Y me pregunto si puedo hacer filosofía utilizando las
palabras de un literato y trabajando desde el corazón de un poeta.
Nuestra visión explicativa de la realidad conlleva no aceptar
como correcta aquella explicación que no tenga una lógica y un desarrollo
racional.
Hacer filosofia es imponer tu razonamiento para explicar las
supuestas, siempre supuestas, principios y razones de los acontecimiento.
Pienso francamente del error de todo aquel que trate de
encontrar una explicación estática, invariable, inmutable, trascendental y sin
albergar dudas mediante la razón.
No, pues la vida está bastante por encima de ésta.
El mecanicismo y la explicación física y matemática del
mundo necesita directamente, tal cual bisturí al medico que opera, la razón.
Estos razonamientos siempre serán supuestos, pero sea cual fuere su verdad,
funcionan en los cálculos operados, es decir, la explicación podía alejarse
mucho de lo supuesto, pero nos es válido pues los cálculos salen y funcionan.
Pero, y os lo digo, siquiera tenemos la total certeza que
los motivos sean los que nos cuentes. Bajo esos resultados podemos tener muchos
diferentes motivos.
Pero, la pobre razón entra en la filosofía y la reflexión,
va a sufrir golpes y torturas por la siguiente generación de pensadores, debido
a su poca credibilidad alcanzada en sus razonamientos lógico para explicar la
vida, conforme a sus principios primeros y necesarios.
Y entonces, tal cual ladrón entrando por la ventana abierta
de verano la poesía y el sentimiento acampan en mi corazón y ocupan los lugares
explicativos de los que la razón había ya levantado sus tiendas de campaña.
El desprecio hacia la explicación sólo con la validez del sentimiento es patente.
Lo pienso y lo necesito, reflexiono pensando en la belleza del pensamiento su forma,
elementos, sentimientos, imágenes y completud, cómo y donde estriba su verdad.
Mi convicción llega cuando, escuchando aquella canción, encuentro
la verdad mientras paseaba pensando en aquello.
Es innegable y de tontos esconderlo, que una parte esencial,
formativa y primera son nuestros sentimientos.
Aquel que no sepa darles una función constitutiva y
explicativa como elemento formador, esencial y ontológicamente constitutivo tanto
en el individuo como en la construcción social se equivoca.
Educa desde la proximidad, explica desde la personificación,
relata desde tu corazón y estarás, siempre más cerca de la verdad que si sigues pensando que la explicación
esencial de todas y cada una de las personas, tiene cabida un viejo Silogismo
Aristotélico o una gran tabla de verdad
de Wittgeinstein.
Me interesan, los disfruto, a los diferentes autores
razonando, explicando, dibujando con conceptos sus ideas, pero lo digo y lo
repito sólo me encuentro en algún lugar cerca de la verdad, cuando la siento y
no cuando la justifico o demuestro.
¿Será que caigo en la trampa de la música?
¿Será que ella me engaña y me lleva a un fin equivocado?
¿Será que lo que ella me da y a donde lleva mis pensamientos
no son más que mentirás?
No sé, no sé, pero cabe el principio en el cual la belleza
sustituye a la verdad, o que ésta es ella.
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