La temática está olvidada cuando tiene una realidad
innegable.
Quizás por su significado y consecuencias ha sido
olvidada.
Hasta el término para referir a esto, está cargado de prejuicios,
significados y vinculaciones que encarcelan su utilización.
Y se le llama espíritu y se vincula con la Religión, y si
se llama alma se ordena frente a un movimiento místico y órfico y cuando se
habla de anhelo vital se mezcla con el romanticismo.
Hagamos ciencia de un hecho ineludible e innegable. Este hecho
es el que decide.
No es el consciente, subconsciente o inconsciente. Estos elementos,
tres niveles psicológicos producen tanto la comprensión, descripción o
sentimiento impulsivo, pero ninguno de los tres toma la decisión. Ésta se toma
en un nivel, indefectiblemente más alto.
Aquella persona que cruce las brasas ardientes del carbón quemándose
la planta de los pies, actúan por decisión y dejan inactivos tanto a nuestro
consciente como inconsciente y se impone la voluntad del espíritu.
Me mareo y pierdo hablando de él, pero pienso que hay un
elemento trascendente, decisivo y definitorio que nos hace actuar en este
mundo circundante.
No hay configuración eléctrica que nos haga tomar
decisiones vitales.
No sé su ubicación pero mi pensamiento me lleva
indefectiblemente a construir la idea del espíritu formador nuestro.
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