Hay que hacer filosofía en su medida, es decir, no quedarte en ejercicios de especulación trascendental con conceptos teóricos,
principios y axiomas ni tratando de asuntos inaplicables e indemostrables vistos
desde la angustia del orden irracional y sus repercusiones vitales..
Por esto, y para no, habrá que cabalgar en términos objetivos
y racionales pero en cuanto a que nos tengan efectos personales.
Es decir utilizando el raciocinio genérico y objetivo
como modo pero partiendo de la ineludible individualidad humana. La relativa,
particular, minúscula, defectuosa individualidad frente a la perfección genérica
y objetiva del raciocinio.
Es un hecho totalmente seguro que las relaciones humanas
pueden ir a mejor en su propia naturaleza colectiva. La mejoría será individual
con cada uno y genérica de todos.
El problema surge sólo en por qué no lo creemos o lo
vemos y por qué no lo aplicamos.
No pienso y me cuesta aceptar que está conclusión sea de
muy poco interés. La mejora propia es constituyente de nuestra especie, es el egoísmo
biológico constitutivo que conduce así el efecto evolutivo a través de la
supervivencia.
Esto pasa porque nos encontramos con una muy mala construcción
como personas en el ámbito social. La sociedad actual es una construcción
artificial y como tal hay que tratarla. Huyamos entonces hacia una filosofía aplicable.
Hagamos filosofía, utilicemos la razón, la experiencia
aprendida con su estudio, el trabajo en la comprensión de las diferentes
construcciones y otros ejercicios intelectuales buscando la verdad y soluciones pero y a través de la
forma y utilización de conceptos que sean sentidos y vividos.
Perfectamente podemos llegar a comprender la acción del sujeto sin entrar en razones
necesarias, objetivas y trascendentales ni limitarnos tampoco a secas estadísticas
y mecanismos.
Podemos trabajar con sentimientos compartidos para
explicar acciones conjuntas y aplicar las consecuencias. Deben de ser
estructuras relacionadas, ordenadas coherentes pero esto no nos tiene por qué
llevar a grandes reflexiones que se nos escapan en nuestra inmediatez y contigüidad.
Tiene que tener, la filosofía, una intención constitutiva y aplicativa de
nuestra especie.
Y entonces, bajo estas condiciones, abogo por una filosofía
práctica y asequible a todos. Cogida de la mano izquierda con la razón y en la
derecha su aplicación.
Con la filosofía aprendemos a pensar, a utilizar términos,
a reflexionar, a hacer conjeturas y especulaciones, a estudiar posibilidades y
soluciones pero que nunca se nos olvide
nuestra dimensión humana sujeta al error en cuanto que podemos dejar escapar el
racionamiento correcto, situado y acabado.
Ésta filosofía, sujeta al error de todos, se generaliza y
esconde su verdad en la multitud.
Divulgación filosófica, entendida por la necesaria actúan
de la búsqueda de sentido, significado, acción y utilidad de lo que nos rodea.
No hacer filosofía fría y distante. Somos el único ser
vivo que tenemos la capacidad, como elemento constitutivo de pensar en nosotros
mismos y en ejercicio de libertad buscar la mejoría con la elección.
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