martes, 27 de junio de 2017

LA EDUCACIÓN Y SU METAMORFOSIS



Entiendo lo que hay y lo que ocurre, sus movimientos y conclusiones. Entiendo perfectamente la evolución propia de lo que es.
Lo que no comprendo es como no se ve lo que debe ser.
Comprendo lo que es, pero también sé lo que debe ser.
En la actualidad, los contertulios, las construcciones justificativas, los fines supuestos, las alusiones territoriales, históricas, doctrinales y demás, construyen un sistema educativo inanimado, complejo, torpe, desigual y conformista.
Dadas las circunstancias entiendo, pero perfectamente, que cada ley educativa, vaya seguida de un decreto anulándola.
Sin duda, estas personas, las que mueven todo el tema desde diferentes ámbitos de poder, son totalmente conscientes de la posibilidad de una educación globalizadora y universalizadora por su utilidad y validez. Pero, no quieren, por intereses o bien lucrativos, de aquella o esta manera – actualmente, el altruismo político no existe – o por un defecto en la madurez propia del sujeto por no saber imponer a su ideología unos resultados claramente satisfactorios.
La creación de un sistema para la educación conjunta de los individuos, futuros formadores de su sociedad y, por pertenencia, del mundo, es un asunto, y créanselo, fácil, si hay una mínima colaboración.
No hay elemento constitutivo que no pudiese ser fijado hasta concertar una solución satisfactoria para todas las partes en el sentido de una futura generación actuante en la susodicha futura sociedad.
Es el icono de la actual situación generalizada y la solución es casi imposible.
O bien se hace una metamorfosis de estos elementos operantes o no hay sistema que corrija o obligue, según estos intereses, a la acción.
La mosca miraría sorprendida donde está un verdadera cambio esencial.
Tendríamos que elevar a lo alto del máximo escalón del sistema social, principios que solo funcionan y se dan en cortas momentos y en situaciones particulares y discretas.
Movimientos del busca del bien como fin no existen a esos niveles. Los intereses particulares o partidistas, soplan ese bien y siguen camino.
El movimiento propio, es decir actuación propia hacia los alumnos, en función de actitud y resultados académicos, no debe de ser nunca, un aspecto en el cual no pudiera hacer algún acuerdo satisfactorio para todas las partes. El contenido propio de la educación, actuando con una mínima lógica y futurización en función de las condiciones mínimas, que ha de tener, un futuro buen ciudadano.
El requisito metamórfico, sería que los sujetos que pretenden alcanzar esas muy posibles situaciones, quieran llegar a ello.
Alguna cuestión constitutiva de ejercer el poder, actuará, imagino, sobre los que lo sustentan y les impide ver con claridad lo necesario e importante – ciegos están si se creen que ellos y sus familias, se librarán de sus acciones interesadas.
El sopor de las ideologías institucionalizadas apesta.
No se busca la formación propia del individuo de un buen futuro ciudadano, bajo unos elementos comunes mínimos.
La mezcla de intereses da como resultado un sistema educativo inoperante dada la máxima importancia del asunto.

¡que se nos pasa en el horno la pasta del pastel del futuro!

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