jueves, 30 de junio de 2016

LA POLITICA Y SU AUTÉNTICA IMPORTANCIA EN LA VIDA SOCIAL



No, no nos equivoquemos, la política tiene la máxima importancia para  el funcionamiento social.
La boca se me llena de ironía y escribo puro cinismo.
El espectáculo es impresionante. Las escenificaciones son brutales, el estudio de las situaciones es máximo, la teatralidad lo envuelve todo.
Los actos y las acciones están totalmente calculadas y preparadas. La improvisación sólo es posible en aquellos que no tienen nada que esconder.
Veo y recuerdo escenificaciones magníficas…..música, folletos volando, eslogans entre manos alzadas, gestos, sonrisas. Entiendo que sentiríamos vértigos si supiésemos todos los mecanismos sintéticos que se crean para este acto, para este momento de ventas.
Pero, bueno, ¿Cuál se utilidad?
Mirar, seamos sinceros y recordemos los grandes momentos vividos por todos en el día puntual de las elecciones cómo, y también, en ocasiones sublimes, por diferentes circunstancias, anteriores.
El divertimento es máximo.
Los medios de comunicación se vuelcan sin freno en la fiesta, la atronante de los sentimientos. Las intenciones imposibles vuelan a rienda suelta y a sus anchas por todo el país.
Es un momento social importante.
Es un teatro que entretiene y mantiene al público como elemento participe en la acción.
Aficionados, fanes, seguidores, afiliados, se congregan para vitorearan a sus elegidos. Escenografía magnífica.
Ni los mejores escritores podrían conseguir un episodio tan interesante, atractivo y trabajado como son unas de tantas elecciones en la bendita y siempre bienvenida Democracia

viernes, 17 de junio de 2016

…de lo que le pasaba durante el día…




Salió a la calle, como cualquier otro día, y como tal, en el barro se hundía hasta las rodillas mientras intentaba avanzar.
Los coches, pasando a su alrededor, salpicaban con enormes estridencias sonoras, y las grandes incomprensiones se ocultaban muy malamente, los sectarismos camuflados bajo buenas costumbres, la buena imagen de la hipocresía, las locas encantadas de la vida entre el dinero y los vividores que se absuelven de todo pecado tras su asignación, generosa y monetaria, a la casa y matrimonio.
Levantaba la cabeza buscando algún ápice de sinceridad, y el propio aire levantado por los coches le impedía captar y apenas sí que notaba lejanos y débiles efluvios.
Poco a poco, a medida que el sol subía y la mañana avanzaba, se fue secando el barro que tanto le impedía andar y comenzó  a correr levantando el polvo, de la normalidad convertida en vulgaridad y repetición.
Sus pies comenzaban a tener suelo duro para saltar e huir.
Aquellos grandes almacenes le tiraban el anzuelo, mientras la tienda de zapatos le trababa de extender la red a su alrededor en la misma esquina en la cual, la atracción venenosa de los artilugios digitales se alargaba, como sombra, en toda la profundidad de la calle.
Se tropezó en el camino con algunas grandes sonrisas que ya viven, ven y tienen su sentido en los mecanicismos propios de la buena y, dudable, relación social.
Tuvo que aparcar el corazón por jugarle malas pasadas, pero por más que intentaba dominar, controlar, cambian su visión y concepción social para su perfecta inserción en ella, y vio que no podía y la desidia y el cansancio de esta lucha imposible, de aquel guisante frente al gran gigante.
Se negaba a ser chafado, pero no encontraba la esclusa de salida.
Llegó a casa y comenzó a escribir, tratando de salir por la autovía de dos carriles, de paseo por el mundo ya perdido.
Sólo consiguió pausa y relax corporal y mental por el ritmo, tanto de las teclas como de los pensamientos.
Con locura y énfasis dejaban de moverse sus ideas, no podían ir más rápidas que sus dedos, ni podían llegar más lejos del punto en el cual ya no pudieran ser plasmadas.
El escribir viene directamente, necesariamente y como parte formativa, determinado por el estado anímico, mental y sentimental del individuo.
Pensaba que, en ocasiones, quería perder lo que más le gustaba de él mismo, para dejar, a un lado, su lucha diaria con el mundo circundante.
Y el sol fue bajando, los caminos se alisaron, sus pensamientos se calmaron, su trabajo acabó aquel día, y la playa comenzó a montarse y ponerse para que pudiera correr en donde mueren y renacen ya a su vuelta, todo el mar en forma de olas.

miércoles, 15 de junio de 2016

…de la diferencia…



La diferencia entre las inclinaciones corporales y las intenciones mentales producen la idea de entidad suprasensible formadora de nuestra esencia.
En ocasiones, queremos y decidimos, pero y después, no lo hacemos.
Las inclinaciones corporales y pasionales, enturbian a la primera intención y se olvida.
Éste es el inicio de la concepción del alma y su posterior desarrollo con la búsqueda de la trascendenciabilidad total y cosmológica.
La entidad toma forma en la diferencia.
Soy uno más y como todos hago acciones a sabiendas de mi incorformidad primera en ellas. Qué si bebo, fumo, como, llamo y otras más son actos que, en ocasiones, establecen los dos ámbitos, el querer y el hacer.
Me resulta complicado concebir que mi fuerza de voluntad en la imposición de las decisiones ya tomadas, depende del calor ambiental y el consecuente aumento de la velocidad de las  ondas eléctricas que trasmiten información.
Es inevitable, al menos, concebir, como posible y existente entonces, de una entidad, del alma.

Si nos parasemos a reflexionar sobre este comportamiento humano de una manera habitual y extendida, sobre esta temática, tendríamos, sin duda, un mejor conocimiento de nosotros como seres humanos.

miércoles, 1 de junio de 2016

....Nietzsche y la huida del infierno....



Cuando leo u oigo comentarios sobre Nietzsche, la lucha, el combate, la rebeldía, el perseguidor, la huida y más, siempre aparece y noto, la violencia y revolución ante unas estructuras impuestas.
Todo elementos agresivos, hacia un infierno de emociones, que resulta, muy atractivo.
Pero no, al menos, necesario en la comprensión de sus palabras.
Nietzsche tiene un punto de satisfacción más cercano, pero no por ello, menos cierto.
Y, desde el balcón de mi casa, no veía un grupo de masas moviéndose inconscientemente bajo unas manos opresores.
No veía seres ubicados bajo un engaño planificado.
Veo personas incapaces de salir del anonimato, con ellos mismos, y buscar el protagonismo como personas, en ellos mismos también.
Hagamos más livianas e interpretables, sus ideas y palabras, trasladándolas y ajustándolas al presente.
Lo que siento y veo, no son individuos oprimidos, sino, absolutamente perdidos en el camino, impensable otra opción, de realización personal.
Individuos diferentes, propios, incomunicados, no gregarios pero que no se preguntan nunca ni qué son ni a dónde vamos.
Es en la inactividad resolutiva, donde nos masificamos. No tenemos valor para la consciente y cívica diferencia.
Y me bajo a la calle, me cruzó con ellos, y los estudio.
- Nadie les empuja,  Nietzsche, a ningún lado,  No deben de luchar para romper e imponer su voluntad con barricadas o ejércitos.
Nuestra búsqueda de la satisfacción  personal es nula. Tampoco se persigue la explicación de la existencia en su elemento justificador y realización de la vida. Ni se hace ni se intenta.
Es la cobardía propia y no la explotación exterior.
- Nietzsche, no creo que el problema esté en los supuestos, inevitables insuperables hilos formativos y constitutivos , que construyen y manejan al individuo desde las fuerzas sociales, sino la incapacidad de los adultos, para preguntarnos que  somos y a dónde ir.
Con las manos sujetándome, colocadas bajo el mentón,  mi cabeza, y los codos apoyados en la barandilla del balcón,  observaba a los individuos que por allí pasarán.
- Y aquel, ¿se habrá alguna vez planteado alguna mínima pregunta existencial, o habrá sido, siempre, no más que un pez nadando en el mar de la nada?
La solución de la supresión, no tenemos por qué situarlo años atrás con resoluciones violentas, agresivas, extintivas.
No, bajemos el voluntarismo a la normalidad, a lo habitual, a lo diario y seamos capaces de pensar por nosotros mismos, sin miedo, con valor, y no bajo la excusa de nuestra supuesta alienación por estructuras superiores.
Nadie nos oprime o impide, somos nosotros quien así lo permitimos y queremos.
Es más, la falta de capacidad de lucha, viene reflejada en la violencia, fácil e inútil, sobre unas estructuras que no serían nada, enfrentadas contra la búsqueda, personal y pacífica de cada uno de nosotros.
- Pero ¿y por qué dices eso? - me preguntó mi vecino al oírme
- pensar en voz alta.
- Porqué he visto la incomprensión hacia mis actos, que no ha hecho, sino, que potenciar la mía hacia ellos.
No entiendo a Nietzsche como un rebelde revolucionario invitándonos a coger las armas y luchar contra lo exterior.
Lo comprendo como una denuncia a nuestra primera incapacidad de luchar por lo que somos.
Me duelen los oídos de escuchar el nombre de Nietzsche como símbolo revolucionario sin vinculación con la Antropología a la que él hacía alusión.