LA
TECNOLOGÍA DE LA FELICIDAD
I
La
esencia del ser humano no existe, no tenemos fin ni motivo ni
destino.
Somos
una construcción accidental que tiene una operatividad correcta que
puede ser buscada como elemento resolutivo.
Es
la Tecnología de la Felicidad
El
orden total y trascendente no existe, no hay una relación esencial
de cada una de las partes de la totalidad.
Pero
si que existen ordenes puntuales, reales y operativos que actúan
como marco del desarrollo humano correcto.
De
manera aséptica a toda tendencia irracional, siempre es posible
construir un orden resolutivo en cualquier tipo de relación entre
los individuos.
El
moverse en la abstracción sustancial, con todas sus conclusiones,
debe y tiene que ser tomado y comprendido como un acto placentero, no
más, sin ninguna repercusión a nivel funcional, solo operativo en
la educación de las personas.
No
tienes que ser feliz directamente, por haber descubierto tu esencia,
o voy más, la de la humanidad en general.
Pero
y sin embargo, si aplicamos una técnica de disfrute y abstinencia,
si que podemos alcanzar momentos álgidos de felicidad y comodidad.
El
Arte del pensamiento, se queda en la belleza contemplativa o en la
preparación del individuo.
Es
el pensamiento operativo el importante, en el cual, los conceptos
abstractos no actúan. El reparto justo, no implica el supuesto
conocimiento de la justicia como entidad.
No
quiero saber qué soy, sino, cómo ser feliz, que ni es lo mismo, ni
es igual.
Las
discusiones sobre el sistema operativo político para el
funcionamiento social,son dictadas según unos principios partidistas
que actúan sobre todos los elementos relativos a la persona que vive
allí.
Este
grupo de decisiones pretende ser la conclusión de una abstracción
basada en el correcto funcionamiento social. Mentira. No hay ningún
sistema operativo que exista como tal verdad.
El
orden teleologico-esencial no existe, lo que hay, es tras un acuerdo,
debate, dialogo, un orden establecido, concreto, puntual a susodicha
situación.
Es
tecnología de la felicidad.
II
Vivo
bajo techo techo de la Filosofía.
Me
ducho en sus ideas cada mañana que me levante.
Compito
constantemente en la comprensión de sus proposiciones.
¡Me
gusta!, ¡la disfruto!, me forma y me construye, sí.
Pero
no me equivoco cuando me entiendo y veo que la filosofía no tiene
ninguna utilidad para optimizar ningún ejercicio práctico humano.
Es
un camino propio de realización y no un mecanismo globalizante de
Felicidad.
Es
decir, mi búsqueda de las esencias queda, no más, con la
introspección de la única y exclusiva existencia abstracta, que es
mi propia consciencia. Todos los demás intentos de generalización
en modo de abstracciones no son funcionales, sino más bien, ansias
de totalidad.
Mas
que me pese, me arrastro por un amplio materialismo, empirismo y
funcionalidad en las concreciones de los actos a nivel social.
La
operatividad, sea cual fuera sujeta bajo unos principios básicos –
me conformo con igualdad, fraternidad y libertad- no tiene más base
existencial que el movimiento optimo del conjunto social.
Por
inducción llegares a los principios primeros de funcionamiento y su
posterior construcción correcta.
Es
una inutilidad funcional, debatir, sobre cual es el lugar al que debe
de ir la humanidad.
Discusiones,
malformaciones, abstracciones, principios, valores,
irreconcializaciones, irresolubles. Estos son algunos de los
Adjetivos y Sustantivos que en el camino aparecerían.
La
formación del sistema debe de partir sin prejuicios constructivos.
Las
únicas condiciones serian la libertad, la fraternidad e igualdad.
La
forma resultante, de este movimiento, sin fin pero con condiciones,
será incalculable.
La
sociedad actual debido a estas - supuestamente bien deducidas ideas
formadoras- encasilla y estanca la libertad y movimiento del sujeto.
Esas
supuestas verdades concluidas, encadenan los movimientos propios de
los sujetos en su capacidad de exponer sus opiniones.
Los
caminos ya están elegidos, las elecciones ya están determinadas.
-
¡Mis ganas de ver a los actuales dirigentes de todos los países con
la perspectiva de solucionar el problema absolutamente
circunstanciado y definido y no de insertar el asunto en un
movimiento abstracto que complica o imposibilita su resolución! - me
dijo aquel, en el café, tras beberse la última cerveza de la tarde.
III
No
medimos más que una forma minúscula de la importancia de este dato.
Es
un hecho absolutamente necesario e indispensable para atisbar
cualquier camino de continuidad.
Cuando
hablamos de ella, aludimos a su importancia operacional y otras
cuestiones mínimas en el desarrollo social. Los dolorosamente
poderosos, dan Barroquismo a todos los acontecimientos educativos
pero, tal es su importancia, que nunca hacen suficientes medidas
propulsoras.
Se
gastan folios y folios en discursos que no hacen más que despeinar
la melena del león.
La
educación no es un elemento decorativo o funcional, la educación es
la esencia de la existencia de cualquier sistema.
Nuestra
ignorancia, nos arrastra, siguiendo a los que vociferan, por el
ejercicio deductivo en el que buscan supuestos estados de felicidad,
que no existen. Los sistemas deductivos que acaban en sistemas
ideales, son abstracciones que no tienen ninguna aplicación real.
Lo
que sí que existe es la correcta actuación en el momento oportuno,
y éste es el camino de la educación, es decir, nos tiene que dar a
todo individuo la capacidad para decidir, teniendo y manejando datos
objetivos, el futuro cercano.
Hagamos
una acción inductiva y retrocedamos, de lo actual a sus principios
formadores.
Y,
la educación es el único mecanismo para la convivencia de los
grupos sociales.
La
capacidad de autodecisión de los sujetos proporcionada por el
conocimiento de los hechos es el único camino de la correcta
solución.
Debe
de decidir el ciudadano o individuo preparado y educado, y no
aquellas personas que ahora saben y quieren y nos llevan, por nuestra
carcomida ignorancia, allá a donde consideran, ellos, necesario
No
hay plan, ni adjetivo, ni destino, lo que hay son unos individuos
preparados para ir andando el camino, vaya donde fuese.
IV
Patéticos
me parecen, todos aquellos intentos de definir La Felicidad como un
hecho objetivo, esencial, estático.
¡Todos
hemos tenido un momento de felicidad!
¡todos
nos hemos bañado por un momento en el rio de La Felicidad!
Pero,
no para, es un delirio de emociones que no tiene ningún momento de
estaticidad que se pueda dibujar, delimitar, concluir.
¿De
qué nos vale saber el recorrido del rio hasta allá donde nos
llegaran nuestros, siempre limitados, ojos, si nuestro barco se rompe
en el rugir de los improvistos de las siempre injustas aguas del rio
de la vida?
De
nada.
Sólo
cuenta en el estado estético de La Felicidad, el barco con el que
navegues, independientemente de allá a donde lleva el rio que jamás
llegaras a su final.
Es
decir, el orden esencial y metafísico como elemento de búsqueda de
las realidades operativas propias de nuestro actuar, es inútil.
La
felicidad, siquiera en su práctica, tiene ningún aspecto igual en
todos aquellos que disfrutan de ella. Movimiento y más movimiento.
La
manera resolutoria del asunto será un orden correcto constructivo.
Orden,
siempre orden, que es el mejor de los instrumento para llegar a una
siempre ansiada pero nunca conseguida, justicia total.
En
la puesta en practica de cualquier orden se produce el encontronazo
entre el individuo y la totalidad.
Y
aquí aterriza el problema máximo, pues ¿tendré que renunciar a
parte de mi libertad por el bien del conjunto?
- Sí, hombre – tengamos un comportamiento cívico.
- No compañero, te hablo de una formalización de los problemas en los cuales el individuo desaparezca y vengan y entren, las variables constructivas. Es decir, es la resolución de los problemas entre países, comunidades e individuos olvidándonos, en todo momento, de aquellos sujetos que son representados por aquellas variables y actuamos con ellos como si tuviesen entidad propia y no mojama cargada de historia que siempre deja olores y aromas en las manos.
- ¿Eres consciente del mal que trae la prioridad máxima de los ordenes?
- Sí, sí – le contestó algo irritado a sabiendas de las verdad de sus palabras – pero me da lo mismo, me la juego y te lo digo, mis ganas que hubiera un orden constitutivo a nivel mundial que limitara mi libertad pero que diera más estabilidad para realización propia e individual.
- En España ya tenemos unas leyes que se encargan de eso ¿No?
- No, te hablo del desapego a todo estado estético, moral y propio a la hora de construir cualquier nueva circunstancia.
- Es decir ¿cambiar la dirección de la flecha constructiva, tratando de olvidarnos de aquello que, supuestamente, somos concluyendo con lo que debemos hacer y comenzar a construir, sistemas estables, independientemente del contenido de las variables que lo ocupen?
- Sí, eso barrunto, amic.
V
Parécese
que no, pero son elementos posibles de cambiar sin cambio esencial
del sistema operativo.
Las
estructuras continuarían funcionando, pero que nuestra calidad de
vida sería mejor.
¿Cómo?,
fácil y directamente, con la prohibición de cualquier tipo de
publicidad de masas.
Primero:
la publicidad de masas implica poder decisorio y manipulador del
funcionamiento correcto y limpio del mercado. La publicidad deforma
hacia ilusiones ficticias,- elementos configuradores de una supuesta
felicidad - el funcionamiento y discurrir de las totalidades. El
dinero, en su abundancia y particularización , pasa a ser el
elemento evolutivo social.
Si
se redujera la publicidad sólo al lugar allá donde el individuo
fuera a buscarla, es decir, voluntariamente, voy a leerla, verla,
tocarla a oírla. La decisión seria más justa y correcta. Sería la
calidad del producto la causa de definición.
Podríamos
ir, digamos, al supermercado y sin más allá de poco tiempo de
acudir allí, podrías conocer y saber, los productos, alimentos o
cualquier elemento, si era bueno y, sobretodo, te convenciese. La
publicidad de masas, los massmedia, no tienen una naturaleza
necesaria en el funcionamiento del mercado.
Igualdad
en las posibilidades de publicidad, igualdad de elección, más
selección, más calidad.
Segundo:
El sujeto, el individuo, el ciudadano, vive, vivimos, vivo,
bombardeados con una suprema repetición de información que desvía
nuestro ritmo operativo. Es decir, siempre tenemos un exceso
informativo en cualquier tipo de operación social, que desvía
nuestra atención y configura nuestro tiempo. Oír un programa de
radio, viene con un ritmo configurado por un numero de bloques
publicitarios, la televisión dificulta la concentración en
cualesquier programa por los bloques publicitarios, cualquier viaje
por la ciudad esta cargado, en 20 minutos, al menos,de doscientos
mensajes publicitarios. Al recibirlos, has descifrar, entenderlos,
situarlos, calibrar, asumir y otras operaciones automáticas. Sólo y
digamos esas operaciones, pues hay más, que tu cabeza o la mía
realiza obligadamente, por haber visto es botella de refresco al
pasar, multiplicado por muchas cientos de oportunidades, produce
estrés o fatiga mental.
Si
que hay elementos razonados, concluyentes, acabados que, salen de los
principios propio del sistema en su búsqueda resolutiva, pero actúan
en función de lo que hay y de lo que, en estos momentos, somos.
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