miércoles, 4 de septiembre de 2013

CIENCIA, PROGRESO, FILOSOFÍA Y RELIGIÓN



              

            La ciencia ha tenido una gran progresión y cambio a todos los niveles a lo largo de la historia. Desde Tales de Mileto en el siglo VII adc, hasta digamos y sólo digamos Einstein en el ya siglo XX.
Hablo de las primeras diferencias comprensivas, pues, no estoy hablando de la tecnología, la cual cambia y evoluciona, muchísimo más rápido, cada diez años, incluso menos. La tecnología es una perfección de lo que ya hay, es un cambio cuantitativo y no cualitativo. El ejemplo más claro y más a mano son los teléfonos móviles que fijaos lo que había no hace más de cinco años y lo que ahora se comercializa y su crecimiento consiste en, y dejadme que lo diga así, empequeñecer, físicamente, lo ya existente.
            Vengo a referirme de la manera de hacer ciencia, entendida como la búsqueda de una explicación al mundo que nos rodea, al mundo físico más en concreto.
            Esta definición usual, comprensible, mundana que todos utilizamos y  que acabo de escribir, siquiera ella totalmente correcta bajo lo que se estudia con nombre en la actualidad y dista bastante más de la que se hacía muchos siglos atrás.
            No siempre hacer ciencia ha sido lo que hoy entendemos como tal y hoy hay conocimientos que se introducen en la bolsa de la ciencia y están mucho más cerca de la filosofía al ser especulaciones casi de conceptos y situaciones metafísicas.
            Hace ya mucho tiempo, en los albores del siglo VII adc y allá por el oriente próximo, las personas, metidas en una plena actividad económica y de cruces de culturas, comenzaran a buscar una explicación a su  mundo circundante sin que fueran los Dioses quien se la diera, sino ellos mismos en su potencialidad como personas y utilizando su razón. Y así comenzaron a observar el mundo que les rodeaba.
            Todas las personas y animales, estamos compuestos, más o menos de un 70% de agua, la tierra, su superficie, está formada en dos terceras partes de agua y hielo, nieve y lluvia hay y se produce por todos los sitios. Es directo, si miramos a nuestro alrededor buscarle su implicación y colocarla según su importancia.
            Así y cómo ejemplo, válgame Tales de Mileto.
Un hecho que se observa, es que la forma líquida impera sobre cualquier otro elemento, en la forma biológica, en los ríos y mares. Agua hay por todos los sitios y si no es agua, es un compuesto que tiene parte de ella. Así pues los primeros científicos, como tales de Mileto, pensaba observando su mundo circundante y utilizando su razón, que el principio fundamental  y  formador del cosmos (Arje) era el agua y sus diferentes situaciones daban lugar a todo lo existente. Pensaron que la vida estaba compuesta por el principio del agua y además ¡llovía!, el agua cubría y envolvía la tierra y además flotaba cual isla en ella.
            Es una deducción bastante probable y posible, dados los conocimientos y datos que se tenía entonces. Ellos no se consideraban científicos. Pensaban, reflexionaban y hacían filosofía.
            El cambio en las concepciones siempre va acompañado de una variación y evolución histórica.
            Por los vaivenes de ésta, los pensadores, comenzaron a preguntarse sobre términos tales como la justicia, belleza y otros, producto de la mayor unión  y  prácticas sociales, políticas y humanísticas. Se llegó, como no, a un nivel más alto de abstracción sino, díganme ustedes que forma, lugar y cuánto pesa el termino justicia. Se hablaba de algo que no vemos, que no toca, pero sí existe.
            El  resultado de este movimiento fue crear una explicación del mundo fuera de éste.
            Y entonces, apareció el Filósofo (en la edad media no se aludía a él por su nombre, era simplemente “el Filósofo”), Aristóteles y escribió un libro de física que se diferenciaba, por fin, de la ontología, es decir el estudio del ser de las cosas en forma genérica. Quería saber acerca del mundo circundante, cuál era su funcionamiento, por qué era así,. Por qué, cuándo y cómo algo subía o bajaba. Se  bajó de aquel mundo lejano y difuso donde habían colocado la explicación de aquello que no tiene forma , ni peso, ni medida y se habían llevado a aquello que sí lo tenía. Afirmó que estas propiedades innatas estaban en el mismo objeto. Una piedra llevaba, en si y por esencia, el movimiento de caer.
            Continuó hablando de fuerzas esenciales, sustanciales,. Metafísica, pero ya no huía de nuestro mundo circundante. Hablaba, de otra manera, de energía propia del objeto que le llevaba a  ponerse en  movimiento y en ésta  nueva situación esencial, allí se mantenía. Dio, lo bien llamado, explicación causal suficiente, pues consiguió describir cómo funcionaba el mundo (estuviese o no equivocado). Poco tenía que ver con el futuro, pero es el primer científico que estudia directamente el mundo que le rodea dándole una explicación física y, con más importancia  el movimiento propio de los objetos.
            Si algo ha traído y ha supuesto la realización de estudios y teorías ha sido, sin duda, el movimiento. Sus razones, sus causas y sus formas. Si golpeamos una piedra  ésta se mueve y para cuando llega al suelo. Aristóteles, entonces pensó que el movimiento era un estado del cuerpo. Podía estar en movimiento o reposo y no calibraba ninguna otra relación.
            Así, como totalidad de situación y sin variabilidad llegaremos hasta Galileo, el cual haciendo experimentos y dejando caer objetos sobre planos vio que no era una cualidad total y esencial de los objetos, sino que se trataba de unas fuerzas físicas a la que estaban sometidos. Las cuales se podían estudiar, deducir y definir.
            Antes, por ejemplo, pensaban que los objetos caían según  fuera su peso, es decir, por razones propias formativas, cuanto mayor fuera , mayor era la velocidad, dentro de su cualidad cualitativa formativa que era la de caer. Era su esencia la que actuaba y ninguna otra fuerza más. Esto es algo absolutamente normal. Si no haces un experimento como el que realizó Galileo, los sentidos te engañan y te producen rápidamente esta conclusión. Pero no esta gran científico inserto en un momento histórico absolutamente dominado a todos los niveles, político, científico, social y demás por la Iglesia (y más en la Europa continental) tuvo que emigrar, esconderse y aceptar bajo pena su error comenzó la nueva experimentación.
            Puso dos objetos, bolas de plomo, de diferentes pesos, en un plano inclinado, en una bajadita y comprobó que la llegada al final era la misma, es más que la velocidad con la que aceleraban también. Este era uno de los primeros experimentos que después serían el modo de acción de las futuras generaciones. Con lo cual, puso en duda toda la física clásica.
                        Primero, discutía el modelo del movimiento Aristotélico y segundo, con sus observaciones con el nuevo artilugio que construyo, pequeño telescopio, al montar lentes y con el que pudo observar el movimiento de los astros, se atrevió a negar a las escrituras y afirmando que la tierra no era centro propio de la creación, del sistema solar, entonces como totalidad conocida.
            Era tanta la influencia que la iglesia tenía, que un Párroco protestante Polaco, Nicolás Copérnico, apenas unas decenas de año menos que Galileo, construyó una forma de explicar el movimiento de los planetas mucho más perfecta y acabada que la ya utilizada, la de Ptomoleo (Siglo II). La de  éste estaba llena de cálculos geométricos correctores imperfectos para justificar el geocentrismo. Copérnico, lo explico todo de una manera más sencilla situando al sol, heliocentrismo, en el centro sistema solar, lo que era una gran herejía. Cuenta la historia, que Copérnico, presa del miedo a la inquisición murió, sim publicar con su libro, De revulitione orbitum caeliste, entre las manos, sin publicar, su hogar.
            Galileo, fue, sin duda, la revolución personificada en la entrada del pensamiento moderno que después se extendería a otros ámbitos del pensamiento. Cierto es que el caldo de cultivo allí estaba pues coetáneo fue de él el considerado el primer Filosofo del modernismo, es decir Rene Descartes.
            Galileo utilizó la razón para hacer ciencia, al igual que Aristóteles, pero éste, además tocó el mundo que le rodeaba.. Descartes también fue el primero que trató de explicar la funcionalidad del pensamiento humano y un sistema de conocer partiendo de nuestra razón y capacidad de describir la verdad con ella. Fueron el principio de la superación de un mundo que estaba totalmente sometido a las escrituras, Platón y Aristóteles.
            Descartes partió de su pensamiento y trato de comprender como veíamos el mundo exterior y que posibilidades, teníamos y cómo podríamos conocerlo- Hasta él, nadie se preguntó en cuanto a nuestro conocimiento de la realidad que nos rodeaba.
            Pero, seamos justos y digamos que  la superación de los conocimientos anteriores, es inherente en cualquier campo de estudio,  y cualquier momento de él. La evolución siempre se construye sobre un estado anterior. Ahora bien, ir hacia adelante, es ya otra cuestión.
            Cierto es que los Griegos clásicos no realizaban experimentos, deducían de observaciones, pero ya huyeron de los mitos, Dioses Antropomórficos, para explicar el mundo y sin este paso Galileo no hubiese actuado así. Verdad es que Newton fue uno de los mayores científicos de la historia pues realizó unas leyes universales en diferentes campos que tenían una totalidad en su aplicación.
            El conocimiento humano y más la física es totalmente progresivo.
            Es bastante discutible que la Filosofía o el pensamiento humanístico vaya a más. Se acepta y se puede hacer, que pensamientos realizados hace miles de años estén más de acorde con nuestra esencia humana. Se dice que sí o se afirma que no. No es un conocimiento empírico, es el arte del acuerdo.
            Pero la física siempre da explicaciones verídicas con lo observado y aumenta nuestra capacidad de cálculo sobre éste.
            Cosa que no ocurre con la Filosofía.
            A saber hasta donde habrá llegado el conocimiento  del mundo que nos  rodea, de su funcionamiento y demás y a saber, también, si en filosofía, estaremos, otra vez, dentro de tres mil años educando a nuestros hijos con las notas que tomó Platón en las clases de Sócrates.

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