Los fantasmas en el error y la
vergüenza.
Y
me costaba tanto comprender y me perdía más pues no sabía esto era
un defecto o una ventaja.
Y
pensaba si no era más que un literato barato que encontraba el
placer en la desilusión y amargura o mis pensamientos eran ciertos y
me movía cómodamente en el dolor de la verdad. Y decidí dejar de
callarme y equivocarme ante todos y gritar mis pensamientos y errar
públicamente. No hay mayor amargura que vivir entre los rincones de
los pensamientos atados entre las circunferencias de tu cerebro. ¿y
que más me da equivocarme si no creo en la verdad de ninguno?, ¿y
que miedo voy a tener de hablar cuando pensaba en la validez de los
otros pensamientos?, y ¿donde está la vergüenza cuanto te sientes
rodeado de silencios o oídos sordos? Y ¿de qué conjunto social me
podía sentir distinto o diferente?, de ninguno, pues no lo había.
Me sentía rodeado de individuos igual de equivocados que yo. No
encontraba dos que pensaran los mismo dentro de una empatía o
entelequia conjunta. El miedo murió, pues no había fantasmas que
pudieran aparecer, todo eran ya ideas muertas. No había ninguna
posibilidad de resucitar la ilusión por crear, por nacer. La apatía
y el aburrimiento se me apoderaba..vergüenza ante qué, ¿ante la
nada?, que miedo voy a tener a hablar ¿a que me critiquen los
mudos?, ¿a que juzguen mis cuadros los ciegos?. El viaje en el
autobús era un disfrute cuando los veía subir uno tras otro y me
preguntaba por cada cual y cada uno de todos aquellos. Mis ojos no
brillaban, no resplandecían pero los de ningún otro pasajero
tampoco, entonces, ¿por qué no abrirlos y tratar de ver lo que
había, ¿tratar de mirar a los compañeros del autobús y los
paisajes, las calles, las gasolineras, las tiendas,las plazas hasta
llegar a mi parada, creyéndome que es la que va a mi casa?. La
vergüenza, el miedo, error deben de morir como única posibilidad de
salir de la horrible e infértil uniformidad y aburrimiento.
¡Filósofos, Literatos, artistas!, no tengáis miedo al error e huid
de lo mundano y repetitivo. Todo lo que no sea igual ya es bueno. La
creación, es decir la diferencia, es arte y debería ser el único
listón para juzgar y decidir sobre la validez de la vida.
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