-¡Quiero
ser libre! Dejando el corazón en mi casa.
-¿Qué
me quieres decir?
-Contarte
que no puede ser que mi idea, visión y concepción del mundo esté
totalmente y absolutamente ligada al color con el que alumbre el la
luz de mi alma.
El
camarero, amigo y de confianza, comenzó a murmurar a su máquina
de café que ya volvía Andrés con sus andanzas. Andanzas que
siempre escuchaba estando detrás de su delantal pues intuía que
allí se tomaba una dulce infusión.
-Pero
Andrés, claro, la vida no es agua en un tubo de laboratorio, sino
un rio cabalgando y descendiendo por el barranco de “El águila
muerta”. De ahí que el cambio también sentimental es constante.
-Vale,
vale, Antonio -sonriendo y acercándose ligeramente a su amigo-
pero pongas donde pongas el barco, necesitas un acto de
voluntarismo, de dominio sentimental para imponerte a tu alma al
actuar.
Ahora
Antonio se alejó, también ligeramente.
-¿Y
al control sobre tus impulsos naturales o inclinaciones personales
le llamas libertad?
-Si.
-Y,
entonces ¿Caes dentro de la objetividad y necesidad de los hechos?
-También.
-Andrés
pienso igual que tu que hay que huir de la presión de los
sentimientos. Pero tengo dudas en cuanto a la sumisión a la razón.
La prisión de la lógica, la necesidad de la ciencia y la
desesperanza de los mecanicismos, no sé hasta que punto potencian
mi libre albedrío.
-Antonio,
no es una sumisión a una verdad que no existe, que no es. No hay
nada completo, infracturable, una unidad sin fisuras es decir una
verdad absoluta. Sólo la hay en aquellos sistemas artificiales y
creados por el ser humano, tal como la lógica, que es un sistema
coherente consigo mismo pero que no dice ninguna Verdad por encima
de su constitución.
-Pero
¿De qué hablamos entonces?
-Yo
te hablo de la voluntad capaz de dominar la loca estética del
corazón, los juguetones sentimientos del alma o los inevitables
pequeños traumas que la vida deja en cada uno de nosotros .
-Andrés,
complicado es lo que dices y pretendes.
-Si,
claramente. Este asunto no es un hecho puntual, es un acto
repetitivo hasta llegar a la tranquilidad. Por supuesto que tenemos
una base fisiológica y genética, pero somos ya, seres totalmente
sociales, con lo que así pues la educación es un elemento
fundamental en el control, entendida como usos y costumbres
que aumenta tui capacidad decisoria por encima de mis impulsos, en
varias circunstancia.
El
barman les miraba por encima del hombro, se giró y les dijo
-Tras
dos semanas después del verano, mi hijo, vence el uso y costumbre
adquirido en el verano y cambiándolos comienza a levantarse con
facilidad y normalidad para ir al colegio, ¿No, Andrés?, le dijo
sonriendo.
-Magnifico,
magnifico, le afirmó entre sonrisas.
Y
entre estas risas ultimas del café, volvieron, todos y cada uno, a
su trabajo.
Era
invierno ya anochecía a media tarde. El sol descendía lentamente
por la pared en el edificio de enfrente de la editorial.
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