Mareado y confundido dejo el
periódico, apago la radio o quito mi vista de la televisión.
No, no soy yo el que me
equivoco.
Son ellos los que lo están
haciendo mal.
Porque mi potencia vocal es
limitada, si no, mis risas cada vez que me encuentro con la prensa y
me detengo e intento leer con interés alguna noticia de actualidad,
referente normalmente los debates públicos de muchas cuestiones en
general, se oirían en toda la ciudad.
Me niego a admitir que es un
mundo a parte y funciona tal y como nos lo pintan y yo, desde la
lejanía y la extrañeza no llegaré a comprender. Óiganme,
traidores, que la vida la practicamos todos.
No hablo de otras posturas
políticas, abogo por un cambio de talante. Pido por un cambio
esencial en el desarrollo. El sitio de llegada es secundario si el
camino es llevado correctamente.
Un tanto por ciento
elevadísimo de aquellas personas que tienen ya sea en el campo que
sea una gran audición, falsean el momento dando el color que ellos
quieren que veamos y nunca pero nunca jamás el que ellos ven.
Lo sintamos o no, lo sientas o
no, vamos a darles al publico, lectores, oyentes, lo que ellos
quieren oír, independientemente de las cualidades o verdades que
este mensaje y formas contenga.
Y esto no es sólo una verdad,
si no que se estudia y se practica para que así sea.
¿Qué se creen Ustedes que se
estudia en los grandes cursillos de ventas y demás?
Como manejar al comprador,
como llevarle allá donde tú quieres a fin de conseguir el objetivo.
Se estudia y trabaja con éxito
y validez.
¡Grande, eres grande cuando
así lo haces!
La manipulación es un hecho
extendido y practicado.
La gente no ve ni se da cuenta
que esta acción es un elemento primeramente calificativo de aquel
mundo en el que nos movemos y vivimos.
Se toma y se practica como una
normalidad absolutamente admisible, comprensible y útil. ¿Donde se
coge la baja de esta normalidad?, dicídmelo.
La mentira, disfrazada de
buenas intenciones impera.
Tenemos la costumbre de
calificar las opiniones como ésta, de un radicalismo fuera de lugar
y de uso. No se consideran como producto de la reflexión ni se las
piensa como abrigo de alguna solución.
No somos malos por naturaleza,
pero si que la tenemos corrupta y degradante. Es difícil, muy
difícil no venderte, olvidarte y confundirte, teniendo la mala
acción sólo al abrir la puerta de casa.
No nos escapamos del engaño
del dinero y del poder.
Huyamos de la ética
imperante, no tengamos miedo a la diferencia. Atrevámonos a darle
los adjetivos correspondientes a las cosas.
Odio y detesto la expresión
“tiene que ser así”, cuando alude a un cambio importante.
No pido ni promulgo una
imposibilidad.
No construyo un sistema
económico o social, pero abogo firmemente por una variación radical
en las relaciones de las personas, en la actitud y talante del
individuo hacia los demás.
Un cambio al nivel educativo
de los individuos.
Hasta que no veamos que todo
radica en un cambio de actitud hacia el mundo circundante y la manera
y forma de los objetivos a realizar, el sistema, modo, partido o
política, seguirán malfuncionando como ahora mismo.
Y ¿cómo vender? En esta
milonga que nos forma, trabajaré al supuesto comprador, dale lo que
quiere, construye las frases así, dale este orden a los comentarios,
ganate su confianza, hazle ver tu profesionalidad, ves elegante,
utiliza adjetivos descriptivos y calificadores, sonrie y etc, ¿por
qué?, porqué el producto es secundario y el asunto primario es el
vendedor, el o ella. Esto es un hecho que refleja tremendamente la
falta de sinceridad existente.
El objeto y asunto pasa a ser
un segundo lugar.
¿Es producto de nuestra
ignorancia e incapacidad propia de cada uno o de la acción sumamente
interesada del vendedor?, ¿compramos aquel trasto que no queríamos
por qué la vendedora nos pudo o votamos a aquel partido por las
expresiones tan correctas que daba aquel político?
¡oh!, ¡Sacadfme de la
mentira de las formas y llevadme a la inocencia del contenido!
La realidad se convierte en un
mundo constituido y formado por los intereses.
La belleza, fealdad, bondad o
maldad, depende del poder, única y exclusivamente.
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