Aquel que me siga hablando de un mal menor, es que tiene un grado de miopía máximo y esos que me comentan de breves susurros ambientales, sufren entonces un episodio de sordera preocupante.
Me encuentro en demasiadas ocasiones con la dificultad para hacer la digestión del montón de irracionalidades, chapucerías, malfunciones, incompetencias y demás, que nos rodean y para mi mal, que son vistas como corregibles pero dentro de un desarrollo normal.
Las formalidades y estructuras heredadas que impiden la actuación, las soluciones alejadas de cualquier realidad y aplicación invaden la sociedad en la que vivimos las personas. Tratemos de curar y tratar con misericordia a aquellos que violen la convivencia social, pero no empeñemos toda ella para tratarlos con dulzura.
Soy un hombre espiritual y trascendental en mis pensamientos, pero soy totalmente consciente de las dificultades que acusa nuestra realidad en la supuesta y mala defensa de los derechos, fundamentalmente de la mayoría. Si quieres dar sentido ontológico, metafísico o espiritual, lee o haz filosofía o profesa una religión. Ahora bien, si lo que buscas es arreglar el mundo, no hagas demagogia, y como único sentido busca la funcionalidad y utilidad vistas del hecho en particular para el bien general.
El sentido, es una expresión abstracta, inexistente, teórica. Hay que buscar, estudiar, construir la solución pero tras imponer un tipo de funcionabilidad acabada a esta realidad. Que no griten grandes imposibilidades sino que susurren pequeños detalles correctores, en cuya suma estará la solución. Y es esto, que se sientan aludidos aquellos que no busquen soluciones, sino perpetuar su poder corrompiendo el voto con falsa y vacía demagogia. El dialogo es de sordos o la correspondencia de ciegos. Las charlas constructivas son una utopía y los combates verbales son guerras buscadas y pensadas por la gloria, nomás, de la victoria. El mundo público está dirigido por personas que creen saber y sólo están instalados en un sistema falso e inútil en la búsqueda de soluciones reales, aplicables y con una función correcta. El egocentrismo o grupocentrismo se extrema y las acciones constructivas desde el altruismo propio del beneficio colectivo, desaparecen en su falta de nacimiento. Grave es también que aquellos que denuncian este funcionamiento como inllevable, inviable, infecundo y más son tomados como movimientos propios de soñadores empedernidos. Hablar, entender, arreglar los asuntos desde una practicidad absoluta. La demagogia totalitarias en el sentido, son una perdición. ! Que enfermen los degenerados y putrefactos especuladores y que se abran de brazos los positivos y necesarios ingenieros sociales, con justicia, igualdad, movimiento y soluciones ¡
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