Y
tuvieron que pasar más de 2000 años de pensamiento dentro de la
unidad mal concebida que se llama filosofía, para que la realidad de
los conceptos entonces llamados abstractos, ocupara un espacio, lugar
y en un momento dado.
Y
esto ocurrió con la filosofía del lenguaje del siglo XX en el cual,
encontraron el significado y lugar de conceptos que había sido
debatidos a rango teórico y especulativo hasta entonces.
La
bondad se encontraba en la relación de los hablantes y encontraba su
figura en el lenguaje propio de estos.
La
realidad, reflejada, existente en el lenguaje, supera al individuo y
deja de ser una entidad provocada directamente por la persona.
Moore,
Apel, Ayer, Wittgenstein y otros y estos, le dieron una vida propia e
independiente al lenguaje.
Si
aceptamos estas cuestiones, la comprensión y planteamiento de la
cosmología humana se desmorona sin piedad, pues la acción del
protagonismo constructor de la realidad primera, escapa del
egocentrismo formador humano.
El
lenguaje es una estructura suprahumana, que como entidad propia, ha
crecido en el constante aumento de la comunicación e interacción de
las individualidades.
Qué
pesadilla tan amarga resultaría para Platón bajar a recoger sus
ideas supremas entre las míseras palabras cotideáneas.
No
una realidad interior la que ha configurado un lenguaje y éste nos
vale para la operativilidad externa., sino que las primeras
relaciones humanas construyen unas estructuras relacionales propias y
partiendo de la construcciones que las configuran, éstas
estructuras realizadas, puestas en acción y evolucionando a
posteriori, configuran nuestra formación Moral y Ética, es decir,
los elementos fundamentales del tipo de unión humana.
Es
el proceso a la inversa.
Es
el lugar concreto y real, donde estudiarnos como entidades propias,
pudiendo ser sometido a elementos experimentales, hipotéticos y
conclusos.
Las
consecuencias positivistas a la hora del estudio y planteamiento de
los hechos son grandes.
Si
no aceptamos unas estancias religiosas o formadoras esenciales
espirituales, no hay ningún hecho material que imponga la concepción
que tenemos de los hechos realizados, de su corrección social. Estos
elementos que dirigen la acción y comportamiento, no son más que
expresiones lingüísticas modificadas según una serie de
circunstancias.
No
hay más realidad que la cual estamos hablando.
Lo
que existe es aquello que hablamos.
El
estudio no estriba en el contenido, absolutamente contenido en una
circunstancias históricas precisas y concretas, sino la forma y
estructuras que le dan su expresión lingüística.
Las personas perdemos control sobre aquello que pensábamos que era sólo nuestro, que se dimensionaba en nosotros, que nacía y crecía bajo la tutela y acción consciente y responsable de nuestro pensamiento, para quedar, nuestra figura, reducida ante la acción de unos actos lingüísticos, que nuestra mente realiza sin nuestra ninguna aceptación consciente del asunto.
Las personas perdemos control sobre aquello que pensábamos que era sólo nuestro, que se dimensionaba en nosotros, que nacía y crecía bajo la tutela y acción consciente y responsable de nuestro pensamiento, para quedar, nuestra figura, reducida ante la acción de unos actos lingüísticos, que nuestra mente realiza sin nuestra ninguna aceptación consciente del asunto.
El
transcendentalismo muere en su esterilidad y la inmediatez material
del lenguaje se impone.
El
aceptar aquí la reflexión sobre aquellos principios formadores en
la actitud social y grupal del ser humano, abre, sin duda, una salida
muy diferente y distante a todas las anteriores.
Articuloshiperbolicos.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario