sábado, 8 de junio de 2013

FILOSOFÍA DE UN PRINCIPIANTE




            Ooohhh¡ -se preguntaba aquel, ¿Dónde está el tono de hacer filosofía?, ¿Dónde se me esconde su contenido?, ¿a qué punto quisieron llegar?, ¿Dónde se sube al tren?
            Me enriquece, me forma, me da sentido, me construye, me encuentro sentido en ella.
            ¿Gnoseología?, ¿Nuestra capacidad de conocer o ver cuál es el camino? Mirad, lentamente y despacito os digo lo que pienso y deduzco. Estamos total y absolutamente agarrados a nuestro sistema anímico en el momento de conocer y deducir información que vaya más allá de las puras reglas de inferencia, es decir la lógica. Ciencia Universal, como nos contó ese tan grande, y apliquemos lógica a todas las ciencias y artes ¡tendremos conocimientos!, nos decía y con esto se instala mi problema y me dice que mi convicción, aproximación y acercamiento a esta conclusión está íntimamente viciada por mis propios estados mentales.
            ¿Ontología?, ¿qué son los seres?, ¿qué es un ser?, ¿qué es el ser que es?, ¿qué es las cosas que son? Mareado en mi interés y curiosidad acabo tras estudiar y leer asuntos relacionados con la metafísica más dura, perplejo de la volatilidad de estos asuntos por la pura satisfacción no más de su correcta deducción o tratamiento. Llevemos más allá de su trono a Aristóteles y concluyamos su metafísica aplicando, en la medida que se pueda, a la construcción de este mundo actual. La comprensión insípida, es un sinsentido. El estudio, del ser en cuanto que es, me seduce, cuando me lleva a mirar la realidad con las gafas graduadas que corrigen nuestra miopía natal.
            ¿Sociología?, sí ¡mucha!, pero hagamos, como también insistió aquel, ciencia. Independientemente de su naturaleza sólo nos vale estudiar su fin y con experiencias con datos, guiemos hacia la construcción de una sociedad justa. Me seduce más estudiar el modo de relación contextual para el que estamos preparados, que nuestra necesaria esencia social. Nuestra esencia nos puede llevar a los fines, pero es quizás demasiada grande la intención que se tiene y nos perdemos en abstracciones sin aplicación.
            ¿Lógica?, sí, la necesito, pero aplicada y vista en su lugar. Jamás os atreváis a criticar cualquier opinión por la falta de estructura lógica en el argumento. Apliquémosla, sin cuidado, allá donde alla cualquier asunto inanimado. Afortunadamente, el ser humano, se mueve por dos o tres pisos por encima de ella.
            ¿Metafísica?, sí, estudiémosla, tratémosla,  trabajémosla, pero con una solo intención. Preparar nuestra mente. Acostumbrarla a tratar términos abstractos en otros campos por aplicación. No me busquéis ningún otro elemento a la metafísica y dejarme disfrutar leyendo textos y tratados de esta temática sin el más objetivo, de por sí, que dar placer y preparar nuestra mente.
            ¿Ética?, ¡dadme un papel y lápiz y os escribiré las normas propias para el comportamiento pacífico y justo entre los individuos y no me deis más principios ni motivos!, cualquier ética que tenga otras influencias es equívoca. La ética debe de ser la ciencia de la convivencia humana, independientemente de las justificaciones que les busquemos.
            ¿Estética?, ¿que nos produce la belleza?, ¿Cuáles son la conexión que mantiene con la realidad que le circunda?, ¿Cuáles son sus elementos? Y otras cuestiones así que realizan en su correcta realización, un conocimiento de investigación máximo.
            Así pues aquí se quedan escritos todos estos comentarios sin reflexionar, sin repasar, sin esquematizar, sin usar coherencia e incoherencias. Todo esto son escusas ante la falta de exactitud y flexibilidad de esta temática, que se puede superar con una acción, para concebirla, plenamente consciente  trabajada, pero y que, se hunde en su propia perdición, en el desorden de su naturaleza, si sólo es nuestro pensamiento que se libera en determinadas cuestiones.
            Ego et absolvo –me dijo el del bar cuando se lo dije, y verdaderamente, con su absolución dormí mejor.

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