LA PEQUEÑEZ DE LO QUE CREIAMOS LARGO.
Y se lo repetí en varias ocasiones,
pero no me quiso oír y decidió aguantar la carga de la infinitud y
eternidad de algo que ni lo era ni lo tenia.
Me arte de repetirle de la finitud y
la pequeñez de su vida, pero el seguía empeñado en hacer
transcendentales e importantes sus decisiones y actos.
Estaba dispuesto a arrepentirse de sus
actos como si estos tuvieran más actividad o más pena que unos
meses en la vida suya que en la plenitud del todo, no es nada, pero
totalmente nada.
El tiempo del arrepentimiento, las
quejas y el dolor es demasiado pequeño e inútil.
No hay juez ni cárcel para tan pocos
años, nadie te pedirá razones de tus actos y carnet para entrar en
el cuadro de la eternidad y mis buenos actos.
La vida es demasiado corta para
preocuparte de ella.
El placer, tuyo y de los que te rodean
debe de ser el único objetivo constituido de tus actos.
Cual otra meta se pierde en la mentira
de la eternidad.
No hay tiempo de arrepentirte.
La muerte será el fin, hagas lo que
hagas, y tus actos así como los de todos los que te rodean, serán
fagocitados, antes o después, por el tiempo, cruel, impiedoso.
Preocupado sobre la linea de escora de
sus actos, que si hacia el bien o el mal, preocupado como si el resto
de la vida de la humanidad dependiese de aquella pequeña elección.
No – le decía, y me cansaba de hacerlo-, no hay más elemento para
usar, debatir, situar en todo este asunto, que tu persona. Hagamos un
comportamiento cívico, pero no busques ni intentes nada más pues
aquellas conclusiones, no llegaran mas que allá donde alcance la
punta de tu nariz.
Quítate el peso de la responsabilidad
y acepta el reto de vivir.
La vida es corta y no trascendental,
no tiene una forma definida, no es eterna y no tiene ningún fin ni
objetivo. Es actualidad, inminencia, Voluntad.
En el Arte, la contemplación y la
compañía y compasión, son tres elementos formativos, sin más
objetivo que la realización de lo que somos, sin ninguna intención
de ir más allá ni conseguir ningún otro objetivo que mi
satisfacción única y puntual.
Y aquellos que huimos en busca de la
tranquilidad en aquellas formas espirituales o eidéticas, que pronto
sentimos la angustia de la nada.
La manera de tratar a la vida, es tal
y como ella.
Nuestra existencia, no es un regalo,
es una realidad acústica mal afinada.
Y entonces me encontré caminando solo
entre desconocidos y sintiendo que mis decisiones eran minúsculas y
solo concernientes a is persona. Una cosa es el ser y otra el deber
ser. No me obliguen, diciéndome lo que soy, un hombree en mi caso,
y lo que debo hacer. Mi vida es demasiado corta para sufrir con
objetivos y totalidades que se escapan de las capacidades.
Hundir nuestra necesidad en la
existencia de fuerzas superiores, no será, como dijo aquel, en acto
de cobardía y de no aceptación de lo que somos y lo que hacemos.
Tienes dos opciones: O ser un feliz
ignorante que jamás se haya hecho una pregunta sobre su existencia o
motivo de ella, o ser el inquieto intelectual que si que le ha dado
vueltas al problema y se ha visto atropellado, atado, sujeto, por
entre las dudas y actos irresolubles que encadenan todas estas dudas.
En la ignorancia está la felicidad y
sino, en el olvido.
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