Estoy realmente cansado de escuchar a
aquellos que se les llena la boca con cantos de musas versando sobre
la innegable posibilidad de llevar a cabo, los más altos, sublimes y
puros deseos sobre el funcionamiento social y económico, con los
sentimientos grandes y elevados de la igualdad social subvencionados
por sus partidos, personas e ideas.. ¿Acaso no saben que la
curiosidad de Pandora libró los males en el mundo por los celos de
Zeus ante Prometeo?, y ¿desconocen que todos ellos cayeron sobre
nuestra propia existencia y esencia?. La natura, nunca, pero ¡nunca
jamás!, comete una maldad, el ser humano, constantemente.
Cualquier estructura que tenga un
funcionamiento dependiente de los caprichos, moral y antojos propios
de las personas está condenada a su degradación y fracaso.
Poner ejemplos históricos es
tremendamente peligroso, pues el escrito sería interpretado como
vinculación o tendencia hacia algún movimiento o posibilidad.
Lo único que puede garantizar la
convivencia correcta entre las personas es un gran sistema
absolutamente normativizado.
La educación es realmente importante
para asegurarnos del funcionamiento del sistema, en lo cívico, pero
no para adoctrinar al pueblo en unas esencias morales inviolables.
Esto, me duela o no, es imposible. Las personas somos buenas, pero en
la cuna en la que nos ponen al nacer. Cierto es que en lo humano, a
medida que la vamos olvidando, vamos dejando de ser lo que somos.
Sin Filosofía, Arte e Historia, dentro de poco, poca diferencia
tendremos con las ranas.
Pero sigo. El sistema debe funcionar
sin la decisión partidaria de ninguno. Debe de tener un
funcionamiento automático y propio. En su creación, debemos de
establecer unos limites y después que sea su propio funcionamiento,
quien lo personifique y forme.
Los sistemas comunistas, en los que son
las personas quien toman los poderes, están condenados al fracaso,
pues, somos buenos, pero el dinero y el poder nos corrompe y
trasforma. ¡Cuanta razón tuviste, Rousseau!, sí ¡nacemos buenos!,
¡ahy!, ¡las circunstancias! Y que bien Kafka relatas como nos
convertimos en moscas que solo vamos a la “mierda” que tiene
forma de dinero.
Es el propio mercado el que tiene que
mandar. Son las reglas y funcionamiento de éste las únicas validas
para que haya una mínima moral de funcionamiento.
- ¿Una establecida moral de funcionamiento me dice Usted hablando de un funcionamiento mercantil, del cruel mercado en el capitalismo?
- Sí, Señora, pero déjeme que le puntualice.
Apliquémosle unas reglas de
funcionamiento a esta personificación. Démosle una moral basada en
limites de ganancias - más dinero en movimiento, mínimos de sueldos, máximas posibles
diferencias economicas y laborales, y otros sentimientos, circunstancias y más pensamientos commo estos que
permitan el correcto funcionamiento de la única manera de
desarrollar la correcta unión económica, con el cambio de bienes
-inevitables para la propia existencia colectiva, entre los seres
humanos, con, y que queda muy claro, unos límites que le den moral a
los actos.
No tiene moral, no tiene justicia, es
un acto inhumano el asunto de que, y así y aquí lo digo, que
Ronaldo o Messi, ganen tantos millones y a 50 quilómetros de sus
casas halla gente durmiendo en la calle. Pero sí que es justo que
mi amigo, invierta su tiempo, su dinero y aplique su creatividad y
gane bastante más dinero que yo con Hotelitos, pues en el
funcionamiento social ha sabido actuar.
Hay que sacar la defectibilidad en el
reparto de los elemento pues nuestra corrupción lo hace imposible.
Hay que dejar al mercado funcionar,
pero siempre poniéndole unos grandes limites propios de la moral y
la esencia del ser humano.
Sé de lo peligrosas de estas palabras
por las interpretaciones que se les pueden dar, pero en este escrito
abogo y denuncio tanto las imposiciones tiránicas de aglomeraciones
de poder por la corrupción inherente de nuestra naturaleza, como las
abominables diferencias entre los dineros de unos y de otros en este
sistema.
Busquemos un sistema libre y creativo,
pero démosle unas reglas de funcionamiento correctas, humanas y
justas.
Alberto Barata Aznar.
Articuloshiperbolicos.blogspot.com
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