domingo, 22 de enero de 2017

...de la nueva Filosofía...




No hay punto final en ningún razonamiento. Siempre, todos, tienen una continuación, pues las posibilidades de continuidad son, digamos, inagotables. Objeciones, variaciones, conclusiones de continuación, negaciones de recomienzo, perspectivas o ignorancias que no implican la existencia de un nuevo por qué.
A la verdad no podemos darle un contenido estático, estudiable, concreto, observable, un punto en el que paremos el camino y tomemos conclusiones según el contenido al que hayamos llegado.
Nunca llegaremos a un objeto así.
Ahora bien, que no tenga conclusión, no implica que no sea existente como verdad formadora.
La abundancia de vocablos abstractos, atraganta a cualquier comensal en la mesa del pensamiento, así y entonces y suponiendo que mi ejemplo valga para algo, cada vez que enfilo una pequeña reflexión sobre cualquier tema que escapa del mecanicismo físico – que no los hago por qué no puedo, no sé- nunca he llegado a una conclusión estable y final. En ningún tema. Y rápidamente cojo la tangente y pienso si el asunto está en buscar la forma conclusa que debe de tener y no su contenido circunstancial explicativo.
No hablo de una Ética formal Kantiana y quizás estuviera más cerca de la Voluntad propia y vital o de la fenomenología o del movimiento como esencial y ontológico.
Es posible que el fundamento de las relaciones humanas en función de la nueva y dinámica conclusión esencial lleve distintas relaciones humanas ante el abandono de definiciones estáticas, fijas, divisorias, exclusivas, delimitadoras y entrásemos en una visión de unión en el movimiento.
La vida es movimiento, alteración, cambio, hechos incalculables e imprevisibles y los conceptos razonados, demostrados y lógicos, se quedan en los libros de la estantería de mi casa.
Quizás sea posible encontrar unos mecanismos de funcionamiento útiles y no buscar un por qué transcendental de los acontecimientos.
La filosofía me ha dado clases de cómo pensar, me ha hecho disfrutar de las reflexiones, pero lo cual no implica, y siguiendo su propia naturaleza, que las explicaciones omniabarcantes con sentido y contenido, su comprensión, me lleve a convicción de su verdad.
  • !Que fácil es hablar¡, dame un ejemplo – me dijo aquel compañero accidental en el rompeolas cuando pescábamos los dos a la veraz del mar.
  • ¿Quizás observando el particular, intuirlo y razonar nomas que el a posteriori de la intuición como acto conclusión? - en aquel momento, algún pez impaciente comenzó a mordisquear mi cebo y alertado, me perdí en la conversación.


La falta de sentido concluso no le impide su verdad.


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