No hay sistema
político o gubernamental que no contenga en si mismo los defectos
que da la imperfección de la naturaleza humana, lo que les lleva
directamente a la deforme construcción, con abusos, intereses e
injusticias.
Desde luego, de
un punto y principio hemos de partir, y en mi caso abogo por un
mercado como único medio operativo posible, que escapa de la propia
consciencia humana y lo libre de la corrupción propia de cualquier
situación que provoca el ser humano en su nivel cívico, ético y
educativo actual.
Este mercado sí,
pero sometido a las más amplias restricciones de ganancias y
perdidas propias de las grandes empresas e individuos.
Las ganancias no
pueden pasar de unos limites, marcadas por la media nacional de poder
adquisitivo.
Hay que
dominarlo, el mercado ha de trabajar bajo nuestros pies.
Pero, aun este,
que bajo reglas, es la manera mas distante a la corruptiva naturaleza
humana, sigue siéndolo y necesita de un paso más.
El más alto
grado de inviabilidad serán los sistemas autoritarios, ya sean
personales o colectivos, ya sean dictaduras o oligarquías, ya sea el
fascismo como el comunismo, pues asumir responsabilidades sin
perdidas directas, pero con el control total del sujeto que realiza
la acción, está directamente condenado a la corrupción y acciones
interesadas.
Los dirigentes y
participantes de estos movimientos no están educados, sino,
adoctrinados.
Me repito, aunque
alguien ya me dijo que no, yo le insistí, que bajo el primer momento
funcional de un mercado con unos limites absolutamente definidos en
cuanto a ganancias, perdidas, inversiones y demás, es el único
punto posible de inicio para un cambio total y este jamás será
producto de un sistema o construcción, sino de la preparacion del
ciudadano para tal acción.
¡No
revoluciones!, cuya vida, por su propia naturaleza, es leve y débil.
Me rio del triunfo violento y radical de cualquier tipo de
pensamientos. Aquel elemento impositivo, no va a ningún lugar.
La historia
repite y vuelve a repetir el efímero destino y ninguna continuidad
de lo impuesto, sea cual fuere su naturaleza por la fuerza.
Vivo bebiendo
entre los efluvios de libertad de cualquier Cáliz educativo Griego.
Sigo, por el
camino que dejaron y disfrutaron de éste, los grandes pensadores de
la Atenas de Pericles y de la construcción social y racional que
ellos propusieron.
-
¡Serás elitista¡ - me dijo aquel ¿unos nacidos para gobernar y los demás para otras cosas?
-
No, aunque puede que si, lo único que calma mi sed en la búsqueda de la verdad es precisamente la formación del sujeto para el correcto funcionamiento de la sociedad – le contesté.
La educación es
un proceso lento e incluso cansino para el que permanezca como
espectador a ella.
Si iniciáramos
ya este proceso de valores éticos y cívicos, de concienciar a los
alumnos de nuestra propia esencia como seres sociales, si se les
trasmitiera los primeros principios de la convivencia, como serían,
la libertad, la fraternidad, la justicia y el amor, cualquier
sistema, sea cual fuere, sería totalmente funcional y estaría
preparado para su funcionamiento.
No construyamos
un sistema, sino a los sujetos que en él, han de vivir.
Que no se
adoctrinen y memoricen unos principios y normas, sino que asimilen y
comprendan unos principios éticos, sociales y culturales, para una
correcta convivencia allá donde fuera.
-
¡Qué utópico que eres!
-
¿Cómo?, ¿utópico por describir la única solución?, ¿lo lógico es continuar en un mundo de la impotencia por asumir nuestra supuesta incapacidad de resolución?. No amigo – continúe- te describo un camino largo, pero como único y posible.
Los resultados
vendrán ya pasado el tiempo. No es una resolución inminente y con
esto, todavía se aleja más el asunto de tomárselo como objetivo.
Vivo entre los
sueños y ambiciones de las polis griegas que sabían que serian los
ciudadanos en la aportación de sus características propias en la
ciudad, lo que conseguiría su efectivo funcionamiento.
En muchas
ocasiones me pregunto el calado que puede tener estas palabras
resolutivas que buscan alcanzar elementos máximos de resolución.
Actuemos bajo un
máximo practicismo en la visión inmediata, atemos el mercado y
estructuremos todo el sistema a la formación de ciudadanos
preparados para construir un mundo mejor.
Por la historia
de los bárbaros interesados en la deformación y adoctrinamiento de
los jóvenes, el termino educación colectiva en busca de cualquier
motivo, ha sido, y justamente, puesto bajo las dudas.
Pero, repito,
sólo con educación y preparación de los ciudadanos, podremos tener
un mundo justo.
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