miércoles, 1 de mayo de 2019

LA PEQUEÑEZ DE LO CREÍAMOS LARGO





LA PEQUEÑEZ DE LO QUE CREIAMOS LARGO.


Y se lo repetí en varias ocasiones, pero no me quiso oír y decidió aguantar la carga de la infinitud y eternidad de algo que ni lo era ni lo tenia.
Me arte de repetirle de la finitud y la pequeñez de su vida, pero el seguía empeñado en hacer transcendentales e importantes sus decisiones y actos.
Estaba dispuesto a arrepentirse de sus actos como si estos tuvieran más actividad o más pena que unos meses en la vida suya que en la plenitud del todo, no es nada, pero totalmente nada.
El tiempo del arrepentimiento, las quejas y el dolor es demasiado pequeño e inútil.
No hay juez ni cárcel para tan pocos años, nadie te pedirá razones de tus actos y carnet para entrar en el cuadro de la eternidad y mis buenos actos.
La vida es demasiado corta para preocuparte de ella.
El placer, tuyo y de los que te rodean debe de ser el único objetivo constituido de tus actos.
Cual otra meta se pierde en la mentira de la eternidad.
No hay tiempo de arrepentirte.
La muerte será el fin, hagas lo que hagas, y tus actos así como los de todos los que te rodean, serán fagocitados, antes o después, por el tiempo, cruel, impiedoso.
Preocupado sobre la linea de escora de sus actos, que si hacia el bien o el mal, preocupado como si el resto de la vida de la humanidad dependiese de aquella pequeña elección. No – le decía, y me cansaba de hacerlo-, no hay más elemento para usar, debatir, situar en todo este asunto, que tu persona. Hagamos un comportamiento cívico, pero no busques ni intentes nada más pues aquellas conclusiones, no llegaran mas que allá donde alcance la punta de tu nariz.
Quítate el peso de la responsabilidad y acepta el reto de vivir.
La vida es corta y no trascendental, no tiene una forma definida, no es eterna y no tiene ningún fin ni objetivo. Es actualidad, inminencia, Voluntad.
En el Arte, la contemplación y la compañía y compasión, son tres elementos formativos, sin más objetivo que la realización de lo que somos, sin ninguna intención de ir más allá ni conseguir ningún otro objetivo que mi satisfacción única y puntual.
Y aquellos que huimos en busca de la tranquilidad en aquellas formas espirituales o eidéticas, que pronto sentimos la angustia de la nada.
La manera de tratar a la vida, es tal y como ella.
Nuestra existencia, no es un regalo, es una realidad acústica mal afinada.
Y entonces me encontré caminando solo entre desconocidos y sintiendo que mis decisiones eran minúsculas y solo concernientes a is persona. Una cosa es el ser y otra el deber ser. No me obliguen, diciéndome lo que soy, un hombree en mi caso, y lo que debo hacer. Mi vida es demasiado corta para sufrir con objetivos y totalidades que se escapan de las capacidades.
Hundir nuestra necesidad en la existencia de fuerzas superiores, no será, como dijo aquel, en acto de cobardía y de no aceptación de lo que somos y lo que hacemos.
Tienes dos opciones: O ser un feliz ignorante que jamás se haya hecho una pregunta sobre su existencia o motivo de ella, o ser el inquieto intelectual que si que le ha dado vueltas al problema y se ha visto atropellado, atado, sujeto, por entre las dudas y actos irresolubles que encadenan todas estas dudas.
En la ignorancia está la felicidad y sino, en el olvido.

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