caldo donde
cocer nuestra unidad propia y seamos capaces de mantener nuestra libertad.
La
estética social mueve en este época y mundo mas que los hechos empíricos
claros, consecuentes y con consecuencias.
Y la
luz del sol, en poniente comienza a escalar y huir en el edificio de enfrente.
Es
estética bien, pero es también un hecho natural e impoluto de intenciones, es
materia prima y no un elemento elaborado con un fin concreto.
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