jueves, 16 de abril de 2020

El suicidio de la filosofía

(ahora no, pues estoy confinado en casa. De normal, tengo mucho trabajo. Si pongo publicidad y tuviera algún ingreso podría dejar alguna alguna actividad y tener más tiempo para escribir. Por el estilo de mis escritos, ¿creéis que los desvirtualizaría?, ¿que dejarían de tener el espíritu que trato de mantener?, ¿os resultaría molesto?. Decidme algo, por favor)


El suicidio de la Filosofía.

Con sus largas coberturas de tela de tele blanca, andaba cojeando y encorvada por el camino de los conocimientos hacia el lugar del acuerdo, reunión y realización de la felicidad humana. Pero su cansancio y desesperación eran ya máximas, pues pensaba que ya jamás llegaría allí. La llamaron Filosofía y nació en las entrañas de las dudas y la existencia del conocimiento abstracto. Se creyó con la posibilidad y las fuerzas de explicar y comprender todo lo referente a las personas. Conservo su ilusión hasta que una Play Station la arrinconó en el último cuarto en el que ya se había fundido la luz.
El materialismo nos aleja totalmente del pensamiento filosófico o reflexivo.
Estoy rodeado de demasiada gente que está a años luz del un pensamiento reflexivo y genérico que no salga más allá de los cubatas tomados, de los comensales de la paella o de las amigas a la fiesta.
Que basura, sonrisas de pato en fotos falsas.
La filosofía sabía que apenas le quedaban dos tres curvas más. Sabía que el espíritu reflexivo quedaba ya en muy poca gente. Estaba enfermo y abandonado. No es que no lo siguiesen o eligieran su no utilización conscientemente, es que es un juego, que entre risas e inocencia, como si fuera su la última travesura, te dicen que no saben nada de esos pensamientos y autores y lo sitúan en la mas absoluta normalidad, entre risas, por la pregunta tan graciosa.
La Filosofía se muere y con ella el espíritu del ser humano.
Veo a la gente actuar en la vida y no veo ni un solo acto que no vaya mas allá de la inmediatez siempre y necesariamente relacionado con lo material.
Y la filosofía lo sabia.
No quería molestar con su muerte y desaparición `pero sabia que ya no tenia cabida ni lugar.
El cianuro descansaba en la mesita de noche.
La Filosofía venia de las clases de la tarde en el instituto y de la lejanía de un amor abandonado.
Sabía que nadie la había mirado a los ojos.
Que nadie había dejado de mirar el mundo como una inmediatez material y anímica.
El ser humano había dejado de tener camino de realización, ya no se buscaba la esencia de nuestra existencia, solo contaba la diversión y disfrute, falso, pasajero, débil y enfermizo.
Inclino la botellita dorada de cianuro que tenía inscrito, en Latín, “para los que mueren por la verdad”

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