martes, 6 de diciembre de 2016

...de cuando el mercado se fagocitó la música...



Y paulatinamente, los artistas fueron desapareciendo, sustituidos por proyectos monetarios.
Y el músico,  dejó de bajar su cabeza mirando a la guitarra, mientras interpretaba su música que había compuesto y que desencajonaba con cada nota su alma. La interpretación comenzaba y la música tomaba el control.
Ahora, es el interprete quien levanta sus brazos y su sonrisa recantando alguna canción la cual está redactada, compuesta, estudiada, calibrada, comparada y estudiadas sus consecuencia por elementos externos a su persona y cuyo único objetivo no es crear música, ni hacer arte, es sólo y únicamente, vender.
Cierto es que más pronto, más tarde, en todo el mundo, del mal llamado occidental, que incluyen países Europeos, Americanos y quizás dos o tres más en el resto del mundo o más tarde, los músicos se dejaron la coleta y la música iba siempre más allá del acto sonoro del momento. Mensaje desprendido, la bella melodía envolvente, la intencionalidad de la música, la propósito del autor, el arte, la genialidad del músico, el significado de esa música dentro de un contexto, normalmente de cambio.
Pero aquello murió y la música, en su valor y realidad constitutiva, pereció. El mercado estudio la sonrisa de ella que embaucaba a ellos o la postura de aquel que anonadaba a ellas. La música dejó de ser un acto artístico y se convirtió en una manipulación respecto a donde está la belleza, lo bueno y lo que nuestros oídos debían de disfrutar.
+ ¡la culpa es del pueblo que se deja utilizar! ´- me dijo aquella fría mañana.
+ No, trabajamos con la información que nos suministran. Nos malforman desde todo el poder en los medio y realidad, única conocida y formada por los medios de compra y venta de los bienes. El poder, el poder y nomás que el poder.
Aquel tímido cantautor, cantando y sintiendo los deambuleos dulces y ritmos que siente su alma al llegar el Otoño y trasmitiéndonoslo con una bella melodía compuesta con un gran dominio de la guitarra Española, será sustituido por aquel o aquella cantante, con una gran personalidad, dureza de mirada, actos rápidos, violentos en sus sentimientos, con una buena voz, pero que jamás , pero nunca jamás compuso una canción sentándose en la intimidad de su casa frente al arte e interpretando melodías que han surgido en su mente mientras pensaban en aquello que nos saqué el corazón de la normalidad. Además y apuntalando la situación no hay instrumento que toquen, o mejor, que dominen.
Ellos no crean, sólo interpretan lo que le dan que haga. Y los que crean, no lo hacen bajo conceptos artísticos tratando de crear belleza. Ellos, las productoras  y demás, estudian, buscan y seducen con la imagen, a aquellos que  será, mucho más interesante e importante el interprete y la canción pegadiza y simple hecha,   no creada para él. Los estribillos y sectores temporales de voces e instrumentos se repiten. Lo único importante son los rizos de aquel, las ondas de aquella y los asuntos amorosos entre ambos.
La música, como arte creativo que busca alcanzar con el oyente un grado de trasmisión primera y directa, se machaca en un rio de imágenes e impresiones que no son mas que música adulterada, mentiras vestidas de rosa o toros comiendo un  caldo de zanahorias en la mesa con el torero.
Imagen, imagen y la imagen que nos mata y nos devora.
El mercado ataca sin piedad, ni miedo, ni vergüenza. Aprovecha nuestras debilidades y nos las domina.
Y la Estética Nietzscheniana se impone, tal y como vaticinaba, y la razón huye por las cloacas.
Y la música  navegando por el movimiento que Éste propone pierde su nivel de flotabilidad y el propio dinamismo, la atrapa entre los pectorales de aquel o la espalda de aquella.
Siento pena cuando escucho a más de un poeta cantar que todos tiene un pequeño sitio en el corazón de algunos y lo comparo a continuación con aquellos que actualmente triunfan en este mal llamado mundo moderno occidental, que fue cuando lanzamos las bombas atómicas o creamos campos de concentración, cuando ganamos la titulación.
Pero esta hipocresía, por la que tan alto, para mi pequeño entender,  pasamos por alto, no será mi próxima parada.
Camino del trabajo y escribiendo en el, siempre inspirador tren, oigo y escucho música perplejo de las  letras e intentos de algunos, frente a las composiciones de los otros.
El mercado los ha fagocitado, es decir, devorado por éste sin la intención de destrozarla, sino, simplemente transformarla en una parte de su composición para aprovecharla y utilizarla, en este caso para la ganancia de ¿Quién? - ¡Maldita sea!, de los mismos.
Démosle camino al arte, quizás encontremos allí la explicación que siempre perdido tal que razas lejos de su charca, buscamos en la vida.
¡Nietzsche!, ¡de qué me hablas!,¿Dónde encuentro mi razón de actuar?, ¿ pero la hay?, ¿Cómo juzgo la realidad?, ¿la Estética?
¡Dame música, que a través de ella, quiera decirme qué pasa en la  vida y me lo cuenta el individuo desnudando su corazón y no la impresora, desalmada, que sólo nos vale para falsificar dinero!





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